Reflexiones ingenuas: A quien pueda interesar

Quizás el comandante Chávez no sabía a ciencia cierta lo que significaba oponerse al imperio y atreverse a crear un movimiento que lo condujo a enfrentarse los grupos de poder nacionales e internacionales y proponerse transformar las estructuras políticas, sociales, culturales y económicas, no sólo de Venezuela, sino del América Latina y el resto del mundo.

La experiencia de Cuba dan una idea del poder de fuego del capitalismo, y una ilustración más elocuente la constituyen las intervenciones, golpes de estado, asesinatos a líderes políticos, campesinos, presidentes en el resto del mundo como lo son los casos de Salvador Allende, Pancho Villa, Carlos Arenz, Patrice Lumumba y las intervenciones en Nicaragua, El Salvador, Grenada, Panamá, El Congo, Argelia, Vietnam.   En los recientes años, si bien es cierto hay un deterioro en el poder político del imperio, no obstante su herida la alivia con la avanzada belicista en Irak, Afganistán, Libia, sus amenazas contra Iran, sus bombardeos ilegales contra Siria, su injerencismo en Ucrania y su presión a la U.E. para aplicar medidas económicas contra Rusia, lo que indica que está vivito y coleando y no permitirá que las potencias no occidentales (Rusia y China) expandan su influencia económica, política y militar en territorios ya demarcados por él.

Para poder mantener esta política belicista, esta vuelta a la guerra colonialista por la vía de las armas, los E.U. necesitan de petróleo, y Venezuela es la fuente de producción de petróleo y sus derivados más próxima a su  territorio y de más bajo costo, en consecuencia, es necesario imprimirle presión a la guerra encubierta contra nuestro país, y acelerar la caída del gobierno del Pte. Maduro y con ello la reversión del proceso bolivariano y socialista que inició el Cte. Chávez. Sólo de esta manera podrán volver a apoderarse del petróleo, de las riquezas de nuestra nación y por ende, de nuestra soberanía.

Convencidos que por la vía electoral es imposible ganarle al chavismo (las elecciones para Alcaldes y concejales así lo demostró y los cálculos para obtener la mayoría en la A.N. no les cuadran debido a las divisiones internas de la derecha venezolana), el imperio decidió pasar a la otra etapa de la guerra de cuarta generación la cual consiste en la liquidación físicas de objetivos políticos, como líderes, efectivos militares, funcionarios del estado, figuras de la farándula para generar pánico entre la población. Aunado al incremento de la violencia, la inseguridad a través de grupos delictivos financiados por políticos, se incrementa la especulación, el desabastecimiento, la quiebra de empresas económicas.  Igualmente se incrementará el accionar de la quinta columna con el sabotaje, la desidia, la corrupción, el burocratismo, las decisiones judiciales en contra el Estado, la ineficiencia, el maltrato a los usuarios, la operación morrocoy…

La vuelta a las guarimbas, paros en las universidades, escasez, acaparamiento, falta de medicinas, apagones, déficits en el suministro de gasolina, de lubricantes, ausencia de pañales, de artículos de primera necesidad; incremento de la delincuencia, sicariato, fábricas paradas por falta de insumos y materia prima, protestas de trabajadores, huelga de transporte, demandas conflictivas de las comunidades…Imaginémonos un diciembre como el del año 2002, en pleno paro petrolero, pero con el añadido de la guerra de cuarta generación en sus etapas más avanzadas…Con una guerra mediática internacional, un ataque informático permanente, cajeros electrónicos colapsados, bancos funcionando con pocos cajeros, trancas en las principales vías de comunicación (y con una coyuntura climática excepcional como lo es la sequía que obligará al racionamiento del agua y la electiricad) y una larga cadena de etc.

Para quienes nos formamos en revolución, quienes nos embarcamos en la nave de la lucha por la soberanía y la igualdad social a tempranas horas de nuestras vidas, quienes escogimos el camino del combate de las ideas y de las armas en la época de la resistencia contra el punto fijismo y el neocolonialismo, nos es fácil entender que la revolución es más que contiendas electorales. Que la revolución implica prepararse ideológicamente, productivamente, militarmente, éticamente, moralmente, políticamente.

