La experiencia chilena de Pinochet está allí como una contundente e irrebatible realidad
Detrás de estas acciones de violencia que hemos vivido los venezolanos durante las últimas semanas están detrás los gringos con sus monigotes criollos que pareciera que muy poco conocen la historia de sus andanzas en nuestro continente desde hace más de 150 años, pues luego de que logran derrocar gobiernos que ejercen sus responsabilidad con soberanía y atienden los intereses de las grandes mayorías históricamente excluidas, colocan en los Palacios de Gobierno de su patio trasero, sólo dictadorzuelos que no solamente torturan y desaparecen a comunistas y a quienes no comulgan con sus políticas económicas del mayor despojo, sino hasta muchos de aquellos que validos de sus altos liderazgos y alcurnia, estuvieron clamándole con éxito al poder imperial que les impusieran uno, como sucedió en Chile con estos dos personajes de la social democracia cristiana de ese país, Eduardo Frei Montalva, ex presidente de la República (1964/70), quien muere envenenado durante una operación de una hernia en una clínica de Santiago, en enero de 1982, con gas mostaza sulfúrica, talio y otros agentes químicos, como lo comprobó la justicia chilena años después al ser exhumado su cadáver en el 2006 (Asesinato de Eduardo Frei - Wikipedia, la enciclopedia libre) y Bernardo Leighton Guzmán, dirigente de primera línea de ese partido, ex vicepresidente de la República y exministro del interior del gobierno de Frei Montalva, quien junto a su esposa quedaron paralíticos de por vida luego de que sicarios contratados por la policía política chilena, la DINA, los acribillaron a balazos en 1975 para asesinarlos en Roma donde vivían como exiliados políticos, sin que lograran su objetivo (*).
Sobre el primero, Eduardo Frei Montalva, hay que decir que es voluminosa la documentación desclasificada que comprueba que recibió altas sumas de dinero de la CIA, no solamente para apalancar y asegurar el éxito de su campaña por la presidencia a comienzos de la década de los años sesenta, como para sufragar los costos de sus andanzas en contra del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende (El apoyo de la CIA al PDC - Archivo Chile) y en el caso de Leighton Guzmán, diremos que por su alto cargo en la dirección del mismo partido de Frei, resulta muy cuesta arriba llegar a pensar que él no estaba al tanto de esas ayudas de la CIA y para qué las erogaba esa agencia creada para el espionaje y la injerencia gringa en el mundo, todo lo cual nos muestra lo paradójico que resulta evidenciar que mientras ambos tenían una gran cercanía con el gobierno imperial de Washington, al punto de que hacían parte de la lista de los lacayos que recibieron abundantes dólares de esa agencia, tan importante credencial de nada les sirvió a ninguno de los dos para asegurarles la mayor seguridad en sus integridades físicas e impedir que la dictadura pinochetista los liquidara, sin compasión alguna.
De manera que con esta nota intentamos buscar la manera de que dirigentes de la oposición que aún no les ha llegado la disociación psicótica a términos irreversibles y todavía están en capacidad de reflexionar y pensar racionalmente en función de las experiencias muy ciertas y muy concretas que nos muestra la historia nada lejana de nuestra Latinoamérica y Caribeña, que la democracia venezolana con todas las fallas y errores que se puedan advertir, jamás nos llevaría por la senda de la barbarie y la muerte, como sí lo haría un régimen tiránico impuesto por Washington en complicidad con la derecha troglodita de nuestro país.
(*) Según Wikipedia, en 1975, específicamente el lunes 6 de octubre, a las 20.20 horas locales, fue baleado junto con su esposa por neofascistas italianos en asociación con Stefano delle Chiaie en la puerta del edificio de apartamentos donde vivía en Roma. Según documentos desclasificados de la CIA, Delle Chiaie había contactado antes al agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Michael Townley, y al cubano Virgilio Paz Romero (un compañero de Luis Posada Carriles), para preparar un atentado en contra de Leighton.