Uso, abuso e importancia del escrito de Jorge Giordani

Sin caer en comparaciones, con la talla histórica de nadie, el escrito de quien acaba de finalizar el rol preponderante como gestor principal de la política económica del gobierno bolivariano, pasa a ser sin duda un documento histórico para la posteridad (testimonio de lo que muchos quisimos construir y no pudimos, o expresión de la antesala de un arduo pero franco proceso de transformación experimentado por una sociedad, antigua neo-colonia de aquella potencia que decidió la repartición del mundo en 1945), tal y como lo son, ?Golpe de Timón?, y la grabación de la última aparición pública del primer timonel del proceso político y social bolivariano.

La derecha explícita por supuesto que tenía que sacar provecho del asunto, como bien se sabe, aislando frases para enfatizar a su antojo lo que más le conviene en función de atacar el proceso, básicamente con la idea tradicional de la supuesta ?desunión en las filas del chavismo? y la?incapacidad para gobernar? con la cualtambién, fallidamente pretendieron minar la labor del Comandante Chávez en sus inicios. Entre tanto la derecha encubierta, la de los oportunistas, la de los voraces apetitos particulares y sus pusilánimes servidores, saca partido de la acusación de ?traición? lanzada, según sea el caso, de manera más o menos impulsiva, y en general de la inconformidad mostrada por nuestra dirigencia nacional ante lo expresado.

Del aprendizaje que han hecho posible, veinte años de ciclo revolucionario iniciado con la movilización desarrollada tan pronto Hugo Chávez Frías puso un pie fuera de la cárcel, surge, después de tanta miseria humana expelida por la derecha opositora identificada con la vileza de seres como Leopoldo López, María Corina Machado, Henrique Capriles, y en las regiones (en Carabobo por ejemplo, desde donde me encuentro escribiendo) con engendros como Pablo Aure y quienes dirigen el periódico amarillista de corte ultraderechista conocido como Notitarde, la convicción de que por graves que hayan sido y sean, las omisiones o errores del gobierno nacional, desde la fase terminal de la enfermedad que se llevó al Comandante, hasta el término del gobierno actual en 2019 , no podemos dejar el país en manos de una gente que lo único que busca es tomar el control del aparato estatal, para ponerlo a plena disposición del capital transnacional, y recibir la respectiva contraprestación que correspondería a la entrega absoluta de la patria.

Es necesario partir de ahí. La crítica en nuestro caso no apunta (como quisiera la vil derecha venezolana e internacional) hacia el cuestionamiento de la gestión del Compañero Presidente Nicolás Maduro de abril de 2013 hasta la fecha.

Si de diferencias se trata, entre la gestión de catorce años del Comandante Eterno, y el hoy Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, sobresaleque el gobierno de Maduro ha dejado una impronta en lo respectivo al enjuiciamiento de altos funcionarios corruptos, cuyos status aún en presencia del gigante indiscutible, mantenía la condición de ?intocable?. No por señalar ello, vamos a obviar que se tiene en la impunidad uno de los grandes nudos a deshacer en el entramado de toda una situación nacional que trasciende la responsabilidad del Jefe de Estado, aunque desde luego, su compromiso en irla resolviendo sea el mayor que pueda asumir individuo alguno (como en efecto, sin lugar a dudas, lo ha hecho). La impunidad es entonces, un factor clave, pero hay que partir de que ya se comenzó a andar en ese sentido. Lo más importante es que la marcha no se detenga.

Otro logro fundamental a considerar es, como muchos otros han reconocido, nada menos que la capacidad de mantenerse en pie, todo el gobierno en su conjunto, encabezado por Maduro, en medio de un feroz asedio, sostenido y ejecutado por diferentes vías, con una intensidad que no ha disminuido desde que se supo el resultado que lo favoreció en las elecciones presidenciales. Hemos permanecido en una coyuntura que bien podría considerarse como la combinación del sabotaje a la industria petrolera de finales 2002-primer semestre del 2003, y el golpe de Estado contra el Presidente Chávez, solo que prolongada durante más de doce meses. Maduro en el gobierno ha conseguido demostrar la capacidad de desenvolverse como un Líder de Resistencia, lo que en su caso implica, mover resortes no solo a nivel nacional, sino en el ámbito internacional.Ello que da cuenta de un acumulado de años, de gestión diplomática, atribuible a Chávez y a su equipo político principal, del cual hicieron parte significativa tanto él, como el profesor Giordani. Sin saberlo, el compañero Presidente Nicolás Maduro comenzó a reforzar lo que sería su actual investidura, cuando ejercía la Cancillería.

