No me refiero a tendencias distintas dentro de la cúpula chavista. No es que hayan unos de tendencia neoliberal y otros con posiciones propias del extremismo de izquierda. Son políticas que se ejecutan simultáneamente por parte del gobierno de Nicolás Maduro. Es decir, se es neoliberal y ultraizquierdista al mismo tiempo. Veamos las pruebas de esta afirmación:
Políticas neoliberales que se vienen ejecutando:
Devaluaciones continuadas de la moneda, como mecanismo que disminuye la proporción de la riqueza que le corresponde al trabajo asalariado y eleva considerablemente la renta que es apropiada por la burguesía (ya sea esta burguesía de carácter privado o enquistada en las empresas del Estado bolivariano). Los actuales precios de las viviendas en Venezuela son un buen ejemplo de los efectos de esta devaluación continuada de la moneda. La relación entre los salarios de los obreros y la capacidad de pago necesaria para adquirir una vivienda modesta es algo que cada día se aleja una de otra a grandes velocidades, como todos los ciudadanos venezolanos podemos comprobar diariamente. De manera general, la política devaluacionista de Maduro viene pulverizando los salarios de los trabajadores, y favoreciendo de manera amplia el aumento de las ganancias del capitalismo privado y del capitalismo de estado (éste último controlado por una burocracia corrupta que impide que esas ganancias se reviertan en beneficio del pueblo).
Flexibilización consensuada entre gobierno y empresarios para dejar de aplicar una serie de artículos de la Ley del Trabajo que favorecen a los trabajadores. Algunos ejemplos de esto: el no cumplimiento de la inamovilidad laboral (se está dando luz verde para que salgan miles de solicitudes de despido introducidas por los patronos, las cuales estaban represadas en las distintas inspectorías del país); se suprime el derecho a registrar sindicatos (dos años sin que mintrabajo registre nuevos sindicatos en todo el país); no se cumple el derecho a discutir contratos colectivos en las empresas pequeñas (los proyectos de contratos introducidos por sindicatos de empresa reciben respuestas duramente represivas por parte de los patronos, con el aval del ministerio del trabajo).
Medidas de corte ultraizquierdista que se vienen aplicando por parte de Maduro:
La designación como ministros de educación, tanto de Educación Básica como de Educación Universitaria, de personajes recién graduados, que no son educadores ni poseen experiencia alguna en instituciones educativas, bajo el argumento bastante peregrino de que “son buenos gerentes”. Con el mismo criterio Maduro podría designar a un teniente recién salido de la Academia Militar como Ministro de la Defensa, como Jefe del Ejército o de la Aviación. Ya veríamos lo que sucedería si se designa a un teniente recién graduado como ministro de defensa. Pues es total y absolutamente equivalente lo que se ha hecho con los ministerios de educación. Se le ha faltado el respeto a decenas de miles de maestros y educadores de las universidades, de la educación básica, media y diversificada, al colocar como máximas autoridades educativas a unos jóvenes imberbes que por más buena voluntad que posean no reúnen los requisitos de experiencia específica para asumir cargos de tanta responsabilidad. Estas medidas sólo pueden explicarse como surgidas de una concepción ultraizquierdista, que intenta radicalizar artificialmente la gestión de gobierno, basándose en las poses y no en verdaderas políticas de transformación educativa, como si la juventud por sí misma fuera sinónimo de política revolucionaria (no olvidemos que una buena porción de la juventud participó en la guarimba, y otra buena parte la respaldó aún sin participar en ella). Es un desprecio olímpico por la profesión docente, es una burla al conocimiento y a la experiencia que poseen decenas de miles de maestros y profesores en todos los rincones de Venezuela. Reflejan la no comprensión de la importancia del acto educativo en una sociedad, como si la formación de las jóvenes generaciones fuera algo que fácilmente se improvisa, algo que cualquiera puede asumir aunque nunca haya sido docente ni se haya fijado esa misión como perspectiva de vida. Se está pisoteando la vocación y la trayectoria de los docentes venezolanos, y de ello no podrá salir nada bueno.
El continuado desprecio por los actos democráticos que permiten al pueblo elegir a sus dirigentes y gobernantes. La ausencia de elecciones en la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST), a tres años de haber sido fundada, refleja como la cooptación no es sólo un mecanismo que se aplica para designar candidatos y autoridades al interior del PSUV, sino que se extiende hacia las organizaciones y movimientos sociales que deberían fundamentarse en el más estricto respeto por las normas democráticas de funcionamiento, única garantía de que no se burocraticen y no se desvíen hacia prácticas de colaboración para con la burguesía y el imperialismo. La cooptación en el movimiento obrero es promovida y ejecutada por los representantes del más alto gobierno. Se justifican en la pretendida falta de conciencia de la masa trabajadora, razón por la cual no le tienen confianza en las decisiones que pueda tomar en procesos electorales democráticos, y prefieren mantener un férreo control burocrático de la central obrera, control que ha terminado por matar al nacer su capacidad de lucha y de conducir la participación de la clase trabajadora venezolana en el proceso revolucionario venezolano.
¿Qué implica que el gobierno de Maduro sea neoliberal y ultraizquierdista a la vez? No tenemos para ello todas las respuestas, pero es evidente que por lo menos refleja un gran pasticho ideológico en los principales conductores de la nación.
No deja de llamarme la atención que la calificadora de riesgo del capitalismo global, Merryll Lynch, exprese su satisfacción por la salida de Giordani del gobierno, al que califica como miembro de una supuesta “ala marxista radical” dentro del gobierno de Maduro.
Tal vez Giordani no se considere a sí mismo como ningún radical, ya que por lo menos en privado se cansó de criticar a los “radicales” que escribimos desde aporrea y que actuamos en las organizaciones populares.
Pero lo que sí es totalmente cierto, es que el imperio tiene la sensación de que la política económica que viene ejecutando Maduro se acerca cada vez más a sus esquemas neoliberales.
Si Maduro y su equipo persisten en estas políticas, es muy probable que obligarán a definiciones en el seno del movimiento popular y revolucionario venezolano, en el sentido de buscar espacios de acción política más autónomos, en los cuales pueda continuarse la lucha por cumplir el legado socialista que nos dejara el presidente Chávez: ¡Comuna o nada!
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