Hasta ahora, no más de 40 personas que son ministros, viceministros, vicepresidentes y otras muy pocas figuras más, han tenido la responsabilidad de decirnos: Quiénes deben conducirnos en los estados, por quiénes debemos votar en cualquiera elección, qué hacer y cómo hacer las cosas. Estas no más de 40 personas no han dejado un huequito para que otras voces dejen sentirse. Así, las banderas o consignas fundamentales de la revolución, por falta de ese huequito por donde debería filtrarse una voz, lucen descoloridas y parece evidente que se ha torcido la ruta.
Hemos ganado elecciones pero hemos perdido substancia. El proceso, si observamos la larga lista de iniciativas de alto significado o contenido político con orientación socialista vienen vaciándose y sobre ellas, emerge una situación muy confusa que no tiene una aproximación con los documentos que supuestamente nos identifican programáticamente. Los documentos fundamentales sirven de propaganda para tranquilizarnos y adormecernos.
Tómese cualquier documento de contenido político promovido bajo una intensa campaña de difusión y de discusión y compare lo escrito y plasmado como consigna o bandera con la realidad. Encontrará total disonancia entre lo promovido o sugerido en estos documentos y lo que hay en la realidad.
No ha sido posible que la participación protagónica se haya podido concretar en un simple, sencillo y elemental acto democrático de elegir los candidatos y candidatas que compiten por cargos de representación. Ese simple, sencillo y elemental acto nos ha sido conculcado y como efecto de esta distorsión de una línea clave del proceso, queda un vació que es cubierto por una propaganda que nos hace creer que existe una fuerza popular políticamente habilitada. El PSUV está en deuda con la propuesta de convertirnos en sujetos. Nos mantienen como objetos que debemos y tenemos que aceptar las decisiones que nos imponen más o menos 40n camaradas, que además de tener varias responsabilidades en el gobierno, son lo que toman e imponen cómo deben ser las cosas hasta en un municipio.
Ejercemos luego el derecho de votar casi con la misma pauta y razón que lo hace un opositor. Votamos porque es peor perder unas elecciones y no porque cada victoria se toma un impulso para un salto cualitativo. Se vota porque somos antimud. Nuestra capacidad de obedecer la imposición es muy parecida a lo que acontece en el mundo de la oposición: Votan contra Chavismo, pero no porque la oposición le ofrezca una propuesta, sino por el antichavismo.
Ya tenemos más de diez años intentando que el Estado Capitalista muera y nazca el otro. Sabemos que esto no es a corto tiempo, pero ese Estado capitalista está hoy tan fuerte como ayer y lo único que hemos podido hacerle ahora, después de un golpe suave y una guerra económica, es plantearle una ley de precios justos, que muy poco aportaría en ese proceso de enterrar ese Estado para darle oportunidad al otro.
En estas condiciones, el próximo congreso debe verse como una nueva oportunidad entre las pocas que van quedando. Desde mi perspectiva, desearía que de este Congreso salga la posibilidad de un partido, cuyos miembros no sean todo o casi todos sacados del gobierno. Necesitamos que en este congreso se dé un debate a fondo sobre el socialismo que hemos propuesto y los mecanismos o lineamientos definidos para realizar la transición de un modelo al otro. Necesitamos derrumbar a través de un profundo debate, la tremenda confusión que se ha dado entre estatismo capitalista y socialismo del siglo XXI. Necesitamos derrumbar la confusión que vienen produciéndose con el llamado nuevo modelo productivo y en el cual; las EPS vienen convirtiéndose en oficinas públicas o dependencias públicas que fracasan y dejan grandes pasivos al Estado.
Necesitamos revisar y a fondo esto de comuna o nada y enterrar eso de taquilla única con este Fundacomunal que es un saco de vicios y malas prácticas. Necesitamos de un partido que definitivamente promueve la revolución dentro del proceso.
@ClaudioElcuaco