Ahora bien, tenemos en éste momento (como pueblo) serios problemas económicos. Nadie puede negar el agravamiento de un cuadro que se complica, más no se genera en la administración de Maduro. En efecto (y esto tampoco se puede negar) el pueblo venezolano viene experimentando una brutal guerra económico-psicológica dirigida contra el mismo, desde la burguesía, en el marco de la lucha de clases de la Venezuela contemporánea, pero no hay que perder de vista que lo que hace posible ese ataque sistemático son las fallas estructurales de una economía nacional rentista, que la burguesía parasitaria venezolana articulada a una ofensiva internacional, ha convertido en catapulta, a fin de desmoronar el proceso social y político revolucionario bolivariano.

Lo que ocurre con el profesor Giordani es que, dado su papel preponderante dentro del equipo económico (hablar de equipo económico alude también a otras personas) del gobierno bolivariano, hasta el día de su reciente salida, recae sobre él la responsabilidad respectiva a no lograr trascender el modelo rentista. Al contrario, nuestra economía bajo la dirección de dicho equipo, no hizo más que tornarse aún más dependiente de las divisas que constituyen el ingreso nacional vía exportación de petróleo. Lo paradójico es que ello ocurre a pesar de que dicho equipo, el cual tuvo como figura principal al propio Comandante Chávez, haya sido el portador de la misma visión que llevó el cobro de regalías a la empresas que extraen el petróleo de nuestro suelo del uno al treinta por ciento, y que en general, rescató para el interés y goce de los sectores populares de la sociedad la renta petrolera. En pocas palabras, los integrantes de dicho equipo económico tienen igualmente el mérito de encauzar recursos hacia la política social que hizo y hace del gobierno bolivariano un ejemplo excepcional a nivel mundial en plena época de sometimiento de la mayoría de los pueblos del mundo a la receta neoliberal del Fondo Monetario Internacional con su contracción monetaria, tan lesiva como es para la inversión social, y todos los perjuicios que ocasiona a las grandes mayorías que habitan los distintos territorios de cada continente, incluyendo últimamente el europeo, antes caracterizado (durante décadas) por políticas de bienestar social. El problema es que los logros de la grandiosa política social venezolana continuaron haciéndose a partir de un modelo agotado, no en el 2012, ni siquiera en 1999. Cuando menos en 1983, momento en que se produce el primer gran quiebre de una crisis estructural de la economía venezolana, traducida en la primera devaluación masiva de la moneda nacional, en toda la historia de la Venezuela petrolera.

Jorge Giordanise defiende por sus propios medios (lo defiende incluso la obra escrita desarrollada mientras ejercía la función gubernamental), sin embargo tengo que decir, que, pese a que en el pronunciamiento que hizo, de cara al país, a través del medio popular de expresión y comunicación que constituye la página web de Aporrea, llega a caer en la subestimación del Presidente Maduro, no resulta inoportuno su mensaje. Hacía falta que el Presidente de la República u otro vocero principal de la política económica del gobierno bolivariano lo hiciese, para reconocer las limitaciones y fallas, principalmente en lo respectivo a la política cambiaria, para luego constatar, que las decisiones orientadas a corregir el manejo ineficaz que condujo finalmente a la devaluación oficial de febrero de 2013, están resultando eficaces.

El régimen de cambio contribuyó significativamente al desencadenamiento de un conjunto de inconvenientes, como: la no disponibilidad de productos terminados e insumos para la producción, en el mercado, aprovechada por una contrarrevolución que la agrava con el acaparamiento que ha venido enfrentando el gobierno a lo largo y ancho del territorio nacional; la volatilidad de los precios de todo tipo de productos y servicios (por sobre la Ley de Orgánica de Precios Justos) que de manera persistente desvanece los periódicos aumentos salariales establecidos por decreto, etc. Por otra parte hay que entender dos cuestiones: que no es fácil manifestar, tan siquiera inquietudes (no digamos desacuerdos) con respecto a las directrices globales de un gobierno, cuando sé es parte de éste (máxime si es a nivel del gabinete), tampoco cuando recién se sale de ocupar un cargo de la índole del Ministerio del Poder Popular para la Planificación o un Ministerio de Economía o Finanzas. Se alcanza a apreciar que Giordani consideró que no podía obviar la responsabilidad histórica ante momentos difíciles como el actual, y que a la vez, no quiere ser el único chivo expiatorio de un manejo económico, que, sin obviar su aspecto positivo, exhibe problemas insoslayables.

