Los temas más relevantes en Macroeconomía son el Producto Social Global (PSG) o Producto Territorial Bruto (PTB), el Producto Territorial del Sector Productor de medios de producción (PTMP) y el Producto Territorial del Sector Productor de bienes de consumo (PTBC). Estos dos últimos sectores son componentes macros el PTB y obviamente complementarios.
Nosotros trataremos las dos últimas categorías para conocer sus interrelaciones macroeconómicas y sus correspondientes efectos monetarios, así como lo que tienen que ver con el potencial de progreso, estancamiento o regresión para cualquier economía.
Karl Marx se ocupó de ellas como ningún otro economista lo había hecho para entonces[1], y es muy curioso que después de este investigador no conozcamos trabajos relacionados con ese equilibrio macroeconómico que debe regir para la economía. Muchas crisis crónicas y transitorias tienen su causa en los desajustes entre sí de esos dos sectores.
Marx formuló las relaciones intersectoriales de la manera siguiente, y según la connotada simbología marxista:
Sector productor de medios de producción para ambos sectores:
c1 + v1 + pl1 = c1 + c2.
Por eliminación, de esa fórmula nos queda:
v
Sector productor de bienes de consumo: para ambos sectores:
c2 + v2 + pl2 = v2 +pl2 + v1+ pl1,
que por eliminación queda reducida a:
c2 = v1 + pl1. (2),
Para:
Medios de producción o capital constante = c;
Sueldos y salarios o capital variable = v, y
Plusvalía o ganancia de fábrica = pl
La igualdad entre las fórmulas ecuacionales (1) y (2) nos indica que el poder adquisitivo de los salarios del primer sector, sumado al de sus empresarios, debe ser igual al valor de la demanda del otro sector. Nos dice también este sector debe garantizar su propia demanda para seguir operando, por lo menos, a igual capacidad. Así, el segundo sector debe autogarantizarse su propia demanda y la del primer sector. Las empresas con baja productividad, mal organizadas o políticamente interesadas, pueden crear desequilibrios técnicos e inducidos.
Para que una economía progrese, debe producir un valor de medios de producción creciente para cada año entrante, y sólo así podrá darse más empleo a nuevos trabajadores con un ahorro de los empresarios como una consecuencia inevitable, una acumulación de capital que necesitará nuevos mercados o nuevo demandantes. Las medidas tomadas por EE UU y sus aliados, las del tipo Alca (área de libre comercio de las américas), por ejemplo, son una expresión genuina de esa sobreproducción desequilibrada experimentada por los países imperialistas.
El segundo sector debe cubrir las necesidades del primer sector con arreglo a la tasa media de ganancia. Para ello es necesaria la transformación de los “valores” de las mercancías, a boca de fábrica, en “precios de producción” porque de otra manera unas empresas podría obtener una tasa de ganancia mayor que la de otras empresas lo cual desestabiliza la producción, surgirían migraciones de un sector a otro, de una rama hacia otra, cosas así. Como las empresas operan con diferentes composiciones de capital, las tasas de ganancia resultan diferentes en caso de que la oferta y la demanda se rijan por el valor de las mercancías, y de allí la necesaria competencia de mercado y de producción que conduzca a la conversión de esos valores en precios de producción.
Pensamos que el silencio literario reinante sobre el equilibrio intersectorial respondería a que los precios de producción no terminan de admitirse como transformación de los valores fabriles, y porque a los empresarios rentistas del caso venezolano, por ejemplo, jamás les ha interesado cuánta ni qué tipo de mercancía produzcan, sino cuántos dólares puedan saquearle al Estado o al mercado sin importarles el curso que a mediano o largo plazo pueda tomar la economía del caso. (Continuará).
[1] Karl Marx y Federico Engels, El Capital, Libro Tercero.