La gente pensó, entre 1958 y 1968, que los principales problemas que venía confrontando el país podría tener un desenlace favorable para el pueblo. Pero a partir de 1969 aquí se le abrió de par en par las puertas a la corrupción administrativa oficial y desde aquel año los gobernantes se comportaron como los invitados a una piñata, EL HERARIO PUBLICO, a la cual le cayeron a palos sin ninguna clase de contemplación y se repartieron los confites que de allí salían, más adelante, al ver el anfitrión que quedaban muy pocas exquisiteces dentro de la piñata, optó por saquear la casa, LA NACION, y comenzó a vender todos sus bienes con la finalidad de que no faltara abundantes golosinas con las cuales los asistentes a la gran fiesta, todos funcionarios públicos, se sintieran contentos.
Para 1983 la corrupción era tan escandalosa que algunos adherentes al Pacto de Punto Fijo, que manejaba la cosa pública, plantearon la necesidad de buscar un cambio político en la conducción del gobierno y entonces es cuando buscan por todas partes lo que podían hacer, y llegan, después de algunos años, a juzgar judicialmente a uno de los suyos; el presidente en ejercicio Carlos Andrés Pérez. Pero lo cierto fue que no se hizo nada por suplantar la cultura implantada por ellos mismos (ir al gobierno para llenarse los bolsillos de dinero mal habido sin importar para nada el futuro de la patria) haciendo que el índice de inflación acumulado se elevara vertiginosamente en cada uno de los períodos presidenciales consecutivos y ya para el quinquenio 79-83 se remontó a 65,4%; en el 84-88 a 113,4%; en el 89-93 a 226,3% y finalmente llegara a rozar la cifra obscena de 300% en el quinquenio 94-98; específicamente en ese gobierno la inflación acumulada fue de 298,2 %.
Y debido a la maligna actuación de los políticos inscritos en el puntofijismo es que surge avasallante el comandante Chávez Frías y en diciembre de 1.998 gana las elecciones presidenciales con la mayoría absoluta de votos sufragados por los venezolanos, desde entonces todo cambió; ahora bien, estando actualmente las diferentes políticas económicas del gobierno en pleno proceso de afianzamiento, ellas tendrán que evaluarse en el futuro, desperjuiciadamente y con ecuanimidad, pero desde ya se avizora como correctas, porque en 7 años de su administración el índice inflacionario acumulado solo llega al 137,7%; menos de la mitad a lo que llegó en el período presidencial del segundo gobierno del Dr. Rafael Caldera. Sin embargo hoy nadie puede desconocer, y hay que proclamarlo de manera definitiva, que el saqueo que se venía haciendo a la Nación se paró en seco desde que Chávez está como presidente, ya no hay venta de activos, ya no existen las hipotecas, ni los préstamos, ni los arriendos; prácticas normales que se hacían antes usando como argumento que eran necesarias para poder financiar los gastos de la administración y superar el déficit fiscal de la república.
La verdad verdadera es que a Venezuela se le veía un porvenir muy oscuro debido al mal manejo económico implementado por el Pacto de Punto Fijo, y nadie puede negar que los asuntos políticos, sociales, educativos, de empleo, de salud, de libertad y de ejercicio democrático venía de mal en peor; por lo tanto, si ese funesto pacto tuviera vigencia hoy, 2.006, seguro que el país estaría completamente arruinado. Esperemos al año 2.011, bicentenario de la declaración de nuestra independencia, y veamos en esa época la real prosperidad de este país al cumplirse lo que el Libertador soñó para su pueblo. “Necesitamos trabajar mucho para regenerar el país y darle consistencia: Por lo mismo, paciencia y más paciencia; constancia y más constancia; trabajo y más trabajo para tener patria”
*José M. Ameliach N.
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Enero de 2.006