El hecho es que se requiere poner las cosas en esos términos, y no dejarlo como un bochinche más. Compatriotas superemos ya el necio encasillamiento de la discusión, el debate y la autocrítica, en el mero contrapunteo entre un fulano ?reformismo? (oficial o no) y unos supuestos ?radicales? de izquierda.

El caso amerita hacer un uso (valga el término, aunque lo último que haría sería ceñirme al utilitarismo) responsable del documento y la ocasión en que se publica. Contamos con una nueva oportunidad para participar en la auténtica superación de las consecuencias desfavorables ocasionadas, y en la prevención de efectos similares, que harían degenerar igualmente el Sistema Complementario Alternativo de Administración de Divisas (SICAD).

Tratándose de un asunto que no está directamente en manos del amplio pueblo trabajador que sufre con mayor rigor las consecuencias derivadas de los desaciertos de toda política económica, lo que podemos hacer, apoyados en nuestra formación y entendimiento, es hacer aportes desde la intencionalidad constructiva (en oposición a los propósitos conscientes de destrucción, que guían a quienes están obsesionados con derrocar al gobierno). Solo así encuentra justificación lo aquí expresado.

En consecuencia, insisto en el asunto de la impunidad, bajo el criterio de que la problemática suscitada por el hecho de que permanezcamos atascados en la adicción a divisas necesarias para la importación, porque nuestra economía es en términos generales, fatalmente improductiva (aún), obedece más a la cuestión elemental de ?¿quién le pone el cascabel al gato??, que a lo que vendría siendo la impericia técnica en el manejo del tema económico. De ahí que hagan falta, para poder vencer la guerra económica entre otras, medidas como:

  1. Determinar con precisión la responsabilidad del Alférez Mayor Manuel Barroso en la asignación de divisas durante todo el período en el que ejerció el cargo de Presidente de CADIVI, y de los(as) demás funcionarios y funcionarias que tuvieron competencia en ello.

  2. Como punto indisociable del anterior: determinar con precisión y hacer pública ante el país, la lista de empresas de maletín involucradas en el desfalco señalado por la exministra y expresidenta del Banco Central de Venezuela Edmeé Betancourt, que recibieron un total aproximado de veinte mil millones de dólares del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (SITME) en 2012.

  3. Interrumpir definitivamente el desangre que desde el punto de vista económico representa el contrabando de extracción hacia los países limítrofes, principalmente Colombia, lo cual supone determinar responsabilidades de miembros de la Guardia Nacional Bolivariana encargados de ejercer la vigilancia de las zonas fronterizas, y compromete esfuerzos extraordinarios de inteligencia para identificar las mafias y grupos paramilitares que se encuentran atentando contra la seguridad alimentaria del pueblo venezolano.

Esas tres, por lo menos, son condiciones sine qua non, para salir del atolladero que le permite a la derecha emplear el chantaje de la escasez como forma de obtener rédito político.

En este caso específico, el asunto principal dista de ser la ?traición? o la deslealtadatribuible a un solo individuo. Si así fuese, el tema ya se hubiese agotado hace rato, y no continuaría suscitando nuevos análisis a cada instante. Como en otros casos en los cuales ha sido tocado lo más sensible de éste difícil proceso(difícil, como todo proceso revolucionario), después de reaccionarse de forma impulsiva, se ha dejado pasar el asunto, y días y semanas han caído sobre el mismo, sepultándolo finalmente. Todo quedareducido a un revuelo momentáneo. No se ha hecho más que correr la arruga, y de repetirse nuevamente la historia, la gran consecuencia va a ser sencillamente la acentuación del desgaste prolongado que ha venido experimentando durante los últimos años la base social del proceso.

No podemos seguir ya con el problema de las colas inmensas para adquirir productos de primera necesidad, entre éstos el gas, del cual hay que hacer mención especial. Resulta imprescindible garantizar que los distintos productos demandados por la población (entren o no en la categoría de productos de ?primera necesidad?) estén al alcance de ésta. El suministro de agua y electricidad deben ser restablecidos por completoen todo el país. No hace falta subrayar que esas son las prioridades. Corre el tiempo y lo hace a favor de la contrarrevolución, mejor dicho, ya pronto los tiempos se adecuarán al juego de la derecha, en función de que a ésta le convenga optar por el expediente del referéndum revocatorio.

