Reflexiones ingenuas: sobre críticas, autocríticas y criticones de oficio

“La teoría se convierte en fuerza material en cuanto consigue aferrar a las masas. La teoría es capaz de aferrar a las masas en cuanto realiza sus demostraciones ad hominem, y realiza sus demostraciones ad hominem en cuento se vuelve radical. Ser radical es aferrar la cosa desde la raíz. Pero, para el hombre, la raíz es el hombre mismo”
Karl Marx


En anteriores oportunidades, he expuesto por esta vía que la crítica, como instrumento del análisis dialéctico es fundamental para el desarrollo de las contradicciones, y por ende el devenir histórico, ya que permite develar lo real sobre lo aparente, lo imposible sobre lo posible, lo concreto pensado sobre lo abstracto pensado. Pero además permite evaluaciones, correcciones, innovaciones en los procesos.

La crítica es el resultado del análisis antitético que permite la elaboración de la teoría revolucionaria, por ende, el arma de la revolución. Sin crítica no hay desarrollo de las contradicciones, no hay teoría, por lo tanto, no hay desarrollo histórico. La crítica es necesaria y debe estimularse, emularse.

La crítica lleva consigo la autocrítica, ya que al elaborar análisis críticos, éstos deben ser sometidos igualmente a la crítica, y a su vez, la crítica emanada de ellos conlleva al autoanálisis o revisión de nuestros postulados; lo crítico lleva en sí el germen de la crítica y la autocrítica.

Nadie puede endilgarse la verdad absoluta. Ésta no existe, y su pertinencia se comprueba en la práctica, en las masas. Quien pretenda formular la crítica con una visión elitista o academicista, o pretendiendo que sus postulados son verdaderos, por la autoridad que le confiere su estatus o su formación intelectual incurre en el error de asumir una postura idealista: nada puede ser decretado como verdadero si no se verifica o se contrasta con lo factico, lo empírico. Esto es comúnmente denominado argumentum ad verecundiam, argumento de autoridad o magister dixit y es una forma de falacia que consiste en defender algo como verdadero porque quien lo afirma tiene autoridad en la materia. Criticar presuponiendo resultados, es especular idealistamente y tiene el mismo valor científico que la adivinación, la premonición, la predicción o la magia.

Por otra parte, el análisis crítico es producto de un proceso que va de lo general a lo particular, y de lo particular a lo general, del todo a las partes y de las partes al todo, estableciendo correlaciones entre las partes con el todo y con ellas mismas. Es una argucia mental que implica determinar el despliegue de las categorías para poder entender la totalidad y con ello lo concreto práctico, la realidad “real”. Dice Marx “Lo concreto es lo concreto porque es la suma de múltiples determinaciones, la diversidad de lo real”. Esto implica que cualquier análisis pasa por la revisión de todas las categorías, y entender que éstas son dinámicas, en consecuencia, el análisis crítico también lo es, por lo tanto histórico.

Pero a la vez, implica el compromiso del investigador, del crítico, en la acción práctica. La crítica revolucionaria exige el accionar revolucionario. Exige la puesta en práctica de los postulados y verificarlos con la realidad, con las comunidades, con la lucha contra la explotación y la injusticia a través de la organización colectiva, el trabajo de base, la formación política de las comunidades, formación ideológica, la divulgación de los logros del proceso revolucionario, y por supuesto, la denuncia oportuna y la colaboración para solucionar problemas comunitarios, humanos, es decir, el trabajo revolucionario, el trabajo radical, humano.

Pareciera que muchos que hacemos críticas sólo lo hacemos en espacios cerrados, más para dar a conocer nuestro Curriculum Vitae, envaneciéndonos de nuestros títulos, o de un pasado revolucionario que supuestamente nos endilga la autoridad con la cual podemos criticar, desacreditar y hasta insultar a valiosos camaradas que desde sus puestos de lucha (en altas esferas del gobierno, direcciones, coordinaciones en cargos medios, empleados, o como dirigentes de base) están haciendo un extraordinario esfuerzo para ganar esta lucha desigual contra la derecha y contra el imperio.

Quisiera saber que están haciendo mucho de los que, desde el espacio de APORREA, viven en una crítica permanente a la gestión del Presidente Obrero Nicolás Maduro, que son los mismos que criticaron al Comandante Eterno por muchas de sus decisiones, que critican las decisiones de algunos dirigentes del partido, muchas de las cuales con razón, que critican las decisiones erradas de los miembros del gobierno, también con razón algunas veces, pero parecieran ser mas escuálidos ya que todo lo que hace el gobierno está mal hecho es decir, un mal gobierno, por lo tanto un fracaso de la revolución.

Nos estamos convirtiendo en CRITICONES en vez de ser los críticos revolucionarios que el proceso necesita, aquellos que hacen la denuncia oportuna, veraz, las observaciones precisas y con fundamento, aquellos revolucionarios que deben defender el proceso pero hacer las observaciones en el momento y en el sitio justo y no darle argumentos para el ataque de la derecha disociada y el imperio.

Ojala el momento histórico que atraviesa el partido permita recobrar la sindéresis política a muchos de los que nos hemos convertido en criticadores de oficio y asumir nuestro papel como revolucionarios, y dejar de hacerle el favor a la derecha y al imperio. Humildemente

carrodcas@gmail.com



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Carlos M. Rodríguez C.

Estudió en la UCV. Docente jubilado

 carrodcas@gmail.com

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