No son pocos los ministros, directores o jefes de empresas del Estado venezolano que se sienten a salvo, después que ayer el presidente Maduro no removiera (a pesar de haber anunciado un sacudón) a ningún funcionario. ¡Se equivocan! Nadie está a salvo. Ni ellos ni nosotros. Y no podemos estarlo.
La derecha, apoyada por el imperio más poderoso del planeta, anda, desde hace rato, en búsqueda del poder y se acerca peligrosamente. La ineficiencia le abre una puerta tras otra.
¿Quién puede estar a salvo ante la posibilidad de retorno de los fascistas?
Algunos en su prepotencia parecen olvidar como actúa la derecha contra los que considera sus enemigos cuando asalta el poder. ¿Será que piensan que los van a perdonar?... ilusos.
Allí está, como botón de muestra, como actuaron aquel 11 y 12 de abril de 2002 y como lo hicieron cada vez que tuvieron un poquito de fuerza para mover a grupos importantes de personas. ¿Cuántos asesinaron? ¿Cuánto incendiaron? ¿Cuántos arruinaron?
Uno no puede dejar de preguntarse ¿Qué les hace pensar que están a salvo?
No, nadie está a salvo con esa gente. Si toman el poder la masacre sería descomunal y al pueblo lo someterían a las políticas de shock más terribles que se hayan conocido. Por ello es que ningún funcionario puede estar seguro en su posición si no ha cumplido con el país a cabalidad. Y es que resulta inmoral que se sienta seguro o que pretenda seguir en su cargo si no ha sido competente.
El presidente Maduro no debe y no puede darle esa seguridad a nadie, pues su vida, la de los suyos y la de miles de revolucionarios están en juego. Por la razón que sea el que no cumpla con los objetivos, metas y compromisos debe ser removido. Eso es ser leal al pueblo que sostiene con su sacrificio esta revolución.
Maduro anunció un sacudón y ese anuncio se corresponde con los anhelos del pueblo chavista que lo expresa de mil formas y en todos los escenarios posibles. Está obligado a dejar de lado compromisos, temores, acuerdos y hasta amenazas para cumplir con su palabra. El querer dejar las cosas como están o hacer maquillaje político podría ser el inicio del fin.
El pueblo sabe dónde está la corrupción, que es lo que no funciona bien, cuales son las políticas fracasadas y hasta lo que debe hacerse para corregir muchos problemas. No vale, entonces, hacerse el pendejo, no vale intentar engañar al pueblo. Hay que ir a fondo con el sacudón o esto se lo llevará el carajo.
Ya no bastan las tres ERRES, ni las tres C como dijimos en una oportunidad (Coñazo, Coñazo y más Coñazos con los ineficientes y corruptos).
Que ayer no era el momento exacto, que no se contaba con toda la información, que la realidad política imponía una pausa, pueden ser causas para retrasar la decisión. Pero el sacudón va o nos jodimos todos.
Ayer algunos respiraron profundamente y mostraron su mejor sonrisa cuando confirmaron que no habían sido “descamburados” pero esa alegría no puede durar mucho. Nadie está a salvo sino tomamos el camino de la eficiencia, la transparencia y el compromiso revolucionario.
Que trabaja mucho, que está comprometido con la revolución, que es más chavista que Chávez, que ha estado en el gobierno por mucho tiempo. Todo eso carece de importancia si no es eficiente y cumple con los objetivos acordados. Que se queden los que en verdad han demostrado que pueden con el cargo, los otros aunque tengan poder, contactos y seguidores deben pasar a retiro. Lo contrario sería actuar como lo hicieron los bandidos de la cuarta.