Sé que la dirigencia opositora y muchos de quienes se identifican con la misma, leen ya las páginas que publican lo que pensamos quienes somos afines al proceso bolivariano. Les digo esto: No hay perspectivas de un mejor porvenir, con quienes buscan la restauración plena del modelo de desarrollo y acumulación neoliberal en Venezuela. Se equivocan quienes esperan que de la MUD o de alguna disidencia ultraderechista surja un clima de estabilidad, prosperidad y paz, con la rivalidad que mantienen en sus filas, y que cada día se intensifica más. En el gobierno serían absolutamente incapaces de mantener la coherencia necesaria para garantizar un mínimo de gobernabilidad. Ahí entra en juego un elemento primordial en lo que concierne al Estado y la sociedad venezolana: la incidencia de la Fuerza Armada en la política nacional a lo largo de la historia (el presente no es, desde luego, una excepción). Si no son capaces de mantener la unidad que vanamente evoca el nombre que identifica a la oposición, ¿Cómo esperan unificar a los militares,en torno a un hipotético gobierno alejado del enfoque social que caracteriza al gobierno actual? Y lo más importante, la moral:

Si algo refleja la discusión y toda la efervescencia emocional y de ideas suscitada a raíz del polémico escrito de Giordani, es que ahí está retratado el chavismo: asumiendo sus acciones, sobre todo los errores que son lo más difícil de reconocer y asumir. Difícilmente alguien podrá calificar de hipócrita el título ?Testimonio y responsabilidad ante la historia?. La responsabilidad es parte fundamental del imaginario bolivariano-revolucionario. Notable diferencia con respecto a la contraparte, que hasta ahora no ha asumido un solo fracaso, ni tan solo una de las graves consecuencias de sus aventuras políticas. La derecha venezolana no puede presentar ante sus seguidores, lo mínimamente deseable: una estatura moral mayor a la de todo el movimiento chavista en su conjunto. ¿Cómo puede pretender sustituirlo en la conducción del país? Ahí lo dejo.

Retomando el hilo conductor que veníamos siguiendo, partamos de un hecho fundamental: por la elemental cuestión de ubicarse en el espectro político-ideológico, tengamos presente que si algo ha sostenido el accionar militante (auténtico) del proceso, en todas sus manifestaciones, ha sido la formación integral, en primer lugar, de su base social. No olvidamos aquello de ?toda la patria una escuela?. La revolución es consciencia, aprendizaje colectivo permanente, a partir de ahí, lo primero es el desarrollo del pensamiento, la pedagogía y la andragogía; que el ser humano comprenda, no que sea persuadido. La persuasión es una forma de manipulación, factor inherente a la ideología que reproduce el orden burgués. En consonancia con ello, vamos a incorporar a la discusión, la cuestión de fondo que se condensa en una categoría conceptual del análisis político y sociológico: nos encontramos inmersos en una crisis de Estado (mucho cuidado: no estoy refiriéndome a una crisis de gobierno, sino de Estado).

La Crisis de Estado

No se puede entender la realidad social y política venezolana fuera del marco de una crisis de Estado que ya se evidenciaba treinta años atrás. No basta con hacer referencia al agotamiento del modelo productivo (diríamos mejor, ?improductivo?). Basar la economía nacional en la renta que sostiene y estructura el sector económico estatal implica que no podamos escindir de éste, todo el sector público que se organiza en torno a la dependencia a un rubro energético de exportación. Nos remitimos así a los orígenes, cien años atrás, de una estructura político-administrativa que nace, crece y se ramifica en función de sectores sociales dominantes alineados al capitalismo internacional, quienes venían de ser los que concentraban en sus manos las importaciones y el negocio de la exportación del café en la era de Guzmán Blanco (que sella el fin de la Revolución Federal de Ezequiel Zamora) cuando comienza a avanzar en firme la modernización de la economía venezolana. Eso es, siendo concisos, el llamado ?Estado burgués? en Venezuela, ese del orden social que se alude al hacer referencia a ?lo viejo que no termina de morir??, y data de un siglo atrás, cuando el núcleo de nuestra economía pasa a ser la cascada de dólares que ingresan a diario, a medida que se embarca el petróleo con destino al mercado externo, con la diferencia de que hoy por hoy cada dólar vale mucho menos de lo que valía en aquel entonces, y nuestra población se ha duplicado varias veces.

