Después de leer “Testimonio y responsabilidad ante la historia” de Giordani, confieso que sentí escalofríos en el cuerpo; una cosa es que uno, un pazguato más de Aporrea repita a cada rato que vamos por mal camino y que el gobierno del Presidente Maduro está cavando la tumba del legado de Chávez y el entierro de la revolución si no rectifica y otra cosa es que lo mismo, pero expresado en un lenguaje preciosista y propio del académico, lo diga Jorge Giordani, uno de los asesores y colaboradores, en materia económica, más consecuentes del Presidente Chávez durante 20 años, como es sabido por todos.
Lamentamos que Giordani esté presentando públicamente su “testimonio” a escasas horas de que el Presidente anunciara su sustitución del Gabinete; no dudamos, eso sí, de que como él confiesa tenga tiempo expresando sus opiniones críticas a lo interno del Gobierno y directamente al propio Presidente Maduro, ya antes, frente al mismo Presidente Chávez, dio muestras indudables de tener criterios y la valentía y convicción profunda que lo llevaron a separarse del gobierno de Chávez, por diferencias de criterios con el Comandante.
Es verdad que en el testimonio de Giordani, se percibe aún el duelo por la pérdida que debe sentir alguien que trabajo tan cerca y que apoyo fervientemente a un hombre y una idea durante tanto tiempo, especialmente habiendo además ayudando con esfuerzo sostenido a materializar el proyecto revolucionario de Hugo Chávez Frías.
Pero no es menos cierto que todo lo que públicamente nos dice Giordani ahora, lo venimos viendo, sintiendo, creyendo y suponiendo muchos de los que desde las bases del chavismo somos dolientes de la revolución y del legado de Chávez, no pocos desde esta trinchera de Aporrea lo hemos expresado. Unos de una manera y otros de otra.
Parece irresponsable, por decir lo menos, acusar ahora a Giordani de traidor y desleal a la revolución por exponer públicamente las críticas que en privado formuló antes al propio Maduro y a miembros del gabinete y del equipo económico y de gobierno que lo rodeaba. Nadie puede desconocer que Giordani en febrero de 2013, en plena crisis por la enfermedad de Chávez, fue el primero que denunció el desfalco de los 20.000 millones de dólares entregados a empresas de maletín, tema del que más nadie habló, hasta que Edmeé Betancourt siendo presidenta del BCV volvió a mencionar, por lo que salió intempestivamente del cargo a los pocos días.
Habrá que leer y releer mucho el “testimonio” para hacer un juicio más ponderado de él, pero lo que está claro es que dicho documento no debe pasar desapercibido por quienes desde las filas de la revolución decimos apostar a la defensa del legado de Hugo Chávez.
Hemos leído ya opiniones de quienes acusan a Giordani de ser un socialista ortodoxo, casi que salido de la escuela del socialismo soviético, la verdad es que su gestión durante el gobierno del Presidente Chávez nos indica lo contrario, especialmente considerando que fue un colaborador que gozo de plena y absoluta confianza en materia económica del Comandante.
Lo que los chavista no deberíamos poner en duda, más allá que compartamos o no lo que Giordani plantea en su testimonio, es que es un hombre serio, probo y probado, como siempre se empeño en reconocerlo el propio Chávez. Asumir lo contrario es mostrarnos inconsecuentes con la gente y con su pasado.
Parece un compromiso ineludible de quienes desde Aporrea y otras trincheras alentamos el debate, en pro de la crítica y la autocrítica revolucionaria, ocuparnos de analizar el “testimonio”, más allá del morbo con el que la derecha y el escualidismo cretino y perverso leerá a Giordani, porque hacer lo contrario es enterrar la cabeza como el avestruz.