Una forma de proteger nuestro gobierno y hacerlo fuerte e inexpugnable es actuar mediante el uso completo pero con racionalidad de todo el poder para favorecer al pueblo y darle independencia, dignidad e insuflar en su conciencia un alto sentido de pertenencia con su patria, su cosmovisión. No tratando de cambiar un enemigo por otro enemigo, de continuar en ese empeño, podemos perdernos.
Sigamos el desiderátum que nos legó el maestro Simón Rodríguez, incitándonos a actuar, so pena de errar. Porque, no es copiando, ni echando mano de viejas circunstancias como únicas vías de solución a un hecho tan claramente definido como es la subyugación, opresión de minorías sobre mayorías, con solo la aplicación de chantajes, que solo tienen eficiencia por el fetichismo, que las grandes masas adquieren obnubilados por las líneas de actitud imbuidas en las mentes de los oprimidos por los dogmas religiosos. Esos dogmas, que les justifican su situación deplorable con la esperanza ridícula, que después de muerto, entonces, solo entonces podrán ser felices, o que después de muerto, su espíritu cosechara el sacrificio padecido en su vida terrenal.
Vemos todos los días, como eruditos y sabios desempolvan viejas crónicas con riesgo de adquirir una infección bronquial entre tanto papel viejo, para demostrar sus ideas, mediante la referencia de viejos actores políticos, filósofos, tecnócratas, burócratas poderosos asesinos legales con licencia para matar cuerpos y almas, se echan cuchillo por todos lados. Referenciando con ello, situaciones actuales que enfrenta nuestro gobierno revolucionario, imaginamos, que con el pretexto de distraerlo de la principal batalla que le exige eficiencia y concentración en el objetivo para tener éxito en la empresa de dar al pueblo la mayor suma de felicidad posible. Pretende con ello, nuestra oposición “hecha en casa”, provocar una debacle, que dé al traste con la revolución bolivariana.
Ello, es como si usted lector, estando enfrascado en una pelea cuerpo a cuerpo, contra un contrincante poderoso y, en ese momento le arrojan un enjambre de avispas que le piquen y molesten, seguramente se distraerá y será presa fácil de su contrincante. Parece tan sencillo el ejemplo, que se puede pensar que es tonto, pero trasládelo a la situación del Gobierno cuando trata de desarmar el entramado del ataque económico que nos agrede, mientras, nuestro sesudos “caballos de Troya”, nos abren otro frente de batalla con sus ataques.
Cuando un ricachón, o clase media alta o clase media o simplemente aspirante, nos cataloga como chusma, se está asumiendo él, como único tenedor de los haberes que generosamente la Pachamama dispone para todos los seres vivientes del planeta. Cuando esos seres, nos asignan dos actividades exclusivas y definitorias, como lo son, ser mano de obra barata o esclavizada y, ser consumidor necesario y cautivo. Ellos, se sigue asumiendo como los privilegiados propietarios de los haberes de todos. Es contra ese delito de lesa humanidad que debemos dirigir todos nuestros esfuerzos.
El interés de este grupo, pareciera ser, mantener la misma situación cambiando solo la identificación del amo hegemónico. El remedio a la situación es proveer al pueblo de justicia social. Porque la situación injusta, que motiva la existencia de la revolución socialista, siempre fue y será la misma, yo no sé cuándo comenzó, pero, si se, que está ahí desde hace mucho tiempo y, su eliminación pasa por, establecer una justa distribución de los haberes, un justo trato y un justo disfrute de los haberes.
Nuestros héroes libertadores, no conocían el socialismo como sistema político para producir la justicia social, pero sus argumentos para convencer de sus motivaciones al pueblo de intentar conquistar la justicia social, son los mismos que fueron esgrimidos en la segunda mitad del siglo XIX, en Europa, para conquistar la justicia social. Pero he ahí, donde se desvirtúa el motivo de la lucha, ya no es por la conquista de la justicia social sino solo por detentar el poder.
Siendo así, solo notamos, que la lucha por implantar el socialismo, se reduce a destruir el contrario, ello, nos distrae del objetivo y, esa competencia nos hace desviar del logro del bienestar del pueblo. Aun cuando, no estamos de acuerdo con el convivir del bien y el mal y jamás lo estaremos. Lo importante es llegar a la firme decisión de erradicar el mal, tomando como motivación principal la conquista de la Justicia Social y eso indefectiblemente pasa por eliminar de la nómina a ese elemento depredador que es el sistema capitalista, nuestro sistema es el socialismo, un sistema simple sencillo caracterizado por la igualdad absoluta y la conquista de la justicia social, esa motivación es la que nos debe aglutinar. Pero, tenemos que asimilarla, internalizarla, como un elemento importante y necesario para estar vivos, solo así podremos triunfar.
Esto propuesto, es definitivamente sencillo y fácil de explicar y entender, seguro que muchas costras caerán por si solas cuando entendamos y asumamos algo tan elemental como la justicia social, definida y representada por cosas tan sencillas, como, que el socialismo del siglo XXI, no permitirá jamás que la vida de unos sea objeto de lucro de un grupo minoritario, y que de paso haga uso de dogmas que violan la siquis del pueblo para dominarlo haciéndole creer que el cumulo de deficiencias que sufre serán premiadas con la muerte, porque después vendrá lo bueno. Sí, no creen, entonces ¿Por qué prolifera la fabricación de armas destinadas a destruir todo ser vivo?, ¿Por qué alguien se arriesga a cumplir la orden de asesinar, masacrar descuartizar a otro ser humano, con el premio de recibir algo a cambio? Porque en su escala de valores el hecho de estar vivos no reviste ninguna importancia. Eso es impuesto por los hegemónicos para dominarnos.
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA Y SOBERANA!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡LA PATRIA SIGUE!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!