Gasolina inflamable: ¿Para solapar el paraíso fiscal que somos?

Un paraíso fiscal (en inglés tax haven, «refugio fiscal»1 ) es un territorio o Estado que se caracteriza por aplicar un régimen tributario especialmente favorable a los ciudadanos y empresas no residentes, que se domicilien a efectos legales en el mismo. Típicamente estas ventajas consisten en una exención total o una reducción muy significativa en el pago de los principales impuestos (Wikipedia)

Estamos de acuerdo con el Presidente Maduro cuando admite que el problema principal de Venezuela es el económico-financiero y que dentro de este,  el déficit pronunciado para cubrir satisfactoriamente las  necesidades fundamentales del pueblo venezolano como son alimentación, salud, vivienda, vestuario, vialidad y otras carestías conexas, se está manifestando cotidianamente y demanda soluciones efectivas y oportunas. También se está conforme con su apreciación de que desde el año 2000 el Estado venezolano, liderado por el Cmte. Chávez impulsó y todavía se siguen estimulando y ejecutando  importantes proyectos socio-productivos que  han favorecido a la mayoría de los venezolanos, pero que por diversas razones no se ha logrado alcanzar el grado óptimo de felicidad social que todos aspiramos. En este sentido, los asesores  del   alto  gobierno no se han equivocado.

Donde si merecen  ser debatidas y confrontadas son aquellas opiniones que desde diversos ángulos del mundo político venezolano se emiten, en torno al diagnóstico y las propuestas de solución sobre la situación actual de la economía y las finanzas públicas del país.

Las posiciones sobre el citado tema, van desde considerar que todo anda muy bien, que apenas hay algunos pequeños flancos débiles, pero que en general no hay problemas económicos graves por lo que no existe nada de lamentar. Mientras que por otro lado, sobre todo desde el ángulo de la oposición que hace vida política en el país, todo anda mal, aunque curiosamente la mayoría de sus negocios lucen prósperos a pesar de que algunos de ellos han incrementado sus actividades productivas en países vecinos ¿se ha mudado algunos para provocar el colapso total en Venezuela?

 También luce interesante considerar la permanente actitud de la oligarquía que actúa en Venezuela, transnacional o nacional, en el sentido que no se queda quieta un instante en la búsqueda incesante de ganancias a costa de la renta petrolera y de otras riquezas naturales entre ellas el hierro, el oro y la bauxita. De allí que al sentirse relativamente descubierta en sus intenciones por una gran parte del pueblo venezolano, ha ideado nuevas vías que les permitan golpear con fuerza el proyecto de cambio bolivariano. De esta inquietud, es que les ha surgido la idea de intentar repetir la historia relativamente reciente de este país, buscando con ello darle un giro sustancial a la realidad económica-financiera y política que actualmente predomina en la escena venezolana.

¿A cuál historia  trataría la oligarquía de repetir?

 Aquí nos estamos refiriendo a la década de los 80 del siglo pasado, donde la extremada liberalidad en el manejo de la renta petrolera por la clase dirigente de la IV República, permitió que grupos minoritarios de banqueros y asociados políticos condujeran al país a un famoso control de cambios denominado RECADI, solución que aunque para algunos  parecía acertada, la propia burguesía la convirtió en su caja chica en US $ que con toda comodidad colocarían fuera del país. Una vez más las transnacionales y sus socios criollos rasparon la hoya del Estado y el país se encamino hacia una debacle económica que inmediatamente, los mismos bandidos que lo habían hundido se encargaron de dar nuevas “soluciones” a finales de la citada década.

Fue así como se ingeniaron dos nuevas propuestas para solventar el gran déficit fiscal existente y de paso seguir obteniendo ventajas lucrativas consecuencia  de sus relaciones con el Estado venezolano: a) aprobaron la creación del I.V.A. de tal manera que la inmensa mayoría de los venezolanos pagásemos impuestos, contribuyésemos así a solventar el déficit fiscal causado por la alta corrupción existente y a su vez aprobaron rebajar  la tasa máxima de I.S.L.R. existente, que  en ese momento era del 50 % y la llevaron a un 32 %, para luego dejarlo definitivamente en 34 % (principios de la década de los 90) b) decidieron presionar para que se incrementase el precio de la gasolina, buscando con ello que la inmensa mayoría de los venezolanos contribuyese indirectamente  a subsanar  el gran déficit fiscal  y  déficit de caja de PDVSA, fondo  que la oligarquía y sus socios políticos habían desgastado  en los últimos años.

 Aunque esta última propuesta les resultó explosiva, no por eso dejaron de ahorrarse miles de millones de US $ mediante la creación del I.V.A. y las considerables rebajas y exenciones en materia de I.S.L.R..  Una vez más, la ingeniosa y astuta maniobra empresarial parasitaria y politiquera se impuso y lograron  incrementar sustancialmente sus beneficios económicos-financieros.

