Hace algunos años escribí una columna titulada: "Caracazo antichavista" que, aunque no llegó al fondo del asunto, hoy se hace visible con toda la táctica y estrategia de los enemigos del pueblo y la revolución.
Solo basta caracterizar que una de nuestras grandes debilidades políticas ha sido permitir la presencia de infiltrados en dirección administrativa u operativa de los organismos del estado, así como en cargos de elección popular, de esta situación deriva "el llueve y escampa" que muchas veces genera duda sobre el carácter revolucionario del proceso ya que los operadores políticos infiltrados hacen todo su esfuerzo por curar el moribundo sistema representativo con toda su carga de antivalores y corrupción.
Mientras nosotros caemos en el dilema generado por la propuesta del compañero Presidente, Nicolás Maduro sobre separar el Consejo Patriótico de los partidos del GPP, las bandas mercenarias del imperio continúan "creando" condiciones objetivas y subjetivas para derrocar el gobierno.
En revolución no hay término medio; ¿somos chicha o limonada? Con esta oposición carente de proyecto y seriedad no hay posibilidades de llegar a ninguna parte; su doble discurso ademas de inmoral es apátrida.
Comparto plenamente la preocupación del compañero Rafael Uzcátegui sobre la falta de claridad de la propuesta hecha por el compañero Presidente con relación al Consejo Patriótico de los partidos, esta instancia debería trascender mas bien, hacia la Dirección Colectiva del Proceso en todas las instancias.
Reivindico, nuestro sagrado derecho a equivocarnos mediante el ejercicio del pensamiento critico.
Comparto las palabras de la escritora Marta Harnecker sobre el problema de los gobierno de izquierda en América: "Todo el que ayuda a ganar elecciones, es porque aspira ayudar a gobernar".
Las medidas para enfrentar la guerra económica debería ser tarea de todos, El Consejo de Estado junto al pueblo y la fuerza armada dando la batalla sin tregua desde el barrio, sino nos jodemos todos.