El Comandante Chávez es el líder revolucionario contemporáneo que logró con su brillantez intelectual y su carisma mediático ganarle sucesivas batallas al imperio, tanto nacional como internacionalmente,  pero la ausencia de un aparato político que formara ideológica y política al pueblo en las ideas de la revolución, en la ética socialista, en la moral revolucionaria, en la práctica del trabajo productivo innovador y la tecnología para superar la dependencia, quien hiciera el trabajo de preparar al nuevo hombre socialista y bolivariano, constituye una gran debilidad para mantener vivo el legado del Comandante Eterno. El Comandante hizo su trabajo, pero nosotros ¿hicimos el que nos correspondía?

Ganamos elecciones pero… ¿estaremos preparados para ganar esta guerra de cuarta generación que cada día acosa y desacredita más la revolución bolivariana?  ¿Seguirá el pueblo aguantando la inoperancia del estado, la desidia de los funcionarios “rojitos”, los actos de corrupción de aquellos que ocupan cargos públicos y se dicen bolivarianos, la burocracia, las desigualdades y desequilibrios que aún persisten en la estructura del estado y el país? ¿Seguiremos ganando elecciones?

La estrategia electoral, escogida por el Presidente Chávez, tiene la gran debilidad de estimular el clientelismo. Poco a poco, la ausencia de un aparato político que inoculara al pueblo el contenido de las ideas bolivarianas y chavistas hizo que se distorsionaran y paulatinamente en vez de construir socialismo, el venezolano fue convirtiéndose en más capitalista, a ver el progreso social como la riqueza personal, en el consumo. En el diciembre del año pasado, con la guerra contra la especulación quedo claramente demostrado esto que acá afirmo.

No obstante, hay una gran pueblo que cree y mantiene las ideas chavistas, que tiene esperanza en la revolución bolivariana, y que está dispuesto a jugársela por el proceso revolucionario. Un pueblo que aspira vivir con dignidad, a  ser respetado. Un pueblo que sufre, necesitado, Este pueblo chavista, que se siente diariamente agredido por la especulación, la escasez, maltratado por las ofensas de la derecha en la calle, de los medios de comunicación, ofendido por carecer de oportunidades, por ser “negros” o “indios”, por ser pobres. Este pueblo es la esperanza del parto hacia la patria socialista.

Vienen momentos difíciles. Más difíciles que los que estamos viviendo y hemos vivido en estos 16 años de revolución, incluyendo el 2002 y parte del 2003 y los meses iniciales del 2014.  Las cartas están echadas: o es la derecha o es la revolución…no hay otra opción. Las vivencias de el Chile Pinochetista, de Irak, Libia, Afganistán, Ucrania, Colombia, con las masacres a los revolucionarios, al pueblo, con los fusilamientos, los ahorcamientos. Una vuelta a la cuarta república es una vuelta sangrienta contra el pueblo, contra los revolucionarios, no es la opción deseable ni remotamente.

En consecuencia, la necesidad de fortalecer y profundizar el proceso revolucionario bolivariano implica estrategias que permitan, en primer lugar, afianzar el poder político de la revolución; segundo, transformar profundamente las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales; tercero, la formación ideológica de sus militantes; cuarto, la movilización del pueblo en defensa de la revolución socialista bolivariana; quinto, la defensa del proceso de transformación social, política y económicamente en forma efectiva y masiva y sexto: la preparación de la población para afrontar la guerra de cuarta generación a que estamos sometidos, en todos sus frentes, económico, mediático, comunicacional, informático y militarmente.

Pero lo más importante es diseñar las estrategias y las tácticas que permitan la compactación de las fuerzas revolucionarias en torno al proyecto socialista y bolivariano, que permitan la corrección de los errores en forma dialéctica pero hacia la defensa y consolidación de la revolución, la aceptación y la elaboración de críticas en forma constructiva, y la apertura a, no sólo aceptar las críticas, sino a asumir las trasformaciones, acciones y cambios que emanen de las mismas.

Las críticas destructivas, las posiciones anarquistas, las maniobras divisionistas no sólo entraban y hacen más difícil el proceso revolucionario, sino que fortalece a la derecha, a la contrarevolución, al imperio.

Hoy la patria necesita de sus valientes. No podemos arrugar, ni darnos por vencidos. Como dijo Ribas en La Victoria: necesario es vencer. Es ahora o nunca.

https://www.youtube.com/watch?v=eiWw4bysq0M

carrodcas@gmail.com

 



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Carlos M. Rodríguez C

Estudió en la UCV. Docente jubilado

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