El dialogo entre algunos de los sectores revolucionarios y los de un sector de la oposición el pasado jueves 11 de abril puso en el tapete la confrontación de dos modelos económicos que representan dos ideologías que permiten interpretar la realidad de dos maneras opuestas, por un lado el gobierno exhibe como un éxito su política económica mientras la derecha asegura que el modelo económico socialista ya fracasó. Dos visiones tan antagónicas difícilmente pueden conciliarse para lograr acuerdos que amalgamen una visión compartida, sin embargo, es mucho lo que se puede aprender y avanzar sobre esta contradicción esencial. Dejaré lo que debe aprender la derecha para sus discusiones y plantearé mi posición individual al respecto sobre lo que debemos aprender los revolucionarios.
En el modelo de país propuesto por el comandante Chávez en el plan de la patria el objetivo macro es alcanzar la suprema felicidad de nuestra sociedad colocando el desarrollo social como dimensión rectora e integradora de las dimensiones política, económica y ambiental sin sacrificar a ninguna de ellas, es así como al analizar los grandes avances en el bienestar social, especialmente de las mayorías trabajadoras explotadas y excluidas por el sistema capitalista se puede concluir que en estos 15 años de gobierno revolucionario el modelo económico implementado ha sido un éxito al permitir la redistribución de la riqueza para favorecer a los más pobres.
Lograr ser reconocido por la FAO como uno de los países que mas ha hecho para erradicar el hambre, bajar la pobreza unos 20 puntos porcentuales (INE del 49% al 27% en 2011) y la pobreza extrema de 21 a 7.3% en 2011 (INE), disminuir la desigualdad en la distribución del ingreso por hogares según el coeficiente de GINI de 0.480 a 0.396 ubicándose como el país con menos desigualdad de Latinoamérica según la CEPAL, alcanzar el segundo lugar en Latinoamérica y quinto en el mundo con la mayor tasa de estudiantes universitarios (UNESCO) y una infinidad de indicadores más que permiten reconocer lo exitoso del sistema económico socialista que nos ha permitido que los sectores más desposeídos aun estando bajo una gran presión mediática y de desabastecimiento y especulación sigan apostando en su mayoría por la revolución bolivarianana.
Por su puesto que esta enorme inversión social concebida como gasto por la derecha se refleja negativamente en los indicadores económicos que ellos usan, caracterizados por concebir la economía en función de la acumulación del capital y supeditar lo social y ambiental a las posibilidades de enriquecimiento de los grandes capitalistas, es así como desde cualquier perspectiva la oposición llegará a la conclusión de que nuestro modelo económico no nos lleva a ninguna parte mas que al fracaso. Pretender que estas dos visiones económicas puedan encontrarse es creer posible que los ricos acepten pasiblemente perder sus obscenos privilegios o que la clase trabajadora termine por resignarse nuevamente al dominio y explotación de una clase social superior a la que se puede acceder demostrando ser el más apto sin importar los medios que utilice.
Descartando toda posibilidad de conciliación con la derecha, debemos concentrarnos en aspecto señalados por que pueden evitarnos mayores trastornos posteriores, pues aceptar que nuestro modelo económico es el correcto para poder construir la paz verdadera y que hasta el presente su aplicación a dado resultados positivos en esa dirección no implica creer que no hay errores graves en los aspectos tácticos de la aplicación de nuestro modelo económico. Errores que son capaces de convertir este modelo socialista exitoso en un mal ejemplo de aplicación práctica que nos obligaría a decir que no fracaso el modelo socialista sino los socialistas que la aplicaron.
Reconociendo las buenas experiencias y aceptando que existen atenuantes como la guerra económica y la desestabilización imperial a través de los medios y de sus esbirros venezolanos, debemos criticar con dureza experiencias fallidas o inconclusas de la administración del estado. Como entender que después de tantos años PDVSA GAS someta al pueblo a la agonía de las largas esperas, como puede ser que el estado no haya logrado producir cemento a su máximo nivel y que su precio lo siga fijando el mercado, igual pasa con las cabillas y tuberías para la construcción, como entender que productos de Mercal y PDVAL terminen en otros países o que empresas de maletín hayan estafado a la nación con los dólares de CADIVI y no hay responsables, esto solo por nombrar algunos poquísimos ejemplos.