Cabría entonces preguntar:  ¿Por qué los empresarios y las transnacionales apoyaron el incremento del precio interno  de la gasolina? Sencillamente porque si bien para estos significaba un costo operacional, no es menos cierto que  dichas erogaciones castigaban sus ganancias a declarar, por otro lado  iban  a pagar menos impuestos, mientras que dichas erogaciones lo que afectaban era el bolsillo de los consumidores al tener que pagar precios más altos por los productos elaborados por los empresarios (estos pueden trasladar sus costos al consumidor)  ya que en el precio estaba incluido el costo del combustible que ese entonces sería  más caro.  Como acabamos de ver,  no cabe duda que la oligarquía en un régimen de predominio capitalista no pierde ninguna de sus “ingeniosas”  estratagemas.

Es de acotar que gracias a estas políticas fiscales nefastas,  las transnacionales y los empresarios que han venido actuando  en nuestro país, se han ahorrado miles  de millones de dólares a causa de pagar impuestos con tarifas muy bajas, con rebajas y exenciones demasiado amigables y con sanciones por evasión fiscal que generalmente son inexistentes o de muy bajo tenor (favor ver el caso de “los convenios de no doble tributación”).

 Pudiésemos afirmar sin lugar a equivocarnos que la contribución de las grandes y medianas empresas en Venezuela, es tal vez menos del 30 % de lo que  se declara y paga en USA y la mayoría de los países que integran la Unión Europea. ¿Hay o no razones para inferir que estamos en nuestro país en presencia de un glamoroso  paraíso fiscal tropical?

¿Es muy difícil entender que si le ahorramos grandes fortunas a las clases ricas, estas con ese mismo dinero se encargan de pagar grandes campañas de propaganda y hasta compran armas para destruir las aspiraciones del pueblo de construir un sistema más justo de gobierno?

Si a lo anterior se  agrega, que a inicios del año 2003, estando el Dr. Trino A. Díaz, como Superintendente Nacional Aduanero y Tributario y del Dr. Elías  Eljuri A. como Intendente Nacional de Tributos Internos,    se intentó aplicar un control previo para filtrar la entrega de US $ a  cargo de  CADIVI y de esta manera sincerar los trámites ad hoc. El caso lamentable es que una vez más los bellacos empresarios que en los años 80 ya se habían lucrado con RECADI en silencioso contubernio con finos pillos enchufados en el gobierno, le hicieron ver al Cmte. Chávez que el citado control era contrario al libre flujo de mercancías importadas y que en consecuencia esto traería  grandes males a la economía venezolana. Que yo recuerde, sólo la Economista Adina Bastidas, defendió junto con el equipo designado por  del SENIAT, la tesis de la necesidad de ser cuidadosos con la entrega de divisas tanto a personas jurídicas como naturales sin que hubiese un control más riguroso.

Por lo supra dicho, es evidente que después de la denuncia que salió a la luz pública en el año 2013, en el sentido que empresarios encabezados por transnacionales y banqueros se apoderaron de más de US $ 25.000 millones en los últimos dos o tres años, no cabe duda que se produjo una de las más grandes estafas cometidas contra la nación, donde hasta el propio presidente Maduro ha prometido hacer justicia sobre este criminal hamponato financiero-cambiario.

Pero si todo esto fuese cierto, ¿no sería también veraz  que las ganancias exorbitantes realizadas por los presuntos  hampones beneficiarios de CADIVI deberían haber sido declaradas y en consecuencia objeto de pago de  impuesto sobre la renta correspondiente? ¿Qué ha dicho y hecho la Administración Aduanera y Tributaria al respecto en estos dos últimos años? ¿Dónde han estado la Contraloría General de la República y la contraloría del Ministerio de Finanzas? ¿Es que el Estado venezolano carece de un servicio de inteligencia en el área económica-financiera?  ¿Era muy difícil cruzar la información entre las solicitudes de importaciones, sus inventarios, las ventas realizadas,  las ganancias objeto de impuesto sobre la renta y los ingresos objeto de tributación aduanera? ¿Cuantos  miles de millones de US $ y de bolívares han dejado de ingresar al país causados por las múltiples truculencias de empresarios estafadores  y de un selecto grupo de  funcionarios que se han prestado para tan  gansteril y típica práctica  del capitalismo mafioso  capitaneado al estilo de  Salvatore Lucky Luciano, Vito Genovese,   Jhonney Torrio y   Al Capone entre otros?

Pero lo que más nos llama la atención, es la habilidosa maña que despliegan los artífices de las perversas practicas cambiarias y evasoras de impuestos, causantes principales del crónico déficit fiscal, que se manifiesta cotidianamente en múltiples créditos adicionales y negociaciones de bonos y otros tipos de endeudamiento, hechos que por cierto contradicen notablemente la tesis que en este país la evasión y elusión fiscal es casi cero, de tal manera que los presuntos “difuntos” causantes  del amañado control cambiario deben seguir gozando de buena salud (según sus cómplices) ¿Por dónde andan estas elegantes   damas y gentiles   caballeros…?