Con el tiempo, las organizaciones políticas y sindicales se forman y evolucionan, respondiendo, como grandes aportantes a la nómina de empleados públicos, a la disputa y/o repartición de la jugosa renta petrolera que pasaba previamente por los grandes propietarios de éste país: la clase social opulenta que ubicaba a sus ?insignes? miembros en el Ministerio de Hacienda, en la Presidencia del Banco Central de Venezuela (en fin, en posiciones estratégicas como la que en estos tiempos ocupó el compañero Giordani); la misma que se lucraba con la política de subsidios del Ministerio de Fomento, es decir, la que se apoderaba de la mayor cantidad de dólares; la principal responsable de los grandes desfalcos del período de hegemonía adeco-copeyana, régimen cuya descomposición encuentra explicación en las fallas estructurales del tipo de Estado y de economía que lo albergaron. En 1992 aparece en la escena todo un movimiento popular de renovación de la política y toda la vida nacional, liderado por un joven militar revolucionario, emergido de las grandes reservas culturales y morales existentes llano adentro. Con la llegada a la Presidencia de Hugo Chávez Frías emprendimos las y los venezolanos, un intento de refundación de la institucionalidad con la constituyente de 1.999. Era el modo de iniciar una revolución en el momento, dadas las circunstancias. Jamás podremos renegar de la misma.

De todos modosse requería que después de ese paso, se diesen otros pasos importantes? Y así fue: en el estrecho margen que suele dar, ese pilar de la institucionalidad burguesa que constituye el orden jurídico, se promulgó aquella primera Ley Habilitante que modificó los parámetros de la política petrolera dirección hacia la soberanía nacional, y propició que se dieran cambios en la estructura de la tenencia de la tierra. El justo reconocimiento del aporte de constitucionalistas nuestros como el recordado Carlos Escarrá Malavé entre otros, trascenderá este siglo, de eso podemos estar seguros. Pero aquel valioso cambio institucional no tiene la profundidad suficiente para transformar a fondo el carácter esencial de un Estado burocrático (como todo Estado moderno), pero además, eminentemente ineficiente y clientelista, y no es algo de extrañar, puesto que lo medular no son las leyes por las leyes. La ley y su eficacia (por consiguiente también, lo que la ley posibilite o impida) emanan, en últimas, de la forma cómo se organiza el poder a nivel social. De cómo se articulan y se imbrican entre sí, o por el contrario, tienden a chocar, poderes que a su turno inciden parcialmente (es decir, poderes globales, sectoriales, locales, y el poder de la organización popular autónoma).

La articulación de una parte de la institucionalidad, con el sector social y económico de los terratenientes, ha determinado que los autores intelectuales del asesinato de más de doscientos campesinos, en relación con la implementación de la política de redistribución de tierras de la administración gubernamental del Comandante Chávez (que por cierto se ha visto detenida en la actual administración), permanezcan impunes, en su inmensa mayoría. Por otra parte no dejan de resistir y chocar contra ese mismo sector social los indígenas yukpas, con todos los medios que están a su alcance.

Podemos continuar citando ejemplos, como el de aquellos grupos e individuos que se han lucrado, no del socialismo (como perversamente pretende dar a entender en todo momento la fracción de la derecha que de modo manifiesto se asume en contra del proceso), sino del hecho de pertenecer a la burocracia entendida como el poder político y económico generado a partir del funcionamiento tradicional del Estado, quien la nutre con toda la gama de recursos de la cual dispone. Algunos grupos tienen vínculos orgánicos con el capital financiero, y en general, han establecido alianzas de índole corporativa que los posicionan como actores netamente capitalistas.

Abordar la situación actual del país, amerita hacerlo desde la perspectiva de las relaciones de poder, puesto que a raíz del fallecimiento de nuestro primer gran líder era inevitable que se dieran reacomodos en el seno del heterogéneo bloque que se encuentra a cargo del aparato administrativo central, y es gobierno en la mayor parte de los estados del país.

En lo respectivo a la organización del poder en el conjunto de las distintas fuerzas adheridas al gobierno nacional, y teniendo como trasfondo una crisis de Estado que ya hizo sucumbir un régimen político anterior, voy a sugerirle al compañero Presidente Nicolás Maduro abocarse (con todos los medios que estén a su alcance) a la superación de dos situaciones críticas concretas que vienen desarrollándose en dos sectores de la economía:

  1. La crítica situación de las empresas básicas de Guayana.La decisión revolucionaria de nacionalizar un sector estratégico para el interés nacional, obedeció, entre otras razones, a la necesidad de poner materiales de construcción al servicio del interés general de acceder a vivienda digna, abaratando su costo, y de igual modo, a una cuestión de vital importancia: la industrialización del país en aras de la diversificación de la economía nacional. Sin embargo, lo que ocurrió fue, que en lugar de incrementarse los niveles de producción, éstos han descendido con respecto a los niveles registrados cuando la siderúrgica y las demás empresas pertenecían a empresas privadas. La nota predominante no ha sido la conciencia de clase en el control obrero de los medios de producción, sino la visión corta de la reivindicación laboral y el accionar de grupos mafiosos en el seno de la organización sindical (incluso a nombre del proceso bolivariano).

