Escribimos esto debido a los recientes acontecimientos ocurridos en la Universidad Central de Venezuela, mejor conocida como la casa que vence las sombras: la agresión brutal del estudiante de Derecho,William Muñoz, del estilo de un linchamiento al mejor estilo nazi, según lo afirma el profesor universitario Jesús Silva www.aporrea.org/educacion/a185688.html, pero también la agresión hace un par de semanas ocurrida en la Facultad de Arquitectura cuando un grupo de estudiantes se reunían en asamblea para debatir la posibilidad del inicio de las clases y fueron igualmente agredidos y vejados por otro grupo de jóvenes, en parte universitarios también. Este hecho fue muy bien descrito por el profesor Alfredo Mariño, www.aporrea.org/ddhh/a184632.html.
Ya no es la casa que vence las sombras cuando el profesor Miguel Alfonso debe escribir en su carta a los estudiantes de medicina www.aporrea.org/educacion/a183873.html, Ustedes no pueden perder el horizonte que se establecieron cuando decidieron estudiar medicina: el de servir al pueblo, al ser humano sin discriminación alguna. Es parte de su misión, por lo que no puede haber nunca el sentimiento del desprecio y del odio, mucho menos al paciente que requiera de sus servicios gratuitos o privados. Si esto es una primicia, entonces ¿por qué han permitido que en estos últimos meses, incluso, años, su posición política esté por encima de cualquier elemento ético, principio o valor? Lo menciono, porque he sido testigo de la ausencia de una conducta ética en muchos de ustedes ante una serie de hechos que ameritan detallar.
Por supuesto, estarán de acuerdo conmigo en que ya no es la casa que vence las sombras cuando sus aulas se mantienen vacías durante semanas, sin que se vislumbre un deseado pronto retorno a la normalidad. Y no por decisiones externas, atribuibles por ejemplo, al Gobierno, como en la cuarta república y la decisión del entonces Presidente Caldera, quien violó la autonomía universitaria, manteniendo además sus puertas cerradas. No, ahora se trata de decisiones internas, propias de las autoridades de la universidad y con el consentimiento de grupos menores de estudiantes.
Tal vez valdría la pena evaluar sistemas diferentes de enseñanza y aprendizaje, como el que tuve la suerte de desarrollar en la Universidad de Nápoles, en aquellos ya lejanos años 70. Iniciándome precisamente en la famosa primavera del 68que, como sabemos, dista mucho, en intenciones y espontaneidad, de la protesta pacífica(???) estudiantil de las últimas semanas que ocurre en Venezuela. En dicha universidad, el estudiante estaba obligado únicamente a presentar exámenes, estimulándose la auto-enseñanza, la preparación por cuenta propia, la responsabilidad y autosuficiencia. Siempre existía la posibilidad de recibir clases con los profesores, para despejar dudas, o ampliar las visiones, pero en ese sistema no se requieren las aulas abiertas, sólo los libros detextos, el programa, y la fecha de presentación de exámenes. Es como para adaptarlo en estas lamentables circunstancias de ausencias de clases y aulas cerradas.
Y asombrosamente, no es la casa que vence a las sombras cuando su Rectora reconoce públicamente que algunos dignos venezolanos la incluyeron en las firmasque suscriben un documento que se percibe claramente como una declaración de guerra. Documento que me llegó por vía de un compañero universitario y que, inexplicablemente, no he visto cuestionar por el Gobierno, ni por las instituciones, ni por la gente honesta, de bien. Porque en este caso, el calificativo de digno debe ser revisado en su justa dimensión, analizando los actos y sus consecuencias. El documento señala, entre otras barbaridades, que:
Está demostrado que el llamado Gobierno no está en capacidad de resolver la crisis política, social y económica que vive el país. Por el contrario, lo que ha quedado evidenciado en estos días es que ese presunto Gobierno, es la principal causa de la crisis y por lo tanto, todos los venezolanos tenemos el deber constitucional y el derecho moral de exigir la separación de Nicolás Maduro del cargo que ocupa, y junto con él, la del Vicepresidente y de todo el tren ejecutivo, y dirigiéndose a los militares: Ustedes también están obligados por el artículo 350 de la Constitución a desconocer autoridades y leyes que contraríen los valores democráticos y menoscaben los derechos humanos. El artículo 328 les obliga a no tener militancia partidista, y a defender nuestra soberanía, que está amenazada por la injerencia cubana. Y el artículo 333, que nos ordena a todos los ciudadanos y a ustedes en especial a restablecer la vigencia de la Constitución que, como nos consta a todos, ha sido violada en más de 180 de sus artículos. No se presten a defender a un régimen ilegítimo, usurpador, totalitario y subordinado a Cuba. La obediencia debida no cabe cuando se ordena violar los DDHH, la Constitución y las leyes; allí procede la desobediencia debida.
Son apenas dos perlas de un titulado mensaje a la Nación. La invitación clara, transparente, directa a un golpe de estado. Por parte de la máxima autoridad universitaria. ¡Tremendo ejemplo el que ofrece!
Yo, en cambio,quiero enviar un mensaje,completamente diferente, a los jóvenes universitarios:
Desarrollen su papel de aprender, de investigar la verdad concienzudamente, entregando su condición de juventud, abierta, espontánea, bondadosa, pero también ¡alerta! muysusceptible de ser manipulada por los mayores. ¡Busquen la verdad! Analicen, debatan los hechos entre todos, con visión plural, reflexionen y desarrollen sus propias opiniones, precisen las fuentes legítimas de la información, pero sobretodo repudien fuertemente a la violencia, dentro y fuera del ámbito universitario, con el amor entre hermanos, la solidaridad, la dignidad, la protección a los espacios de estudio, la expresión de los mejores sentimientos, los más noblesque reconozcan en la humanidad.
Y que el emotivo Himno Universitario, que con tanto sentimiento cantamos todos en cuanta oportunidad se despliega, llene todas las fibras de nuestro ser impulsándonos a ser cada vez mejores: Campesino que estás en la tierra, marinero que estás en el mar, miliciano que vas a la guerra con una canto infinito de paz.Ese joven miliciano que va a las plazas, a las calles, a poner orden, a proteger a la ciudadanía, a respetar la Constitución, ¡no es tu enemigo! Protégelo, ayúdalo, entiéndelo. Puntuales excepciones no deben ser generalizadas. Sí repudiadas, pero no magnificadas.
Para que al oír el canto de las boinas azules, el canto de ustedes, jóvenes universitarios,todos los venezolanos podamosempujarla vida hacia el alma, o sea a lo espiritual, a lo sublime, a lo excelso,por el mensaje que nos dejen de marcha triunfal.De victoria.
Tienen ahora, en este momento, esa maravillosa prerrogativa: asumir un gran papel protagónico pero que avance hacia el bien, hacia la verdad, hacia la libertad, hacia la igualdad y, sobretodo, a la paz entre todos los venezolanos. Estos son los verdaderos objetivos.
Aun pecando de ser poco original, quiero concluir señalando que por ahorala UCV no es la casa que vence las sombras. Más temprano que tarde vendrán otros tiempos. Tenemos todas nuestras esperanzas puestas en ustedes, estudiantes universitarios.