Aportes para el diálogo de Marea Socialista con el Pueblo Bolivariano en Lucha y el asunto del modelo de sociedad

Asistimos a la Conferencia de Marea Socialista y desde el agradecimiento por brindar ese espacio, también desde el reconocimiento por el esfuerzo que significa el acumulado de elaboraciones: lecturas políticas de coyunturas, otras más estratégicas y aportes diversos de sus militantes, que en este evento fueron sintetizados muy acertadamente por el compañero Gonzalo Gómez, queremos intentar algunos aportes que no pudimos decir el sábado, por falta de tiempo para las intervenciones, algo muy natural en este tipo de eventos.

En primer lugar percibimos a Marea Socialista, como parte de una corriente histórica de luchas que se asume en tarea permanente de reconstrucción de ese legado, porque sabe que sólo desde esa continuidad, con altibajos, momentos de irrupción revolucionaria del pueblo, momentos de vacíos o “barrancos”, pero continuidad al fin, pues sin conciencia del proceso histórico de luchas, la actualidad es concebida de forma fragmentada, sin la perspectiva que da su hilo conductor.

En este sentido Marea tiene en su seno militantes que encarnan este sentido histórico que permite incidir en la juventud no sólo de Marea sino del PSUV, quienes en muchos casos padecen la enfermedad de creer que la historia comenzó con Chávez y de creer que Chávez al igual que Bolívar son los padres y no los hijos (hijos pródigos, pero hijos), de este pueblo creador.

Esa conciencia del proceso sociohistórico, político cultural de nuestro país y Latinoamérica, nos permite plantear un asunto que si bien Marea lo considera en los elementos estratégicos, no lo vimos claramente expresados en el encuentro. Pudiéramos decir que los elementos de orden táctico, o que responden a necesidades de luchas inmediatas, planteados por Marea,  dirigidos especialmente  a  frenar el descalabro del nivel de vida del pueblo que vive de su trabajo, no reflejó en un tema que consideramos trascendental:  “el  modelo”.

Si bien consideramos muy pertinente, los cinco puntos, que pudieran constituir una táctica acertada, es decir: Las auditorías (intervención del pueblo, el gobierno no puede auditarse solo), control de las importaciones (considerando las necesidades), derrotar el desabastecimiento (reforma de los impuestos, que den más los que más tienen), recuperar el nivel de vida de los trabajadores (combatir la tercerización)  y, reimpulsar las misiones, todo esto desde una perspectiva constituyentista popular, enfatizamos que la discusión y búsqueda de alternativas al modelo, tiene que realizarse  en el mismo proceso de luchas implicados en los cinco puntos.

Por lo tanto no se trata de otro punto, ni de algo que por estratégico, hay que dejarlo para luego, se trata de la verdadera discusión y lucha que garantiza que haya revolución. Entonces la pregunta es: ¿Cómo se come la discusión de los cinco puntos de luchas contra el descalabro del nivel de vida de los trabajadores con la discusión sobre el modelo?

Para hacer esa discusión es pertinente considerar algunas cosas de nuestra historia reciente. Antes de 1989, después que el nivel de vida bajó al punto que produjo el sacudón, alimentación salud y dignidad estaban por el suelo, se abrió así una perspectiva de cambio, que impulsó los golpes de febrero del 92 y noviembre de ese mismo año y llevó a Chávez a la presidencia, con lo que el Pueblo Bolivariano se consideraba en el poder.

Vinieron años de embestida contra la revolución bolivariana, pero también fue un tiempo de bonanza económica, sin embargo el modelo no se discutió, no hubo constituyente de salud, ni educación, ni económica, ni política, por tanto ni cultural.

Agroisleña, se convirtió en Agropatria, sin que cambiara ni un ápice la producción de veneno para las plantaciones, sin que se discutiera amplia y llanamente que significan los transgénicos. Se entregaron títulos de propiedad de la tierra a campesinos y pueblos originarios, pero sus dueños siguieron siendo los terratenientes que día a día asesinan a los campesinos y pueblos originarios y la demarcación de tierras se convirtió, aunque duela decirlo, en una falacia. 

De la decisión de dejar el carbón donde pertenece, bajo la tierra, como lo anunció Chávez a la Carboeléctrica del Zulia, con la aprobación de Arias Cárdenas, nada ha cambiado. De la asignación de dinero y más dinero que se queda en el camino, para la salud, de un modelo que es, el de la enfermedad y el lucro de los seguros privados, que no se abre a otros conocimientos ancestrales, ni siquiera en barrio adentro, solo queda la crisis hospitalaria de siempre.

