Ya basta camaradas, lo que ustedes llaman critica no pasa de ser una lista interminable de acusaciones y descalificaciones contra los compañeros que asumen la responsabilidad, de conducir la titánica labor de gobernar un país que a pesar de todos los pronostico negativos de propios y extraños, construye un socialismo ante un mundo dominado por las transnacionales de la comunicación, los capitales buitres y los imperios de USA y la UE.
En ese sentido, cada vez que me toca leer las mentadas críticas al gobierno bolivariano que emanan de los revolucionarios que escriben en los foros de izquierda, me imagino estar frente a un gran consejo de gurúes, cuya certeza, sapiencia y superioridad, van más allá de lo humano rayando en una especie de gran censor de la revolución, a los cuales hay rendirles tributo obedeciendo todos sus mandatos sin más debate que la confianza en su gran saber.
Tal situación me hace recordar las eternas e inútiles peleas entre nuestra atomizada vanguardia en las universidades y centros de trabajo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, allí también estaban los críticos, los mismos que ahora decoran las banca de ultraderecha alineada ayer contra Chávez y hoy contra Maduro o lo que es lo mismo contra la posibilidad del pueblo a ser libre.
Pues no camaradas, la diferencia de este momento histórico es que estamos en el poder, que después de doscientos año un campesino llego a Miraflores y con el pueblo conquisto al estado rentista y burgués para transformarlo un estado del y por el poder popular. Tarea que no se hace en un día y es susceptible de errores, que en todo caso son siempre enmendables, pues en revolución el camino no es recto, ni las acciones de estado son únicas e infalibles.
Reconozco que maña vieja es costumbre y que todos somos herederos de una cultura que nos hace siempre mirar el vaso medio vacío, quiero creer que no son opositores los que están criticando, pero hay que destacar que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. Por ello no me cansare de repetir que si bien no hay un buzón de quejas en PSUV, ni en el Polo Patriótico y tal vez en ninguna dependencia del estado, como lo sugiere los críticos de oficio, no es menos cierto que el debate es en las bases y dentro de la casa y no hay ninguna razón para seguirle dando argumentos a esa oposición vacía con la que nos toca convivir.