Cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene tácito
El Gobierno Bolivariano se muestra apático ante los índices que reflejan la desaceleración del nivel de la actividad económica, y el aumento del costo de la vida; sin tomar en cuenta los índices de la inflación que decapita a la revolución. Los expertos económicos, sostienen que hemos entrado a la estanflación con una subida a una etapa terminal. Es, con esta interpretación, que muchos economistas aseguran que esto es ya insoportable porque nos ancla en la recesión. Aparentemente, la alta dirigencia bolivariana tiene una actitud complaciente frente a la inflación, y lo consideran que no es un problema para el proyecto socialista bolivariano.
Según los expertos en la materia esto es un craso error. Ya que cuando la inflación se asienta en la economía, las perspectivas no son nada halagadoras. Porque pasan a un largo periodo de estanflación, y pueden desembocar en una crisis híper-inflacionaria.
En Venezuela estamos viviendo un periodo de estanflación en el tercer trimestre de este año 2014 y es muy difícil estimar por cuánto tiempo estaremos estancados en esta realidad. La stagflatiion como bien lo señala Heinz Dietrich www.aporrea.org/ideologia/a190378.html se caracteriza porque se entroniza como una tendencia de largo plazo con inflación crónica. El gobierno de Nicolás Maduro no puede seguir permitiendo que la economía venezolana siga permanentemente en recesión, sin que se vislumbren períodos de recuperación del nivel de la actividad económica en el corto plazo, como está ocurriendo en lo que va de año. Ya que la economía sigue estancada porque no hay inversión eficiente, con una estrategia inversionista que haga crecer a la capacidad productiva nacional. La actual crisis es causa de las expropiaciones y confiscaciones que afectó el proceso de producción nacional en los últimos 10 años, cualquier recuperación requiere contener los altos de niveles de inflación y, cuando a ésta se la trata de detener, hay que corregir el tipo de cambio en una forma racional, restringiendo la expansión monetaria, sin estas medidas, la actual política económica continuara provocando la recesión y así sucesivamente la enfermedad continuará.
La estanflación venezolana ya es insoportable, convirtiendo a la revolución bolivariana en cosa del pasado según Dietrich. Esto puede desembocar en una crisis híper-inflacionaria. La economía venezolana está virtualmente estancada, si esto no es corregido se vislumbran largos períodos de recesión.
Es una pena que a los que le delegaron la continuación del proceso liderado por Hugo Chávez en 1999, no aprenda de nuestra propia historia, enderezando los errores hasta ahora cometidos. Gobierno y oposición tienen que apostar por la recuperación del nivel de la actividad económica en lo que resta de este año de 2014. La elevada inflación está promoviendo el aniquilamiento de este proceso revolucionario, Nicolás Maduro tiene que sembrar la semilla de la reactivación. Ésta tiene que ir acompañada con soluciones para la crisis cambiaria, fiscal y monetaria que afronta el gobierno bolivariano. Es muy difícil predecir cuánto tiempo tomará esta sanación por la excesiva polarización política del país. Pero tiene que haber un momento para la decisión. Sabemos que no es una decisión fácil. La inflación es como el cáncer una enfermedad económica difícil de curar.
El futuro que nos espera a los venezolanos, depende en la medida en que el Gobierno se desenvuelva con prudencia en el manejo económico que parece iniciar con la defenestración de Jorge Giordani. La inflación supera ya el 70 %, existen múltiples tipos de cambios como resultado de los controles buitres cambiarios, el país está virtualmente aislado de las economías globales en comercio e inversión.
Este modelo de intervencionismo económico es incompatible en pleno siglo XXI, con un sistema democrático de gobierno, ya que le deja libre el camino a la corrupción, y a las impunidades de todo tipo. Los grandes perjudicados no son los empresarios ni la llamada boliburguesia, sino la población más pobre. Muchos tuvieron ya, la oportunidad de sacar sus capitales del país. Los grandes perdedores siguen siendo los trabajadores y la gente más humilde, que ven deteriorar, sus ingresos y, su futuro, y el de sus hijos. El gobierno confunde a los sectores populares, cuando continua con las dádivas y subsidios clientelares, pero cuando los recursos se sigan agotando, y la inflación se vuelva insoportable, sólo le quedará a los más pobres la angustia y la desesperanza.