En estos días nos presentan en la gran parte de los medios de comunicación las elecciones legislativas en Venezuela como si el país viviera en una dictadura; por contra en cuestión de unos días (el 15 de diciembre si se cumple el calendario de Bush) nos presentarán las elecciones en Iraq como si el país viviera en una democracia.
En Venezuela, desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia del gobierno a través de unas elecciones libres, dicho sea de paso, algunos están que trinan. Es difícilmente asumible tanto por los poderosos venezolanos como por las fuerzas del orden internacional, es decir Estados Unidos, que un país con las reservas petrolíferas de tiene Venezuela se salga del guión preestablecido.
Pero los enemigos internos y externos de Chávez hace tiempo que se dieron cuenta que por las urnas no iban a acabar con él, así que como ya han hecho otras veces, como en Chile por ejemplo, han articulado un tipo de estrategia antidemocrática para deslegitimar al presidente venezolano. Realmente tienen casi todo a su favor, controlan los medios de comunicación nacionales, cuentan con el apoyo externo de Estados Unidos e incluso pueden montar huelgas empresariales (en donde se ha visto semejante huelga) para paralizar, o al menos frenar, el desarrollo económico del país en un sector tan importante como el petrolífero. Ya hicieron un primer asalto hace unos años cuando tras un golpe de estado retuvieron a Chávez y nada más y nada menos que el presidente de la patronal se autoproclamó presidente de la república. Algunos de los presidentes más demócratas del planeta como Bush y Aznar se apresuraron en felicitar al nuevo presidente que sin embargo y gracias a la respuesta del pueblo venezolano, que es quien realmente paró el golpe de estado, no duró más que unas horas.
Efectivamente, como suele ser habitual entre los poderosos se olvidaron del pueblo, de los millones de venezolanos y venezolanas que salieron a las calles para defender no a Chávez, sino sobre todo a su sistema democrático. Sin embargo, toda esa conjunción de fuerzas mafiosas entre las que se encuentran los empresarios, la iglesia y la embajada norteamericana no se han rendido y prueba de ello es la estrategia que han articulado en estas elecciones. La oposición, como sabía que no iba a ganar (lo cual sería otro duro golpe sobre todo de cara a su imagen internacional) ha preferido no presentarse porque con ello puede hacer mucho más daño. Por un lado hace suya toda la abstención que como es habitual en las elecciones al parlamento venezolano ha sido muy alta (esto tal vez hasta podría encajar en cierto juego electoral no muy limpio desde luego), y por otro, difunden internacionalmente una imagen del sistema político venezolano más cercano a la dictadura que a la democracia.
Total a quien le importa los avances en educación, salud y lucha contra la pobreza que en los últimos años se han producido en Venezuela. Es más fácil reírse de las extravagancias de Chávez, ridiculizarle todo lo que se pueda y en base a semejante análisis objetivo, concluir que es un dictador sanguinario que tiene preso al pueblo venezolano.
Por contra, en Irak (casualmente otro país con reservas petrolíferas) las fuerzas de ocupación preparan ya el siguiente paso del calendario previsto para intentar legalizar la invasión y ocupación como son las elecciones del quince de diciembre. En Irak nos quieren vender como democracia algo que es una dicta- dura y no sólo por la situación general de ocupación militar y control de los recursos que de facto niegan la soberanía iraquí, sino porque hasta en el propio proceso electoral puesto en marcha por los ocupantes se ha negado la participación política a las fuerzas que fueran contrarias a la ocupación. Este proceso es una auténtica farsa pero también aquí parece más fácil hacer como si nada y tragarse todas las mentiras sobre las intenciones de Bush de democratizar Irak. Eso hace la ONU y el resto de los gobiernos occidentales garantes de la libertad (de mercado) y la democracia.
El próximo día 15 en Irak habrá más de lo mismo, secuestros de occidentales, atentados contra civiles, torturas en las cárceles y asesinatos de uno y otro lado; todo lo que la ocupación a puesto en marcha en el país, desde luego nada que ver con los mínimas garantías que requiere un proceso electoral que se pueda considerar democrático.
En uno y otro lugar los intereses económicos y geoestratégicos pueden más que la democracia y la libertad, lo cual demuestra que éstas sólo interesan cuando no son obstáculos para los primeros. Que no se nos olvide, porque tanto en Irak como en Venezuela las fuerzas que conspiran contra las personas y en favor del dinero no se han rendido, ni mucho menos. Por eso veremos todavía muchas noticias o historias que intentarán mostrarnos un mundo al revés. Denunciar día a día esta hipocresía es labor de quienes no tragamos con tanta mentira; sino siempre nos quedará votar por si se puede fumar o no en la tasca de turno, igual hasta nos toca un jamón... la democracia es maravillosa.
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