Crucial se presenta para la oposición venezolana el año que se avecina en términos de estrategias políticas. Primero porque se encuentra en un gran estado de indefensión después del boicot utilizado como táctica para conseguir la desestabilización política. Mucho se ha hablado ya de los mecanismo utilizados por la oposición en el ejercicio de lo político y sobre todo en términos electorales; los juegos han ido desde la descalificación del árbitro, las múltiples
exigencias al ente rector electoral como condición para la participación, la aceptación por parte de éste de casi todas sus exigencias, el retiro por cuenta gotas de las agrupaciones partidistas de menor importancia en el escenario político y finalmente el retiro en vivo y en directo del principal grupo de posición: AD y detrás de ella, la segunda fuerza: Primero Justicia, que más que fuerza real lo que detenta es un liderazgo artificial, mantenido o apoyado desde los medios de comunicación con la idea de promocionar una fuerza joven, “sin pasado histórico” (elemento este último falso puesto que uno de sus principales representante: Capriles Radonsky, ya había pertenecido al extinto Congreso como representante de la democracia cristiana) y por último el retiro de ese zombi de la política nacional llamado COPEI, sin fuelle y con una imagen mustia por las tantas derrotas sufridas, recurrieron al chantaje de retirarse con el objetivo de deslegitimar los resultados que se dieran a partir de la continuación
de la contienda. La estrategia sin duda hirió, no en la medida en que quisieron pero cumplió el objetivo de mostrar los resultados como una imagen monocroma y sin pluralidad del espacio hasta hora privilegiado para tomar las principales decisiones del país, es decir, la Asamblea Nacional.
El costo para esta oposición cuya único objetivo ha sido el de sacar a Chavez del poder, ha sido alto. En primer lugar porque, ante la opinión pública su imagen de la posición en su conjunta se presenta desdibujada producto de las innumerables inconsistencias para lograr la unidad de propósitos con miras a desalojar al presidente del poder; en la mayoría de los casos los recursos de lo que han echado mano para lograr sus objetivos han sido criminales como el sabotaje petrolero; autodestructivos en lo que se refiere a la destrucción de espacios públicos o urbanizaciones donde viven con el método de la guarimba; acciones terroristas como la voladura de oleoductos, etc, formas que desde el punto de vista de la táctica ¡gran fracasado y rotundamente! El último episodio: el rechazo a participar en el proceso electoral los colocas al borde de la legalidad, porque los obliga a muchos de ellos a tener que recoger firmas otra vez para asegurar su status jurídico como agrupaciones políticas. En segundo lugar porque la estrategia que se jugo para desestabilizar es el último capitulo en esta secuencia ya larga de errores políticos, es decir, la negativa de participar en los comicios, no sólo produjo descontento y frustración entre la militancia de las respectivas organizaciones políticas, sino también porque marca la continuación de la lucha interna dentro de la oposición por hacerse con la conducción del liderazgo político lo cual veremos acentuarse en los próximos meses con vista a las elecciones presidenciales del 2006.
Si observamos con detenimiento veremos que AD en este momento ha tomado la delantera forzando al resto de los partidos políticos a abandonar la participación en los comicios, lo cual revitaliza una imagen que se mostraba ajada y decadente, descuadernada frente al avance chavista y capitalizando así, la acción desestabilizadora. Por su parte Primero Justicia se declaró impotente para mantener la opción de participación en la campaña por las parlamentarias y escuchamos por boca de su presidente “que se vio obligado a retirarse de la contienda electoral debido a presiones de orden interno y externo”. Tales declaraciones no han servido sino para presentarlos como una opción indecisa inmadura, cobarde para resistir a presiones en un momento determinado, lo cual servirá para restarle fuerza a un partido que se quería convertir en la vanguardia de el oposicionismo en Venezuela.
Por su parte AD -que como ya se ha dicho- se disputaba con Primero Justicia el liderazgo esgrimirá probablemente una postura aún más radical, y tratando de imponer una agenda política que pase por el cambio de la directiva del Consejo Nacional Electoral favorable a la introducción de cambios sustanciales como la exigencia de la retirada de las máquinas que permiten la automatización del voto la no utilización de la máquinas capta huellas, el retiro definitivo de la
utilización de los cuadernos electrónicos, etc. En el caso del fracaso de estas negociaciones entonces comenzara el formato de las movilizaciones, la implementación de campañas de desprestigio internacional, la búsqueda de apoyo de organismo internacionales como la Social Democracia, la Unión Europea, la OEA, grupos de amigos de Venezuela etc, además de capitalizar el financiamiento que viene de USA a través de la NED y otros organismo financiadores de la desestabilización, creando finalmente un clima lo suficientemente enrarecido y cargado de suspicacia para, ¡otra vez!, negarse a
participar en los comicios presidenciales y deslegitimar así, las elecciones presidenciales. Al resto de la posición léase: Primero Justicia, COPEI, MAS, Proyecto Venezuela y los otros grupúsculos que componen el mapa político de Venezuela les tocará -si se logra oscurecerse o no suficiente el panorama político-, seguir o rechazar esta nueva agenda de desestabilización.
Creemos que la estrategia correcta del gobierno para desmontar este nuevo formato conspirativo no debe se otra que el camino del acercamiento a los grupos menos radicales y dispuesto a dialogar con el gobierno. La escogencia de una nueva directiva electoral salida de las propuestas que ya se habían echo y aceptado antes de descarrilar las negociaciones dentro de la Asamblea Nacional alimentada con nuevos nombres si es necesario puede ser el mecanismo para forjar nuevas alianzas y métodos de consenso con los grupos de oposición menos radicales que quieran transitar el camino democrático en esta nueva coyuntura política.
Otro elemento que ayudara a consolidar al gobierno con miras a la profundización de la democracia debe ser: el inicio de una nueva forma de ejercicio político que tenga que ver con una vinculación vigorosa de esta nueva Asamblea Nacional con la población, en una política de integración más transparente, y eficaz; de integración real entre los dirigidos y sus dirigentes, con vista al diseño de políticas públicas que cumplan el propósito de implementar la justicia social . Bajarse del sitial privilegiado de presentante de un determinado grupo político y escuchar las voces diversas que conformar el espacio social
atendiendo eficazmente las demandas sentidas de la colectividad, sin sectarismo, con humildad, tal debe ser la nueva forma de ejercicio político en los tiempos de revolución.