¿Y cuando el chavismo se abstenga?

Hay quienes proponen que ahora se haga otra elección pero donde nosotros
los chavistas nos abstengamos y acuda únicamente la oposición a votar; que
luego de ambos resultados se tome la media para definir un ganador. ¿Qué
tal? Esto lo que quiere decir es que lo más fácil del mundo es rehuir la
batalla para luego salir a decir que no hay confianza, que el fraude
estaba planificado, que el secreto del voto estaba vulnerado.

Ya sin partidos buscaron refugiarse en los templos, pero lo que natura no
da Dios no lo facilita. ¿Aquella gente sin sentido de patria qué puede
pedirle a Dios? ¿Qué plegarias pueden salir de sus labios lacayunos? ¿Qué
puede auténticamente pedir al Señor ese rebaño confundido por conceptos
totalmente opuestos a cuanto pregonaba nuestro Libertador Simón Bolívar?
De los templos se fueron a ver televisión, ¡vaya Dios qué lucha! De los
templos se fueron al Sambil, a echarse unas copas, a dormir y a esperar
una condena del portavoz de la Casa Blanca. Algunos tomaron la hostia y la
escupieron en el portamonedas, al tiempo que le pedían a Dios que la
ilegitimidad consumiera y calcinase a Venezuela. Sor María Corina Machado
hacía lo propio recibiendo el dulce incienso de la quemazón que anhela
para su patria.

Pero todo lo que sucedió el domingo 4-D se resume en una sola cosa: en el
concepto de aquella Venezuela incapaz de producir, incapaz de organizarse,
acomplejada, sin imaginación ni iniciativa propia para hacerse respetar en
el mundo. Aquella Venezuela vejada por cualquier país del hemisferio,
frustrada en grado máximo por su incompetencia, por su falta de amor
propio, hecha a imagen y semejanza de esa oposición que tiró la toalla a
dos días, a punto de definirse la batalla electoral del 4-D.

Esa oposición de la Venezuela de hoy y que nos gobernó 40 años, ha sido de
siempre floja, fatua, periquera, amanerada, llorona y cómoda. Nunca dio la
cara ante las dificultades sociales, políticas o humanas, y por ello ahora
enclenque y pataruca decide retirarse de la contienda electoral pidiendo a
grito que nos aplaste la misma bota que hoy asesina a los iraquíes.

Esa es la oposición que pretende asumir la dirección del gobierno, del
estado venezolano, en perpetuas marchas y contramarchas, patulerecas y
escándalos artificiales. Sobreviven del mimo que les dispensa Washington,
de la silicona mediática. Gente es falsa, débil, vacua, adulterada.

El mundo sabía que iban a esgrimir lo de la abstención por cuanto que esa
es una característica típica de estas elecciones y sobre todo en torneos
que no van por una definición presidencial. Destrozados por su miopía, una
y mil veces derrotados, convencidos de que jamás volverán a gobernarnos,
ya no les quedaba otra cosa que tirar sus banderas y coger banco, y
esperar por la llegada de los marines.

Falta algo todavía por verse: el día que el chavismo se abstenga. El día
que los yanquis aquí pretendan imponernos a un Julio Borges o a un Manuel
Rosales con un CNE controlado por SUMATE: entonces ese día sí se conocerá
lo que es una verdadera abstención. Entonces se medirán las fuerzas no
sólo de Venezuela sino del continente entero. Entonces ya no se tratarán
de votos en unas urnas sino de cantos de metralla y batallas en los
campos, en las calles, en las plazas. El día que chavismo se abstenga…

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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