Mientras que la derecha imperial acusa al gobierno aquí y en el mundo de querer resolver la crisis por la fuerza, de utilizar una brutal represión, de querer imponer un sistema de gobierno totalitario, de violador de los derechos humanos, de dictadura despótica, repitiendo una y mil veces las quemas violentas y la actuación represiva del estado y vendiendo la imagen de un país en llamas ingobernable donde los derechos humanos no existen, preparando así el terreno para una eventual actuación militar o no de los EEUU tal como lo ratifica Jhon Kerry Secretario de Estado de EEUU al afirmar “que mientras que en Venezuela se de el diálogo, ellos no intervendrán”, en un acto de absoluta intromisión que devela de forma inequívoca su plan. Ante esta coyuntura, algunos sectores de la izquierda ayudan al enemigo imperial cuando afirman que el sentarse en la mesa con la oposición o Mendoza es la culminación o el doble asesinato de Hugo Chávez, otros hablan de la restauración de la IV República, de salto de talanquera y de entrega o renuncia al Socialismo.
Realmente no se que dijeron estos mismos sectores de la reunión que tuvo Hugo Chávez con Cisneros, jefe del golpe y Jimmy Carter, expresidente de EEUU, después del golpe de abril del 2002, cuesta pensar que exista en ellos tan poca comprensión de la coyuntura política y la real situación de las fuerzas revolucionarias ante un plan imperial en marcha que además ha sido exitoso en Egipto, Libia, Siria, Irak y más recientemente en Ucrania, donde pocos saben que la real confrontación allí es por el control de los gasoductos de Rusia que suministran el 40% del gas que consume Europa.
Por su puesto que los revolucionarios tenemos que estar alertas, no debemos claudicar o renunciar a la crítica y a la autocrítica revolucionaria, pero debemos ser conscientes de los peligros que afrontamos en esta escalada de violencia auspiciada por la derecha mas rancia de nuestro país que quiere forzar a como de lugar, una salida de fuerza por la vía de un golpe militar interno o la intervención directa de las fuerzas militares norteamericanas.
De allí la importancia de avanzar en un diálogo franco con todos los sectores para desenmascarar el plan y sus principales ejecutores, crear las condiciones para derrotar por ahora la justificación imperial para intervenir y dentro de este proceso, es imperativo resolver los desajustes macroeconómicos que arrastramos por el silencio, los errores y las omisiones de muchos y durante demasiado tiempo.
Afirmar que se está renunciando al Socialismo traicionando así el legado de Hugo Chávez es una irresponsabilidad que solo ayuda a generar escepticismo, desconfianza y desmovilización del pueblo chavista, justo lo que no ha logrado la oposición pese a las dificultades económicas y el malestar que genera la escasez y la escalada inflacionaria.
Avanzaremos en construir la Paz en un largo camino de confrontación con los sectores radicales de la derecha venezolana y la injerencia imperial, pero sin detener la marcha para conquistar el Socialismo Ético, Productivo y Bolivariano, nuestro principal desafío.