No es bueno ser ingrato, y mucho menos, usar la ingratitud como arma de venganza. Esa fórmula hace del sujeto que así procede, un traidor consumado.
Esta revolución, al igual que muchas otras a través de las épocas, tiene cuadros confiables y nobles. También tiene gente rastrera que está sólo por algunos intereses finitos y tasables , y que, de acuerdo al momento, mostrará, tarde o temprano su verdadero talante. No creo por lo tanto, que haya gente que se eche a perder, sino que se descubre en su verdadera dimensión cuando se le hace imposible portar su disfraz.
En ese sentido, hemos sido testigos de gente disfrazada de rojo, pero con un tongoneo que finalmente les dejó ver el "bojote". Verbigracia, Miquilena, Baduel, Alvarenga, por citar algunos de los más conspicuos nombres en la palestra carnavalesca del porte circense del disfraz.
También es cierto, que éste y todos los procesos revolucionarios tienen sus desaciertos y sus gazapos, sus altos y sus bajos y sus subidas y bajadas de mareas. En esas coyunturas, por lógica, es cuando los verdaderos valores y anti valores se manifiestan de manera más evidente, y es precisamente lo que está pasando en estos momentos de tormentas y huracanes políticos y económicos, que manifestaciones como las de los dos personajillos de marras se producen de manera pública.
No confundamos, sin embargo, al verdadero sentido autocrítico ni al uso natural de la dialéctica confrontativa con estos bodrios de sainete rebuscado que es lo único que muestra Vanessa con su repentino apoyo a un gafo funcional como Chataing y acudiendo cándidamente al programa radial del más representativo y reaccionario locutor de la oposición Cesar Miguel Rondón, o a las letanías seudo científicas de la entelequia que Giordani denomina "testimonio y responsabilidad ante la historia".
A la anterior aclaratoria le añado ejemplos nobles y aterrizados en su momento político, como el caso de los desaparecidos Luis Tascón y Lina Ron quienes a pesar de sus inconformidades y sus expresiones para sustentarlas, nunca montaron tiendas ideológicas más allá de la talanquera que muchos disfrazados de rojo montaron junto a las escorias más emblemáticas de la IV república. Ismael García, sólo por citar un ejemplo, es uno de los más tristemente célebres en ese respecto.
Que cualquier revolucionario cuestione elementos operativos y muestre su descontento con cualquier aspecto inherente al proceso revolucionario del cuál es parte, no es la preocupación que en estos momentos nos invade, pues el mismo Comandante Supremo en más de una ocasión expresó con vehemencia muchos de los aspectos con los cuales no estaba de acuerdo. Jamás se ahorró un ápice de la necesaria autocrítica ni toleró actitudes blandengues para ocultar los desaciertos del proceso. El caso que hoy nos ocupa, no obstante, dista por leguas éticas y morales, del sentido necesario para considerarlo un acto auténtico de autocrítica.
Vanesita se fue a la tribuna del que por años fue su enemigo natural, y en un acto de generación espontánea, se convirtió en una amnésica y olvidó la historia de odio y represión que una vez la depositó en uno de los calabozos de la desaparecida Disip. Su apoyo a Chataing lo hizo público, no tanto para apoyar a este actor cómico despedido una vez más en su irregular carrera de farándula, sino para desovar su reconcomio personal por su salida de Venezolana de Televisión. En ambos casos, tanto Vanessa como Chataing endilgan de manera alevosa la responsabilidad de sus despidos al Presidente Maduro, como si el primer mandatario fuera jefe de personal de los canales donde cada uno laboraba. Sólo un escaso de materia gris puede esconder su fracaso profesional detrás de semejante calumnia. En este programa la camarada deja destilar por las filtraciones de su conciencia
Jorge Antonio, disfrazó su arrechera porque lo dejaron afuera, con un manifiesto que más se parece a una novela de Corín Tellado, que a las letras de un académico e intelectual que alguna vez fue a la Boloña como estudiante avezado. Lo que no se entiende, sin embargo, es por qué este economista sin serlo, se considere tan indispensable en la administración de un gobierno al cual critica tan ácidamente; olvidando que sus planes económicos tan venidos a menos, sólo han disparado la inflación, aumentado el gasto público y cercenado a más de la mitad, el poder adquisitivo del venezolano. Hoy nos sorprende este monje sin capucha con una esquela blasfema e innoble, que lejos de reconocer su responsabilidad en los hechos mencionados, intenta reivindicarse con una historia lapidaria que no perdona. Más bien tocaría preguntarle a nuestro presidente, el porqué se tardó tanto en remover a este funcionario que demostró con creces lo equivocado que estaba en su asesoría ministerial al Jefe de Estado.
El resultado de todo este infame acto en una sola entrega, es el consabido orgasmo mediático de los factores conspiradores y más material de apoyo logístico para los esbirros políticos que le hacen la guerra al país en su afán de salir de Maduro.
Que se olvide Jorge Antonio que con este lance va a lograr la absolución que pretende obtener de la historia o que sus evidentes errores e incompetencias al frente de nuestra economía van a ser olvidados como el cursi discurso de su carta sí lo será. A Vanessa le auguramos una luna de miel muy fugaz con sus colegas de oposición, quienes nunca se ahorraron los epítetos cuando criticaban sarcásticamente sus Contragolpes en Venezolana de Televisión.
Al resto de nosotros, los que en más de una ocasión hemos sido críticos de algunas acciones de nuestro gobierno, apelo con el más sentido espíritu de honestidad y claridad política, para que no caigamos en este tipo de trampa caza bobos, que pretende pescar en río revuelto. Apelo a la cordura y a la identidad con el proceso, que aunque arponeado por propios y ajenos, es la única alternativa al camino de la construcción del socialismo por el que entregó su vida Hugo Chávez Frías.
Ya suficiente tiene el Presidente Nicolás Maduró, quien está haciendo un esfuerzo extraordinario para sortear y enfrentar con coraje todo el andamiaje de mentira y saboteo montado por los factores anti democráticos de la oposición conspiradora para que ahora, elementos que por tanto tiempo fueron responsables de políticas públicas y medios de comunicación, con toda la confianza y libertad de acción otorgadas por el gobierno, vengan a contribuir con el mismísimo enemigo y verdugo de ellos mismos.
No pasarán de ser unos simples asteriscos en la noble historia que no absuelve traidores.
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