Transcurría 2006 cuando escribimos una nota en la que denunciábamos que los ataques de Globovisión, Radio Caracas, El Nacional, El Universal, Televen y otros medios contra la Revolución Bolivariana, el Comandante Chávez y los dirigentes populares, formaban parte de una estrategia comunicacional destinada a sembrar el odio a partir de diferencias políticas.
Advertimos en ese entonces que el daño que hacían a la sociedad era de proporciones gigantescas y desataría muchas tragedias si no se tomaban correctivos a tiempo. Dijimos que la dosis de odio inyectada era letal y que no era descabellado pensar que el hecho podría lograr que se repitiera en nuestra patria, lo que hoy es una vergüenza para la sociedad alemana: el haber festejado y promovido la muerte de judíos, gitanos, negros y otros, sin otra causa que la creencia ficticia de que eran inferiores.
Lamentablemente tuvimos razón y hoy podemos ver los efectos que ha generado ese trabajo mediático en la psiquis de miles de venezolanos. Basta con ver como ante la orden de un imbécil como Capriles, centenares se lanzaron a la calle a “descargar su arrechera” asesinando y destruyendo las propiedades de otros tan humildes o más humildes que ellos.
Allí está como consecuencia de ese trabajo la conversión de algunos ciudadanos, en otrora pacíficos, en criminales capaces de colocar guayas en las vías para decapitar a cualquier motorizado que tenga la mala suerte de transitar por el sitio donde instalaron las trampas mortales.
¿Y qué decir de un cura de la Iglesia (léase padre Palmar) que enfermo de odio invita a celebrar la muerte de otros e incita a sus feligreses a que asesinen chavistas?
Si, lamentablemente tuvimos razón al alertar sobre ese daño que ha transformado a algunos en verdaderos monstruos, capaces de mostrar regocijo por un hecho tan bestial como el asesinato de un joven como Robert Serra.
Ahora, al mismo tiempo que advertíamos sobre el peligro de las campañas mediáticas contra los que calificaban de chavistas, comunistas, pobres, negros y brutos, alertamos sobre la desviación de algunos medios que estaban llamados a contrarrestar semejante despropósito y a ser una trinchera de lucha en defensa del Comandante, la revolución y el socialismo.
Cuestionábamos en esa nota titulada ¿Qué vaina es esta Aporrea? el que uno de los medios alternativos más importante le diera espacio a quienes en nombre de la autocrítica se dedicaban a hacer denuncias irresponsables y sin pruebas, contra decisiones hasta del propio Comandante Chávez.
Dijimos que de esas actitudes había toda una colección en las luchas revolucionarias del planeta y que por lo general, quienes así actuaban eran agentes del enemigo que recibían una buena paga para sembrar desesperanza, desconfianza y rechazo a los procesos que no resultaban del agrado de las oligarquías de cualquier parte del mundo.
“Los medios alternativos (afirmamos) son una de las herramientas de las que tendrá que valerse nuestro pueblo en esta lucha, que a ratos luce ventajosa para los cipayos” y agregamos: “Para nosotros está claro lo que esos “críticos y autocríticos” buscan. Mas nos parece insólito que Aporrea les abra las puestas para descargar su veneno contra la revolución, al mismo tiempo que en los medios de la derecha censuran la voz y el sentir del pueblo… por lo menos la ventaja es evidente.
Ocho años más tarde volvimos sobre el tema y escribimos una nota que titulamos ¿Qué coño está ocurriendo con Aporrea? En esa nota hablamos de los “revolucionarios críticos” que usan Aporrea para expresar, desde una supuesta posición de izquierda, lo mismo (textual) que expresaron aquellos que han atacado todos y cada uno de los procesos revolucionarios que se han dado en este contaminado planeta.
Dijimos en ese entonces que estábamos muy claros en el papel que estaban jugando esos “críticos”, Aporrea y sus dueños y agregamos que ese papel estaba muy distante de un objetivo claramente definido por el Comandante Supremo y que podría bien resumirse así: “En la lucha por la defensa y consolidación de la Revolución Bolivariana, una de los primeros objetivos es derrotar a quienes atrincherados en unos medios de comunicación, propiedad de un grupo de apátridas, que no contentos con envenenar y alienar el alma de una buena parte de nuestro pueblo, conspiran constantemente y ordenan el asesinato de jóvenes como el fiscal del pundonor Danilo Anderson”.
También expresamos en esa nota lo siguiente: “Por eso de estar en desventaja en la batalla comunicacional, es que no entendemos por qué nuestra punta de lanza (Aporrea) le da cobertura a quienes nos atacan con mentiras y calumnias.
No se trata de cerrarse a la autocrítica, pero son inaceptables algunas de las afirmaciones que enemigos de este proceso, pero disfrazados de chavistas, hacen irresponsablemente.
… Es más que evidente que los autores de esas “críticas” actúan de la misma manera que lo hace la media burguesa, repitiendo una y mil veces sus mentiras hasta hacerlas verdad.
Como pendejos pudieran lucir estos “revolucionarios críticos” pero no lo son. Una buena parte de ellos son enemigos a muerte de la Revolución Bolivariana o escuálidos de alma que una vez estuvieron de este lado pensando que podrían sacar ventaja personal del proceso de cambios”
Después de eso hemos escrito por lo menos diez notas denunciando a los autodenominados “revolucionarios críticos” lo que generó respuestas difamatorias, ataques personales y amenazas. Obviamente no nos intimidan, pero no por ello descansan en su ataque. Lo último es que pareciera que transitamos el camino de la censura, pues nuestros más recientes artículos han sido censurados por Aporrea, en contradicción con su pregón de que los dirigentes del chavismo no aceptan la crítica... Veremos como nos va con esta nota.
Octubre 2014