Ya no es sólo es la opinión de George Soros, el multimillonario de los fondos de cobertura, que sinceramente se describe como "un traidor a su clase" y se ha preocupado durante mucho tiempo por las deficiencias de lo que él llama "el fundamentalismo del libre mercado". Entre los plutócratas esta perspectiva que antes fue vista como radical, se ha ido convirtiendo en algo común. Chrystia Freeland público su artículo en politico.com. ¿Qué significa cuando la vanguardia capitalista empieza a hablar de la desigualdad?", nos revela lo extenso de la crisis que está enfrentando el capitalismo a nivel global y como a sus máximos representantes, les preocupa la supervivencia del mismo.
"En la ciudad de Londres en una conferencia titulada “El Capitalismo Inclusivo” el 05/2014 en las elegantes habitaciones del Guildhall (sede histórica de la Ciudad, y uno de los dos centros del mundo de las finanzas), los inversionistas internacionales que controlan 30 trillones de dólares de activos (un tercio del total global) se reunieron para discutir, lo que el director de Unilever, Paul Polman, llamó "la amenaza capitalista al capitalismo".
Los organizadores de la conferencia expusieron en un ensayo introductorio, que el Capitalismo "a menudo ha resultado disfuncional de una manera importante. A menudo alienta la miopía, contribuye a las grandes desigualdades entre los ricos y los pobres, y tolera el tratamiento irresponsable del capital ambiental. Si estos costos no pueden ser controlados, el apoyo al capitalismo puede desaparecer”. El debate fue iniciado por Fiona Woolf, alcaldesa de la ciudad de Londres, quien señaló que el sistema capitalista tenía que ser "para todos, no sólo para los pocos dorados". Continuó el príncipe Carlos, que dijo que el triunfalismo del Capitalismo cuando colapsó la Unión Soviética, había sido un error y que "el trabajo a largo plazo del capitalismo es servir a la gente, y no al revés".
Christine Lagarde, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional citó tanto la predicción de Carlos Marx de que el sistema capitalista "acarrea las semillas de su propia destrucción" y la crítica que hizo el Papa Francisco del aumento de la desigualdad como "la raíz del mal social." Ella habló en contra de la reacción conservadora que favorece el aumento de esa desigualdad, y sentenció lo siguiente: "en última instancia, debemos ocuparnos de la igualdad de oportunidades, no de la igualdad de resultados".
Lagarde señaló, el problema es que las oportunidades nunca podrían ser iguales en una sociedad que es profundamente desigual, y pidió más sistemas progresivos de impuestos, y el aumento a los impuestos sobre la propiedad. La conferencia terminó con un discurso de uno de los arquitectos del capitalismo global, Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, quien dijo que el aumento de la desigualdad de los ingresos era real e internacional: "Dentro de las sociedades, sin ninguna excepción, la desigualdad de ingresos tanto dentro, como entre las generaciones, ha aumentado demostrablemente". Él refutó el argumento de que todo se trata de meritocracia: "Advirtió, con un lenguaje fuerte, que el sistema capitalista estaba en riesgo: "Así como toda las revoluciones digieren a sus propios hijos, el fundamentalismo de mercado no supervisado, puede devorar el capital social esencial para el dinamismo a largo plazo del capitalismo".
Para los plutócratas estadounidenses, aceptar que el capitalismo no funciona para todo el mundo, puede ser una píldora muy amarga de tragar que para muchos de sus pares globales, porque, en Estados Unidos más que en cualquier otra parte del mundo, en las últimas décadas la riqueza y su acumulación han llegado a ser vistas como una virtud cívica. El artículo puede leerse en: http://www.politico.com/magazine/story/2014/06/its-not-just-george-soros-anymore-107578.html