No obstante la ruina polítca y social de la oposición, gestora de las acciones contrarevolucionarias, y las equivocaciones del imperialismo gringo en sus planes contra nuestro Estado, puestas de manifiesto en la pasada jornada electoral, estos no se cruzaran de brazos y proseguiran en sus sus planes para destruir las transformaciones ocurridas en nuestra Nación. Es de prever acciones más radicales y demenciales con el fin de recuperar el terreno perdido. Debemos permanecer alertas.
Pero la mejor manera de contrarrestar la conspiración y el resentimiento, está en nuestras manos. Hay que profundizar el proceso de cambios, llevarlo a nuevos niveles y con la más amplia participación política de las masas populares. Tenemos que llenar de contenido la Democracia revolucionaria, como fase de transición al Socialismo del Siglo XXI.
La abstención registrada recientemente se remedia con nuevas políticas públicas, que estimulen desde ya la más profunda intervención de los grupos sociales en la conformación y ejecución de las estrategias gubernamentales en todos los ámbitos. No podemos esperar hasta la próxima elección presidencial para dar un parte de victoria en lo concerniente al compromiso civico con las transformaciones revolucionarias.
La participación ciudadana no es solo electoral, con todo lo importante que esta es. Ese es un desenfoque de la politología liberal. La participación es más política y protagónico como lo establecen las normas constitucionales. El pueblo tiene que protagonizar la vida misma del Estado bolivariano como forma superior de organización e institucionalización. Por supuesto, a los partidos progresistas y revolucionarios les cabe una gran responsabilidad. Necesitamos una fuerza política mas coherente y dispuesta a cumplir su papel de vanguardia y liderazgo. La defunción de los viejos clubes de la burguesia, tal como se registró el pasado 4 de diciembre, se debe suplir con nuevas herramientas políticas, más dinamicas y revolucionarias, verdaderos instrumentos de conciencia, educación, organización y movilización popular. Si no construimos verdaderos partidos y si los que hay apenas reproducen formas burguesas de organización política, totalmente enajenadas, es inevitable que retornen las viejas clases oligárquicas y reaccionarias, más diestras en la manipulación y el engaño ideológico y político.
En esta dirección, creo que la tarea que tiene por delante la nueva Asamblea Legislativa es de enormes dimensiones. Esta institución requiere un vuelco de cien grados y su trabajo debe abrir una nueva perspectiva progresista.
Si bien es cierto que en el seno de la Corporación recien elegida hay diversas tendencias ideológicas y sociales, algunas con marcado perfil conservador asi se disfracenn con un lenguaje seudorevolucionario, no menos cierto es que el mandato del pueblo a los legisladores que se estrenaran, es claro. Necesitamos ajustar leyes y expedir nuevas normas para que los logros de la revolución llegen a la gran mayoria de la nación.
Las fuerzas revolucionarias y progresistas de la Asamblea Legislativa que resulto de los pasados comicios deberian ordenar su trabajo en la dirección de aprobar leyes que mejoren las condiciones en sectores como la democratización del sistema financiero; la consolidación de las economias cooperativas y solidarias; la extirpación definitiva del latifundio; la lucha contra la corrupción y el despilfarro; la superación del burocratismo y la ineficiencia en los aparatos públicos; la reforma radical del Estado en todos sus aspectos; el desarrollo cientifico y tecnológico; el acceso a la educación; el castigo a la inmoralidad en las fuerzas militares (no mas carteles de la droga alli ni complicidades con los narcoparamilitares colombianos); la lucha contra el narcotráfico; la seguridad ciudadana; la atención de la salud popular; la generación de empleo; el desarrollo de las culturas populares; el acceso a la vivienda; y la independencia y soberania de nuestra nación.
Pienso que en la Estrategia formulada por el Presidente de la República sobre el Salto Adelante, hay una exceltente plataforma de referencia para el trabajo legislativo del futuro, tenemos que retormar este importante Documento como guia de trabajo. Sugiero que lo revisemos de nuevo y lo debatamos ampliamente en multiples escenarios.
Hay que entender que a la nueva Asamblea legislativa le cabe una enorme reposnsabilidad histórica en la defensa del proceso revolucionario y en la profundización de los elementos progresistas de la agenda pública que orienta el Estado bolivariano.
La Asamblea Legislativa debe propiciar un cuadro sinergético al que concurran todas las fuerzas identificadas con el proyecto que lidera el Presidente Hugo Chavez.
Caracas, 9 de diciembre de 2005.