No es aceptable que el gobierno entusiasme al pueblo pobre con medidas de control de las ganancias en noviembre para que en diciembre y enero ya los precios estén de nuevo con referencia al dólar paralelo y sin tener un Indepabis donde acudir, es inaceptable que se ataque al contrabando con ataques epilépticos para luego olvidarse del asunto porque las guarimbas lo tienen ocupado, es irracional que se mantengan precios socialistas en los bienes y servicios manejados por el estado pero que los precios reales los maneje el mercado capitalista ilegal de manera impune. Muchas veces se evitan aumentos como el de la gasolina por temor a ser acusados de neoliberales mientras el subsidio evita la inversión en otros ámbitos que pueden ser más positivos.
Como no va a tener excusas la derecha para criticar las expropiaciones de tierras si encontramos ejemplos como las de los valles del turbio en pleno Barquisimeto que hace unos años le sembraron girasoles y no los recogieron y ahora están ociosas o el montón de viveros llenos de monte que se observan en las carreteras del estado Lara. Toda propiedad transferida al gobierno o al poder popular debe ser un ejemplo de producción eficiente desde el punto de vista social y no del capital para demostrar en la práctica que nuestro modelo es factible, sustentable y el más adecuado.
La revolución debe esforzarse en primera instancia por lograr poner a producir al máximo de su capacidad todos los medios de producción que administra a través de su estructura burocrática o que maneja el poder popular, no con más normas burocráticas que muchas veces terminan entorpeciendo la capacidad productiva en lugar de evitar la corrupción y los malos manejos, sino, con reglas claras y sanciones ejemplares a los corruptos y con el adiestramiento y adoctrinamiento de los nuevos administradores de tal manea de garantizar el trabajo colectivo comprometido y libre de intereses particulares.
En este sentido puede ser importante el aporte de todos los pensadores de izquierda (incluso de los que se dedican más a hablar paja del gobierno y acusarlo de traidor sin dedicar ningún esfuerzo práctico en la construcción del socialismo) para la constitución de colectivos de obreros y campesinos que se organicen desde abajo y que se ganen en la práctica el derecho a asumir la administración de sus empresas o de sus tierras, de tal manera que no sea el gobierno el que les regale una oportunidad de oro sin estar debidamente conformados en colectivos socialistas, sino que ejerzan su poder y reclamen el derecho a la propiedad social de sus medios de producción con una organización que les permita autorregularse y con una conciencia que los sumerja en la imperiosa necesidad de lograr la máxima eficiencia socialista.
El gobierno está obligado a corregir sus prácticas productivas pero de poco le sirve para la construcción del socialismo si el poder popular organizado no se hace capaz de asumir eficientemente el control de la producción y distribución de bienes, de que serviría hoy en día la expropiación de todos los medios de producción si en el proceso de aprendizaje de una nueva cultura de producción socialista nos tomamos tanto tiempo que nuestros errores ahogarían toda posibilidad de ganar elecciones y con ello perder la revolución. Es por ello que cuando algunos críticos, con razones teóricas de peso, tildan al gobierno de entreguista, traidor, asesino de Chávez cuando Maduro invita a los empresarios privados (enemigos de clase) a producir de la mano con el gobierno y los sientan a discutir sobre economía lo hacen, desde mi punto de vista, de una manera irresponsable, obviando elementos de la realidad concreta que terminan por obligar al gobierno a seguir conviviendo con el capitalismo, hasta tanto el verdadero poder constituyente que es el pueblo se haga gobierno en la práctica y no por decreto y de ese proceso de formación todos somos responsables.
¡SOLO EL PUENLO SALVA AL PUEBLO!
Noel Peralta Barreto
@noellibre