No es una exageración decir que el hecho más importante para los pueblos aborígenes de América –y en especial para los que alcanzaron mayor desarrollo cultural- es el ascenso de Evo Morales como presidente de Bolivia. Mientras tal hecho no llegara a ocurrir, cualquier intento de cambio social en los países de mayoría aborigen, estaba condenado al fracaso. Para que una Revolución tenga fuerza propia y se consolide debe nacer de las capas más pobres de la población, de los más explotados. Allí debe encontrar su razón de ser.
El triunfo del pueblo Aymará y Quechua en Bolivia va a traer a las culturas aborígenes del continente, en primer lugar, la confianza en su propia fuerza como mayorías electorales. Confianza en si mismas, una y mil veces abatida durante 500 años de resistencia. Luego de estar al borde de la extinción, estas etnias comenzaron a crecer poblacionalmente en medio de las mayores discriminaciones, como bien las describió Evo Morales en su discurso de toma de posesión y que cualquier lector curioso de nuestra historia, puede encontrar en novelas como “Huasipungo”, del ecuatoriano Jorge Icaza, que es una antología de la sordidez a que el terrateniente somete al indio. “Los Ríos Profundos”, del peruano José María Arguedas, muestra a un pueblo humillado y explotado pero que conserva sus valores irreductibles. “Raza de Bronce” del boliviano Alcides Arguedas, es un apasionado discurso narrativo en pro de darle al indio mejores condiciones sociales; tal vez sea ésta la mejor novela indigenista que se haya escrito en el continente americano. Así como los nombrados, cuántos otros autores han tocado el tema indigenista.
En América Latina se ha dado la paradoja de políticos ajenos al mundo indígena tratando de interpretar su mundo. Con Evo Morales ocurre lo contrario, un indio, de la más pura raíz aborigen es quien interpreta su mundo y reivindica los derechos de su pueblo, negados durante 500 años por las oligarquías gobernantes. Algo extraordinariamente novedoso está ocurriendo en la América india que estremece el ámbito político del continente.
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