La oposición venezolana abandonó hace mucho rato todo interés en transitar los caminos de la democracia. Ha sido todo un teatro de pésima factura lo que optó por montar en la estrategia de esperar mejores vientos que pudieran ayudarle a dar al traste con el gobierno de Chávez.
Para sus lamentaciones ninguno de sus actos, por más audaces y feroces que pudieron haber sido, como el golpe de estado de abril/02, el sabotaje terrorista y petrolero de diciembre/02 y enero/03, la toma militar de la Plaza Altamira por oficiales de muy alto rango llamando a la sublevación por varios meses, la colocación de bombas en embajadas, en el Fuerte Tiuna, en la Casa Militar, el ingreso de paramilitares colombianos para generar el mayor caos y asesinar al Presidente Chávez, los actos de violencia generalizados de finales del 2003 a los que calificaron como “guarimbas” y para resumir, el vil y cobarde asesinato del Fiscal Danilo Anderson, los ha llevado a trastocar y menos aún a desviar el rumbo democrático que el país se trazó en las elecciones de diciembre de 1.998 con el triunfo del Comandante Presidente Hugo Chávez.
Más allá de haber mellado con tan bárbaras acciones este proceso democrático pacífico que nos dimos con el voto los venezolanos y que ha sido ratificado en nueve ocasiones consecutivas, igualmente mediante el sufragio libre, el mismo cada día avanza más sólido cosechando éxitos y logros jamás imaginados en tan corto lapso, como son, a título de ejemplo, el haber alfabetizado a un millón y medio de venezolanos en año y medio, el haber establecido en todo el país una red de consultores médicos de la Misión Barrio Adentro que supera los veinte mil, así como decenas de laboratorios clínicos, de consultorios odontológicos, de clínicas populares, de una red mercal que ya supera los 17 mil puntos de venta en todo el país, garantizando con ello la seguridad alimentaria para todos los venezolanos, casi un millón de venezolanos incrementarán la matrícula universitaria del país en los próximos tres meses, veinte mil jóvenes ya iniciaron los estudios de medicina preventiva en nuestro país, además de que cerca de dos mil se encuentra estudiando en Cuba la misma carrera. Sería interminable un intento por cubrir todos los logros alcanzados hasta ahora por la revolución.
Ya cercano el día 4 de diciembre señalado para que se realice el décimo evento electoral de esta era chavista con miras a renovar el Parlamento, han resuelto sumarse al llamado a la abstención propugnado por la Organización Súmate los partidos AD y COPEI. Faltan por examinar su postura Primero Justicia y el MAS, los que, en absoluto dudamos que adoptarán la misma estrategia, pues al igual que los primeros, no han hecho si no apostar de manera persistente a la desestabilización y a la caída del gobierno, sin importarles si para ello hubiese sido necesario asesinar a Chávez. Su vanguardia mediática lo atestigua todos los minutos del día, de manera que no nos llamemos a engaño y entendamos que esta nueva escalada de enfrentar el poder desconociendo la legalidad de sus instituciones como lo es el CNE, no es otra cosa que un claro intento para provocar desasosiego y con ello la mayor violencia de manera de intentar otra Carmonada.
Hay muchos billetes verdes por la calle comprando conciencias y organizando grupos de choque y vanguardias que impulsarán desde algunos templos del país, quizás aquellos ubicados en torno a las urbanizaciones del este, acciones de protestas y cánticos que pudieran causar conmoción y angustia al mayor, pero sin mayores repercusiones.
En una primera fase intentarán sabotear las mesas electorales y atropellarán sin miramientos a quienes vayamos a votar. Generarán vandalismo con la quema de cauchos, el cierre de autopistas y calles para con ello crear la matriz de opinión de que el pueblo no está de acuerdo con las elecciones parlamentarias y que por tanto la llamada “sociedad civil” las rechaza, desconociéndoles sus efectos legales respectivos.
Los días transcurren muy rápido, de manera que ante esta nueva y sucia jugada de la oposición hay que ser implacables en defensa de la institucionalidad de la democracia. Aquellos que hayan decidido abstenerse, no harán hecho otra cosa que hacer uso de un derecho constitucional que no los obliga a votar, debiéndose entender en términos muy claros que más allá de eso su primera obligación constitucional será respetar el evento electoral en todas sus fases y quien no lo haga, tendrá que responder por sus actos en las instancias jurisdiccionales que correspondan. El CNE contará los votos de quienes sí sufraguemos y en base a este escrutinio, sabremos quienes será los venezolanos que ocuparán las diputaciones al Parlamento venezolano.
Debemos estar preparados todos los venezolanos que creemos en la democracia. Ante cualquier intento que haga la oposición por perturbar a una de sus más altas y sabias expresiones, como son las elecciones, debemos enfrentarla con la mayor decisión y coraje
No puede haber impunidad si la agresión y la torpeza se apodera de la oposición y pretende con ello impedir que los venezolanos renovemos el Poder Legislativo en paz y en el marco de la Constitución y leyes de la República.