  2. En lo concerniente al transporte, vemos que la magna obra del ferrocarril, emblema del proceso revolucionario bolivariano, por lo menos en el tramo Puerto Cabello- La Encrucijada, sufre desde hace más de seis mesesla desconcertante suspensión de las labores de construcción, y se halla en medio de una situación similar a la que viene sucediendo en la zona guayanesa; conflictos de poder intestinos a nivel de la organización sindical, han sido dirimidos a fuerza de gatillo. Adicionalmente el consorcio responsable de la construcción del ferrocarril se ha caracterizado por su indiferencia ante el enfoque obrerista de varias de las medidas tomadas por el gobierno nacional, pese al beneficio económico que representa para la firma extranjera, el contrato establecido con aquel.

Ambas obras se hallan comprendidas dentro del proyecto de nación condensado en los planes de gobierno que se han presentado de manera consecutiva, el correspondiente al período 2007-2013, y el Programa de la Patria 2013-2019. El ferrocarril apunta hacia la descentralización y la desconcentración demográfica y productiva.

El inmenso desafío que supone el cabal cumplimiento de la meta de la Gran Misión Vivienda Venezuela, basta por si solo para absorber el incremento de la producción (que no se ha dado) de hierro y aluminio, pero además, ha movido ingentes masas de dinero.

Las denominadas ?grandes misiones?, particularmente la GMVV, Hijos de Venezuela y ?En Amor Mayor?, contribuyeron de manera ostensible al incremento de la cantidad de dinero circulante, por consiguiente tiende a incidir también en el índice de inflación.

Y no hemos tocado el tema del desafío que constituye el monto creciente de las pensiones?

En lo particular, he podido constatar como varias instituciones se han venido adecuando a la premisa revolucionaria ?¡Comuna o nada!?. El INCES en 2013 dio un golpe de timón, y sustituyó la capacitación a través de cursos, por la participación directa de sus facilitadores (que ahora se llaman ?maestros-pueblo?) en la organización popular, por la vía del proyecto propuesto por las propias comunidades. Los Consejos Federales de Gobierno de cada estado y diversas instituciones que financian proyectos comunitarios están exigiendo al igual que el Ministerio del Poder Popular paralas Comunas y los Movimientos Sociales, la actualización de las vocerías de los consejos comunales, con el propósito de contribuir a la consolidación de la organización comunitaria, en aras de la formación de las comunas socialistas.

Porque es con el desarrollo socio-productivo alcanzado por la vía de la comuna, que el pueblo va a salvar el pueblo construyendo un tejido social basado en relaciones de producción no capitalistas, y eso lo entiende muy bien Nicolás Maduro, cuadro de la izquierda venezolana desde hace algunas décadas. El 1º de mayo de 2014 Maduro pidió a todo el gobierno y al pueblo trabajador, que no lo dejaran solo. Es en la comuna donde tendremos la posibilidad de acompañarlo. Pero ocurre lo siguiente: las comunas requieren un mínimo de tiempo para su consolidación, entre tanto, el manejo de las distintas consecuencias derivadas de un Estado y una economía que niegan con su presencia (todavía), cada principio revolucionario socialista, debe afrontar a diario un asedio atroz que va minando la moral de todo un pueblo, y los ritmos de la vía electoral-constitucional no nos la ponen fácil.

Un siglo después del nacimiento de la Venezuela petrolera, y 22 años después de haber comenzado el ciclo revolucionario, el viejo Estado y la economía dependiente y rentista, funcionales a la fuga de capitales que tanto favorece a la lumpen burguesía criolla, continúan al unísono castrando el potencial productivo del pueblo combatiente de las guerras independentista y federal. Tenemos que hacerlo retroceder, pues cada día nos está saliendo más caro.

Conclusión final: el asunto no es solo para expertos en economía. Siendo económico es de carácter eminentemente social y político, es decir nos atañe a todos y todas.

Gustavo Adolfo Hedmont Rojas, integrante del Colectivo CDR SUR. Por la Comuna Eco-socialista ?El Sur Existe?.

ghedmont@yahoo.es



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