Soberanía agrícola

La agricultura venezolana siempre ha tenido la desventajosa situación de tener que estar a la sombra de la principal fuente económica del país: el petróleo, lamentablemente todos los países petroleros tienen modelos agrícolas de alta importación y sus planificadores apuntan a que siendo el petróleo el bastión de su economía, lo demás es secundario.

Debe recordarse la economía agrícola de puertos que se vivió Venezuela en los gobiernos que tuvo  desde 1958 hasta 1998, con algunos años excepcionales en producción de  rubros como maíz que llegó a autoabastecer la demanda nacional, pero que en definitiva no fue la panacea ni el milagro agrícola que se esperaba, sino un simple espejismo.

Otra premisa importante que debe acotarse, es que ningún país del mundo puede autoabastecerse en su totalidad de todos los rubros agrícolas que necesita, siempre debe recurrir a importaciones, que en la mayoría de los casos son moderadas y adaptadas a las finanzas económicas del país.

Bueno también es recordar, las experiencias vividas con organismos creados para manejar toda la cadena desde la  compra hasta la  distribución de alimentos como fue  la Corporación de Mercadeo Agricola Corpomercadeo que al final se convirtió en  un antro de ineficiencia y corrupción, que popularmente el pueblo la bautizó como Corpomatraqueo.

A la llegada al poder el Gobierno del presidente Hugo Chávez, toda la cadena de distribución alimenticia estaba en manos de privados, que fueron quienes actuaron y acompañaron todo el boicot  económico contra el gobierno legítimamente constituido ese inefable año 2002, lo cual le dio señales claras al gobierno de que obligatoriamente había que montar una infraestructura  de comercialización agrícola que fuera desde la producción hasta el consumidor.

Conocidos por todos también es, que Mercal y Pdval como estructuras de comercialización, han tenido serias dificultades incluida la corrupción y la ineficiencia, para cumplir el sueño, la necesidad y el deseo del  Gobierno Nacional, de romper con las roscas que económicamente se comportan y actúan  como toda  economía capitalista, con dos características muy importante:  oligopolio ( pocos vendedores, muchos compradores) y oligopsonio (muchos vendedores y poco compradores) esto en economía, es lo que juega para manipular los precios que se le pagan al productor y que es en definitiva  afecta o favorecen al consumidor.

Por esa razón hoy existe también una agricultura de puertos con altísimas importaciones que están afectando las finanzas del país, está diezmando la agricultura nacional en algunos rubros básicos, conspira contra la soberanía del país, y  poco se ha aprendido de la historia reciente de la cuarta República,  para no repetirla.

Al revisar los componentes que integran la inflación, se encuentra que uno de los que mayor peso tiene es el de los alimento y eso en buena medida se debe a toda la distorsión que hay en la cadena de comercialización de sus rubros.

Los estados andinos, Trujillo, Mérida y Táchira, según cifras oficiales, siembran al año 30 mil 995 hectáreas en 13 cultivos básicos de la cesta alimentaria del venezolano, allí esta el esfuerzo tesonero del campesino andino siempre trabajador y bregador de la tierra, que sigue siendo encarcelado por los intermediarios, ahora llamados ferieros, que siguen haciendo el juego perverso de comprarle al campesino al precio que literalmente les da la gana y le paga quince días y hasta un mes después su cosecha, esta tendencia tiene la obligación constitucional y moral de revertirla el Estado venezolano, pero tiene  que ser con estructuras sólidas, donde esté presente el agricultor como actor principal y no que siga siendo el actor de reparto, recordar que el dueño del muerto es el que lo llora, los demás toman café.

A alguien le pidieron una vez que definiera a un agricultor y esta fue su reflexión: un agricultor, es un hombre del campo que produce alimentos para la gente de la ciudad y se le paga por su cosecha para que se muera de hambre esa es la triste realidad, un verdadero Macondo agrícola es lo que tenemos hoy en Venezuela.

humogria@gmail.com



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Juan Alberto Sánchez García


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