Oportuno es recordar que ahora con más fuerza, se ha intentado  reproducir  el modelo del famoso RECADI de los años 80 y también el viejo truco del aumento del precio de la gasolina:

   Del lado RECADI, ahora es CADIVI  la que ha servido para consumar la estafa de más de US $ 25.000 millones, hecho arriba someramente comentado. Pero por otra parte, con sospechosa malicia, de nuevo aparecen los “asesores” que aconsejan al Presidente reforzar las promesas al pueblo contando para ello con el incremento del precio interno de los combustibles ¿Será que por arte de birlibirloque se intenta distraer la atención de la población y así evitar que se centren las acciones contraloras sobre todo lo que ha sucedido en CADIVI? ¿Realmente es el aumento del precio de  la gasolina un arma  eficaz para la  solución a los múltiples problemas vinculados con un presunto  déficit fiscal  y de caja de PDVSA?

Bajo el supuesto que se incremente el citado precio ¿servirá esta medida para mejorar sustancialmente los ingresos del Estado, redistribuir las grandes ganancias que obtienen los capitalistas o sencillamente serviría como una cortina de humo para perdonar una vez más la enorme estafa que al estilo de RECADI se le ha hecho a la nación venezolana? ¿Por qué en 14 años del presente proceso de cambio se ha omitido legislar y controlar a fondo todo lo que tiene que ver con la materia aduanera-tributaria?

Si realmente se tiene voluntad de llevar a cabo un proceso que se parezca a una revolución, se debería comenzar por nacionalizar la banca,  socializar las importaciones,  reformar a fondo las leyes aduaneras y tributarias, diseñar   normas y procedimientos transparentes y oportunos correspondientes a  las políticas fiscales,  cambiarias y monetarias.

 Empezar castigando el bolsillo de los que ganan menos a través del incremento del precio interno de los combustibles, no deja de ser un saludo a la bandera, que con mucho placer y discreta postura, la oligarquía parasitaria le da la bienvenida en unión de algunos funcionarios civiles y militares que tanto de la IV como de la V República  han hecho  fortunas dignas de un mejor control fiscal y hasta de un proceso penal bien severo.

Con relación a las contradicciones que se observan cuando se aplaude el cubrimiento de las metas de recaudación aduanera-tributaria o cuando  nos inflamos de gloria ante el manejo eficiente del sistema presupuestario nacional, pero a su vez nos mostramos ansiosos  por incrementar la inflación y con ello la disminución del poder de compra de los sueldos y salarios, a través del incremento del precio interno de los combustibles en Venezuela.

Precisemos mejor: nadie discute que los derivados de los hidrocarburos no puedan ser objeto de incremento, sin embargo, en las actuales circunstancias donde hay una inflación galopante y donde cada día los ricos tienden a ser  más poderosos, nos parece que todavía no le  ha llegado el turno a los combustibles, y más  cuando perfectamente se conoce que los nuevos precios van a ser utilizados por los capitalistas y aprendices de tal como un instrumento para enriquecerse a expensas del pueblo trabajador. Toda una cadena de distribuidores y comercializadores se encargarán de encarecer más el costo de la vida, mientras que los impuestos a los poderosos siguen siendo muy bajos y de carácter regresivos para las clases populares. 

¡Cuidado si al dar semejante paso, aparece la oposición apátrida junto con sus financistas gringos, anunciando que el nuevo incremento de la inflación tiene un nombre: el gobierno bolivariano!!

Con el debido respeto, me permito disentir de la postura de algunas autoridades gubernamentales, quienes  aparentemente actuando de buena fe, pero guidados inconscientemente  por la mano invisible de intereses inconfesables,  intentan hacerle ver al pueblo, en especial a los jóvenes, a las madres del barrio,  y a los de la tercera edad, que el incremento del ya citado  precio les ayudará a satisfacer sus necesidades (como ya de una manera parcializada lo dice la propaganda que se trasmite en la T.V.).  Solo cuando se agoten las diversas vías de hacer justicia social, solo entonces, pudiese caber la idea de incrementar el citado precio o es que ¿acaso los mercaderes del templo sometieron a un referendo incrementar los precios de sus productos hasta más allá del mil por ciento? Desde ya el pueblo debe decir NO.  Más bien digamos SÍ a una reducción sustancial  a la tarifa general del Impuesto al Valor Agregado (I.V.A.)

  Desde mi humilde, pero profesional opinión,  invito al pueblo trabajador a luchar por leyes  que contribuyan a redistribuir   la riqueza con justicia social y en especial que se aprueben y se apliquen medidas drásticas contra la elusión fiscal,  la corrupción, la evasión fiscal,  el contrabando, la especulación y cualquiera otra acción que limite a la burguesía parasitaria y a sus socios políticos en su empeño de apropiarse de la renta petrolera del país. Demostremos los que venimos de abajo que este pueblo entró en un despertar que ya no debería bloquearlo ni amedrentarlo mas nunca  nadie, los libertadores así nos los  enseñaron… y una observación final: se invita a los lectores a leer con detenimiento  y sentido crítico, el documento “Propuestas para enfrentar la crisis” emitido y publicado por “Marea Socialista” con fecha 15.07.2014, gracias en avance).

(yovic01@gmail.com)



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Yolí José Núñez O.


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