Cada vez que me arriesgo a saltar de un canal del Estado a un canal de la oligarquía, la indignación y el estrés son tales, que el control del televisor se dispara solo y vuelve a su posición de descanso. No es para menos. Cuando no aparece una telenovela vulgar, es porque están pasando una batalla entre sexos. Y cuando no es un noticiero sensacionalista, es una publicidad de prostitución o de pornografía. ¡Que manera de despreciar a la mujer!
¿Por qué ese empeño en rebajar a la mujer? ¿Despreciar a la mujer no significa degradarnos todos?¿Qué pensarán las hermanas, las esposas, y las hijas de los oligarcas? ¿Y que pensarán las doñitas cuando ven la telebasura que dirigen sus hijitos? Me niego a creer que ellas comparten esos valores degradantes de su propia condición de mujer. ¡Que bueno sería que le dieran un buen jalón de orejas semanal a sus monstricos! Así nos ayudarían a rescatar al menos un poquito la humanidad de la mujer que han pisado por siglos.
Pero que va. El camino es largo. Como larga es la historia de la mujer en su lucha por su libertad. Primero, que si no tenía alma y por eso teníamos que esclavizarla. Luego, que si no sentía y por eso no podía escoger libremente a su pareja. Después, que si no era inteligente, por lo tanto no podía ir a la universidad. Hasta que por fin, después de muchas batallas, las mujeres sí tienen alma, sí tienen sentimientos y sí son más inteligentes que muchos machitos oligarcas. Basta echarse un recorrido por los espacios del VI Foro Social Mundial, aquí en Caracas, y ver con regocijo la multitud de mujeres estudiantes de todo el mundo. Jóvenes que debaten con entusiasmo la transformación necesaria del mundo que los capitalistas se afanan por destruir. ¡Muy buena la lección muchachas!
Estos eventos internacionales nos animan a seguir la campaña contra la opresión. El enemigo es el patriarcado y la oligarquía. O mejor dicho, es contra el machismo y el capitalismo. Ambas son formas de opresión más o menos iguales. Oprimen la humanidad del hombre, y en mayor grado, la de la mujer.
La discriminación de la mujer se la han atribuido algunas veces al sistema político. Otras veces al sistema económico. Y otras veces ven su origen en el patriarcado. Lo cierto es que el patriarcado es anterior al capitalismo. El capitalismo heredó sus patrones, los adaptó a su imagen y semejanza, y los convirtió en algo útil y necesario para su régimen de opresión social.
Lo anterior se puede ver bien ilustrado en las pantallas de televisión. La mujer en la televisión de mercado, es presentada principalmente como un adorno, un objeto de placer, una mercancía. También se le muestra simplemente como una consumidora boba. No sé cuál de estos roles la degrada más. Lo que sí queda claro es que no dan chance para que las usuarias adolescentes se desarrollen como personas humanas.
En el ambiente veo claramente dos formas de opresión de la mujer. Por un lado, cada vez menos, está la prostitución de algunas mujeres excluidas que aún no se incorporan a las misiones, pero que están por hacerlo. Pero, por otro lado, están las jóvenes que lo hacen para satisfacer necesidades creadas por la programación que producen estos monstricos de la oligarquía. Aquí hablamos de la prostitución sutil, encubierta. Es la prostitución de las alienadas. Y no son pocas. ¿O es que acaso no es prostitución cuando una joven ofrece su compañía a cambio de gustos y comodidades que ve en la televisión?
Con esta forma perversa de la oligarquía de valorar a las adolescentes, es bueno preguntarse: ¿dónde queda el derecho de la mujer a escoger libremente a su pareja sin el acoso alienante de las cuñas y las telenovelas? ¿Dónde quedan el encuentro y la compañía espontánea entre los jóvenes?
Es obvio que la televisión de la oligarquía viola constantemente los derechos humanos. Otra muestra de ello lo podemos apreciar cuando inescrupulosamente inducen a las adolescentes al uso de la cirugía estética. Las llaman a agredir sus cuerpos y rehacerlos según patrones importados para satisfacer los deseos del hombre igualmente alienado. La situación se agrava más aún cuando la mujer no sabe que está alienada. En su ignorancia, la televisión las hace esclava del cuerpo, esclava de la tecnología, esclava del prestigio, y por supuesto, esclava del hombre.
Amigas y amigos, a los medios hay que darles un uso más justo. Ya es tiempo de que pasen a manos de la sociedad. La oligarquía ya alienó a dos o tres generaciones de adolescentes venezolanas. ¡Ya es suficiente! Como usuario me veo obligado a censurarlos. Ellos están utilizando un espacio radioeléctrico de dominio público. Por lo tanto, son prestadores de un servicio que debe contribuir con la formación humanística de los ciudadanos. Y por supuesto, esto pasa por la creación de conciencia contra la desigualdad de género.
Para terminar, camaradas, la lucha por el rescate de la dignidad de la mujer, es de todos. De mujeres y hombres. No se puede ser de izquierda y ser machista al mismo tiempo. La lucha no es solamente por la igualdad de los hombres. Estamos hablando de la otra mitad de la población que ha sido vilipendiada y segregada por los machitos y los oligarcas. Se trata de nuestras madres, nuestras hermanas y nuestras hijas, así como también de las madres, hermanas, e hijas de nuestros hermanos venezolanos.
Otro mundo es necesario.
Con las mujeres del VI Foro Social Mundial, es posible.