De la inclusión en educación, que ciertamente incorporó un sinnúmero de personas al aparato escolar, pero con método conductista, sin problematización alguna, dejando a Paulo Freire, para las ponencias, para las vitrinas de ocasión, solo quedan los muchos nuevos graduados, engrosando las filas de los beneficiarios. Por eso hoy el asunto es como no se posterga nuevamente la discusión del modelo.

Frenar el deterioro de la calidad de vida que se había venido alcanzando, aunque fuese a punta de renta petrolera, implica luchar, históricamente ha sido así y mucho más durante el bipartidismo adeco-copeyano, porque no negamos que de Chávez para acá, la renta petrolera dio un viraje para favorecer a las grandes mayorías desasistidas de este país, aunque la corrupción, la impunidad y excesiva burocratización, desdibuje estas políticas sociales, tal como fue planteado por Marea Socialista.

Pero frenar el deterioro de la calidad de vida hoy, segunda década del siglo XXI, exige luchar, incluida la discusión en el proceso de lucha, cómo preservar la vida en el planeta, como preservar las fuentes de agua,  las tierra para el cultivo, como revertir el efecto invernadero, yendo más allá del convencional concepto de ambiente, reconstruyendo la comprensión ancestral de  la madre naturaleza.

Frenar el deterioro de la calidad de vida hoy, implica por ejemplo que las auditorías, se realicen como parte del proceso de construcción de instancias de evaluación permanente, en ministerios que se llaman” del poder popular” y no porque hay crisis, el cambio de modelo supone un cambio cultural institucional: concebir la institucionalidad en experimentación cotidiana de la democracia participativa, en diálogo permanente con el pueblo,  y desde allí, construir y no frenar el proceso de contraloría  social.

Frenar el deterioro de la calidad de vida hoy, implica tomar decisiones sobre las importaciones, eliminando de la lista todos aquellos productos que forman parte de las necesidades creadas, haciendo el trabajo mediático necesario, pues no se trata de imponer las cosas, ignorando la cultura de la dependencia que impera. Cambio cultural implica cambio en los procesos de comunicación.

Frenar el deterioro de la calidad de vida hoy supone, en lo que se refiere al desabastecimiento, ir más allá de derrotar el boicot, abordando de una vez por todas el proceso de producción que está en mora desde el mismísimo benemérito, el general Gómez, cuando las transnacionales decidieron el destino de este país con su anuencia, para lo que tuvieron que sacar de circulación a Cipriano Castro. Mientras no seamos capaces de vivir desde nuestras posibilidades de producción, no es posible vencer el boicot, este funciona porque la dependencia así lo permite.

Frenar el deterioro de la calidad de vida de los trabajadores hoy, significa no sólo reivindicar los derechos laborales: contratación colectiva, derecho al trabajo, inamovilidad, entre otros, sino sobre todo revertir el deterioro que significa la institucionalización de “los tercerizados”, pero se trata de mucho más. No basta que los trabajadores de la Coca-Cola, por ejemplo,  logren mejores salarios, mejores condiciones laborales, si el daño que hace esa empresa a la salud y a la naturaleza, continúa aceptándose.  Se trata de que la Coca-Cola desaparezca y deje de depredar las fuentes de agua y de seguir causando problemas de salud, entre otros la obesidad. Se trata de que gobierno si es revolucionario, cree con la renta petrolera,  que es de todos los venezolanos, plantas para la producción bebidas saludables como el  papelón con limón,  y demás posibilidades con frutas tropicales,  dirigidas por los trabajadores.

Frenar el deterioro de la calidad de vida hoy, significa relanzar las misiones desde su evaluación problematizadora y resignificarlas tomando nuestro acervo de educación para la dignidad, nuestros conceptos de educación liberadora, nuestra experiencia en educación popular, demostrando que   aquella reflexión de Simón Rodríguez “ A donde iremos a buscar modelos”, no es una frase vaciada de contenido.

Animamos a la gente de Marea Socialista y  a los movimientos sociales, a dar esta pelea, en la que contamos con un acumulado creador que persevera en el buen vivir desde tiempos ancestrales.



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Arlenys Espinal

Arlenys Espinal, Educadora para la Participación Sociopolitica. Mlitante de la Educación Liberadora. Cofundadora de la Escuela para la Participación en Salud Social ESPARSAS. Investigadora de Saberes Ancestrales. Participante de Movimientos Sociales para la Transformación.

 amecate@gmail.com

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