A ochenta y tres (83) días de acciones terroristas, en donde pasamos de las protestas estudiantiles a las guarimbas, y ahora en una fase más peligrosa, la de asesinatos selectivos a personalidades de la vida política, cultural, económica y de otra índole en nuestro país, queremos formular un conjunto de apreciaciones y reflexiones, que estremezcan los cimientos de nuestra sociedad en su conjunto.
Sin duda, en esta guerra de desgaste, y hasta de distracción de la gestión gubernamental, en donde los esfuerzos, en el caso concreto del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz deben estar dedicados a la seguridad ciudadana, al combate de la criminalidad, al Plan Patria Segura y a la Pacificación (la cual, en el marco de esta coyuntura, ha cambiado de perspectiva en virtud de los últimos acontecimientos), y que se ha visto en la obligación de utilizar los cuerpos de seguridad e inteligencia del Estado Venezolano en la investigación, confinación, contención y, en algunos casos, en la dilusión de estas acciones terroristas, para evitar las alteraciones del orden público y la paz ciudadana.
Pero, por las modalidades que los acontecimientos de estos casi tres (3) meses han observado, debemos advertir acerca de la visión de cómo esta viendo la sociedad venezolana estos hechos. ¿Será que nuestra sociedad está percibiendo como algo normal estos hechos? ¿Se esta acostumbrando a vivir en este conflicto? ¿Pudiéramos estar en presencia de la colombianización de la situación política en nuestro país?
También debemos hacer un llamado de atención acerca del rol de algunos de nuestros cuerpos de seguridad, incluyendo la Policía Nacional Bolivariana, con baja presencia en horarios nocturnos en las calles de Caracas y otros lugares de la geografía nacional.
En general, queremos hacer el siguiente llamado de atención. No sólo corresponde al Ministro Miguel Rodríguez Torres o al Presidente de la República, Nicolás Maduro, dar esta batalla contra estos planes desestabilizadores que pretenden bañar de sangre las calles de Venezuela. En el marco del Plan de Pacificación planteado por ambos servidores públicos, que además de las movilizaciones propiamente políticas y en defensa del proceso revolucionario, bolivariano y chavista, se movilice también nuestra sociedad en pro de una condena mucho más enérgica y contundente contra estos hechos violentos, de asesinatos selectivos, y de la cultura de la educación y el trabajo, de la convivencia democrática y de la paz social. Hoy más que nunca, el mensaje de paz de nuestro Presidente Nicolás Maduro cobra vigencia y fuerza.