Jugarreta los llevó al suicidio colectivo

La derrota de la oposición venezolana el domingo pasado no ha sido sorpresa para nadie, ni siquiera para algunos de sus dirigentes, la mayoría del nivel medio y muchos adeptos que recibieron muy molestos la orden de retirarse de la contienda electoral, debido a que ya avizoraban que de haberse mantenidos en la misma, perderían muchas diputaciones, sin duda, pero apuntalaban sus esperanzas de que con las pocas que lograran conservar en el Parlamento, al menos 25 curules para los más optimistas, era posible reorganizarla sobre nuevas y racionales estrategias con miras a ir sacándola del foso y ponerla de nuevo en posición de retadora respetable del chavismo y, por qué no decirlo, de mucho cuidado...!

Tal posibilidad ha quedado descartada y a su vez ha determinado que todo ocurra de otra manera. De nuevo su elite conductora, impulsada por la falsa convicción de que el país todo gira en su entorno se lanzó al vacío, impartió la orden de retirada para que la marea roja ocupara todos los espacios del Parlamento y por esa vía, acatando instrucciones de Washington, iniciar desde ya una intensa campaña dirigida a intentar deslegitimar el remozado Poder Legislativo en manos absolutas de factores y organizaciones políticas afectas a las cambios bolivarianos de transformación que adelanta Hugo Chávez Frías, para intentar reeditar en nuestro país esquemas injerencistas exitosos muy recientes aplicados en algunas Repúblicas de la Europa del Este que lograron imponer regímenes claramente proyanquis (Ucrania, Georgia, Letonia, Lituania y Estonia), debido a que otros ensayados en nuestro Continente con éxito reiterado durante los últimos cien años, al menos, como los golpes de estado, las desestabilizaciones económicas y la compra abierta de conciencias, habían terminado en un total fracaso en el objetivo de destruir la Revolución Bolivariana.

Pero las cosas ya le han comenzado a dar muy malos resultados a esa oposición tan inestable, pues una buena parte de su dirigencia media y adeptos en cantidad apreciable que siempre han querido desmarcarse del pasado puntofijista ya comenzaron a sentir que han sido víctimas de un gran engaño. Los más avispados, por supuesto los que han tenido posturas más radicales en dicho aspecto, manejan la tesis de que esa fue una jugarreta muy hábil de los dirigentes de AD y COPEY, bajo la batuta de Ramos Allup, para quitar del panorama político a Primero Justicia, quien a juzgar por algunas encuestas obtendría en esos comicios más bancadas que ambas organización en conjunto, lo cual era algo que había que evitar a toda costa, pues no podían concebir que unos imberbes, a quienes el propio dirigente adeco los llamó “petrimetres” y “lechuguinos”, pudieran asumir el control de las opciones políticas alternas al proyecto Bolivariano, tales como la social democracia, la cristiana neofascista de viejo cuño y la derecha radical proimperialista.

En esa jugada, sin duda muy hábil y que permitía a las toldas blancas y verdes prolongar su agonía, participó activamente la Embajada Norteamericana bajo la asesoría directa de la CIA en los procesos de convencer, según la información que hemos recibido por varias fuentes creíbles, sobre la base de pagar altas sumas de dólares a muy importantes dirigentes de esa joven organización, sobre todo del interior del país, quienes fueron los que al final lograron persuadir a la dirigencia nacional para el retiro del proceso electoral, la cual se mantenía muy firme en la decisión de participar en las elecciones, conforme a las posiciones intransigentes de algunos dirigentes, entre quienes sobresalía Julio Borges.

El tiempo desnudará esas verdades tal cual ocurrieron más temprano que tarde. Por lo pronto comenzaremos a ver los efectos de los conflictos al interior no solamente de la dirigencia media y baja de ese partido que había venido siendo muy activa siempre ante cualquier evento de la democracia en la búsqueda de espacios a nivel de casi todo el país e, inclusive, ya comenzaba a subir cerros en Caracas, según pudimos observar últimamente en algunas de sus propagandas electorales.

En todo caso, sea como fuere el origen que dio motivo a esa decisión aislada, sin estar interrelacionada con alguna otra opción conductual, necesaria siempre y nunca dejada a un lado por cualquier tipo de organización de masas y más aún cuando éstas son de carácter político, habrá quien pague y bien caro la responsabilidad de haberla asumido y más allá de ello de imponerla sin consultar a sus respectivas bases como es lo democrático que tiene que ocurrir cuando se adoptan medidas de tanta relevancia.

Desde nuestra óptica, los dirigentes de todas las toldas que tomaron tan extrema medida serán sustituidos indefectiblemente y nos atrevemos a pronosticar que antes de la llegada de los Reyes Magos tendremos nuevas caras al frente de esas mascaradas de organizaciones que no han hecho otra cosa que dar tumbos desde que se enfrascaron en la estrategia de salir a Chávez a como diera lugar, sin importarles un bledo el país y sus gentes.


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Iván Oliver Rugeles


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