Uno de los errores que debemos evitar constantemente es caer en mitos que nos lleven a practicar acciones que no tienen ninguna base socialista ni científica. Desde este punto de vista entendemos el cambio de Ministro de Planificación que ha realizado el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con las mejores intenciones de encontrar caminos para la construcción del socialismo, el uso de la planificación como instrumento esencial en ese proceso y dirigir la economía del país hacia objetivos claros de generación de riqueza y bienestar para el pueblo. Por ello creo que no hay nada que lamentar, pues no es el Che separándose de sus cargos en Cuba revolucionaria sino un funcionario que ha sido sustituido para darle “otra direccionalidad” (sic) a la cartera ministerial de planificación.
A los pueblos no le gustan los gobiernos débiles, le gustan los gobiernos que gobiernan y con este cambio Nicolás Maduro está demostrando que no se va a dejar llevar por mitologías ni por personalidades, sino que va a colocar los intereses populares por encima de consensos de cúpulas como puede ser “un liderazgo político colectivo”(sic). Y este es el principal legado del Comandante inmortal.
Por otra parte un gobierno socialista debe conducirse con principios de realidad claros y no por retoricas verbales o escritas y la planificación se encuentra en estos momentos en peor estado que cuando culminó el período de la cuarta República. Hay que retomarla como un proceso de construcción permanente, un instrumento vivo de gestión, una técnica sencilla y poderosa donde puede insertarse el pueblo y aprender sus mecanismos de funcionamiento. Hay que creer en ella como el mecanismo que sustituirá a la anarquía del mercado y hay que creer en el Plan de la Patria del Presidente Hugo Chávez, como proveedor de las líneas maestras que nos deben encaminar hacia la libertad, la independencia, la participación y la organización popular, la abundancia, la riqueza individual y colectiva y la cooperación.
Quien no crea en estos postulados socialistas y en el Plan de la Patria no puede ser Ministro de Planificación en Venezuela.
Tiene por delante ahora el Gobierno Nacional la inmensa y necesaria tarea de unificar el tipo de cambio, que ha ocasionado nuevas divisiones a la sociedad venezolana según la tasa de cambio que reciba y que contribuirá a solucionar las siguientes problemáticas: fuga de divisas generalizada propulsada no solo por la burguesía sino también por buena parte de la población, pérdida de las reservas monetarias del país, contrabando generalizado de extracción, perdida de ética de la población que se incorporó al "raspacupo", ocupación de las capacidades del estado en la lucha contra estos efectos, incremento constante de la inflación ya que se incrementa la capacidad de consumo de los “raspacupo”, etc.
Esta situación ha sido soportada por Venezuela durante más de 10 años y el funcionario responsable de ella, lo único que se atreve a decir es: yo no fui, eso empezó cuando llegó Maduro.
Al unificar el tipo de cambio se corregiría la inoperancia total demostrada por el Ministerio de Planificación y en general por la institucionalidad para manejar el sistema de control implementado y que se demuestra por la multitud de instancias que crearon para aplicarlo. Tampoco el control implementado ayudo a controlar la fuga de divisas, así en este año por ejemplo, Banesco sacó 1200 millones de dólares para comprar una participación en un Banco español y nuevamente los venezolanos son los principales compradores de inmuebles en La Florida, Estados Unidos. Ambas cosas deberían investigarse.
Ya la burguesía nacional y sus economistas están frotándose las manos porque piensan que una unificación cambiaria los convertirá a ellos en los beneficiarios directos de esta medida y que también sería el primer paso para desmontar el gobierno socialista. Nada más lejos de la realidad, bájense de esa nube, porque esta sería una unificación cambiaria socialista, realizada por un gobierno socialista para beneficiar al pueblo y a la nación entera, corregir las desviaciones producidas, fortalecer las instituciones, a la producción y la defensa nacional.
Debe entenderse así que la unificación cambiaria, es un paso dado para garantizar una economía socialista, no es un punto de llegada, debe ser evaluada en forma permanente y realizarle mantenimiento económico, social y político para garantizar la maximización de la riqueza nacional. Es un paso más hacia el socialismo.
Junto a ello deben incrementarse los esfuerzos para fortalecer la institucionalidad de gobierno a fin de contar con nuevos y mejores mecanismo de vigilancia y control que incremente la eficiencia en el gasto y en la inversión, debiéndose innovar con sistemas en tiempo real y automatizados que permitan detectar desviaciones en las operaciones e incumplimiento en los objetivos. Para ello hay que exigir mayor esfuerzo en la actividad contralora de manera que el pueblo sienta su presencia activa en defensa de sus intereses y del patrimonio nacional.
Para concluir, hay que decir que algo muy bueno debe estar haciendo Nicolás Maduro y hasta pareciéndose a Hugo Chávez, cuando las personas ya andan proclamando: “La culpa es de Nicolás”.
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