Giordani: las impertinencias del despecho

No hay nada más impertinente que un hombre despechado. Pasar catorce años con una pareja y esperar que lo echen para descubrirle los defectos, y lo que es peor, exponerlos al vecindario, es lo más ruin que se puede hacer.

Claro que estamos de acuerdo con la crítica, eso es elemental; la autocrítica es una práctica típica de la condición de revolucionario, y es una herramienta insustituible para avanzar hacia la superación de errores.

En mi caso, llevo 23 años escribiendo artículos todas las semanas, y si bien es cierto mi prioridad es enfrentar al enemigo principal: el imperialismo, no dejo de reflexionar autocríticamente sobre los desempeños políticos y gubernamentales que considero afectan el devenir de nuestra revolución.

Uno de esos llamados de atención se lo formulé al profesor Giordani, y nunca hubo la posibilidad participativa de debatir. Esto se lo dije públicamente el 22 de octubre de 2012: Le he escuchado en varias ocasiones al ministro Jorge Giordani -al hablar del rentismo petrolero que predomina en nuestra economía- decir que nuestro país capta una renta internacional que nadie produce. Esta afirmación no es correcta.

El petróleo y sus derivados son producidos por la clase trabajadora petrolera, desde el obrero que participa en la exploración, extracción, refinación y comercialización, hasta los Guardias Nacionales que murieron en Amuay cuidando esas instalaciones, pasando por los profesionales que diseñan, coordinan, planifican y ejecutan los proyectos energéticos y sociales de nuestra industria.

Hay que diferenciar la renta, que es el pago por el uso de la tierra y sus bienes naturales -concepto que en el negocio petrolero se conoce como royalties o regalías- de la plusvalía que la clase trabajadora incorpora al petróleo sacándolo de la tierra, el Lago o el mar, transformándolo en cosa útil. Esas ganancias de la industria e impuestos que cobra el Gobierno, son la suma de esas plusvalías.

Es muy importante aclarar esto, porque de allí parte la caracterización de la economía venezolana y la necesaria transformación revolucionaria de la actitud y aptitud productivas del país.

Giordani, ciertamente, al partir de un diagnóstico y premisas económicas equivocadas, tiene grandísima responsabilidad en los dislates económicos que padecemos.

Exclamar a estas alturas una lucha contra la corrupción que muchos sospechamos y sufrimos, habiendo ocupado las más altas esferas del poder político, parece por lo menos frustrante, un mal mensaje para la sociedad hastiada de impunidad.

Le pregunto profesor: ¿Por qué el camino llegó antes que Usted a su destino? ¿Por qué esperó el final para hacerse las preguntas que el andar reclamaba a cada paso? ¿Por qué convirtió el rentismo en una alquimia inaccesible a la clase que suda el PIB? ¿Por qué marginó la Economía Política para imponer la ingeniería esotérica?
 
Pero lo más grave de este arrebato inoportuno, es regalarle armas al enemigo que acecha.

 



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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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