Cuando el gobierno venezolano firmó convenios con Cuba para, a cambio de un recurso que le abunda como es el petróleo, asignar médicos de ese país en los barrios más pobres y aldeas más alejadas, crear un nivel intermedio de asistencia al enfermo a través de los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), las Salas de Rehabilitación Integral (SRI) y los Centros de Alta Tecnología (CAT); la derecha comenzó a decir que estábamos regalando el petróleo.
Para cualquier analista de mediana inteligencia era evidente que la campaña tenía como objetivo predisponer al pueblo venezolano contra ese convenio a objeto de presionar al gobierno para que no rompiera el bloqueo norteamericano impuesto a la patria de Martí. Pero, para los tontos útiles que se prestaron y se prestan a esa estrategia, se trata de una gran verdad. Ni cuenta se dan que los utilizan como lo que son.
Más tarde, en el marco de la integración latinoamericana, ese tipo de convenio fue ampliado a otros países de la región, y en lugar de incrementar el comercio con el centro mundial de dominación, chantaje y explotación se volteó la mirada al sur. Así, el petróleo venezolano comenzó a llegar a Argentina, Bolivia, Nicaragua y pare de contar.
Allí se soltaron los demonios y una intensa campaña mediática comenzó a mostrar al gobierno venezolano como una especie de San Nicolás que repartía irresponsablemente la riqueza propiedad del pueblo y compraba la conciencia y el respaldo de otros gobernantes latinoamericanos.
Esa situación, desde nuestro humilde punto de vista, no fue evaluada a profundidad. Por el contrario, creemos que hasta con cierta ligereza se minimizó su importancia. No faltó quien desde el gobierno se burlara de aquellos que repetían lo que decían unos medios interesados, sin evaluar que tan cierta era esa información.
El hecho es que lo que comenzó como una campaña para impedir el suministro de crudo a la bloqueada Cuba, fue convirtiéndose en toda una estrategia insurreccional contra el gobierno y la Revolución Bolivariana.
Siempre hemos dicho que una virtud política de los gobiernos gringos es que trabajan con mucha paciencia en pro de objetivos a largo plazo y lo que ocurre hoy en Venezuela es una demostración de ello.
Posicionada en un buen sector de la población la tesis de que el gobierno venezolano es irresponsable y regala la riqueza de todos, pasaron a una segunda fase… la guerra económica.
La estrategia es clara y el hacerla añicos dependerá de la atención que el gobierno revolucionario se permita dispensarle y de la creatividad que le ponga a su estrategia.
Una inflación inducida, un dólar paralelo exagerado en su valor de forma especulativa, una escasez de productos indispensables, una especulación endemoniada y un contrabando millonario son el complemento de aquella estrategia a la cual no se le prestó suficiente atención.
Avanzada ya esta segunda parte del plan, se muestra al gobierno revolucionario como el que lleva luz para la calle y oscuridad para la casa. En otras palabras, regala la riqueza que tenemos, mientras que el pueblo pasa necesidades. Si esto no intenta generar rechazo, protestas y violencia que alguien nos diga que lo hace.
Duro muy duro trabaja el gobierno venezolano para derrotar la inflación y la especulación, para minimizar el contrabando y para resolver el problema del dólar paralelo. Pero más duro tendrá que trabajar para romper con esa matriz impuesta que resta el respaldo necesario para avanzar en el proceso de transformación.
En conclusión, no debe seguirse minimizando las campañas de la derecha , por más tonta que parezcan, pues por lo general se engranan más adelante con otra mucho más dañina y peligrosa.
Septiembre 2014