Hace 22 años, un hombre vestido de militar irrumpió de manera abrupta a través de las pantallas de nuestros televisores rompiendo el silencio de la madrugada, dando un mensaje a la nación que, entre otras cosas, decía que los objetivos no habían sido alcanzados y que vendrían nuevos escenarios, pero lo que más nos marcó a todos fue aquella esperanzadora frase “por ahora”, y con ella la impronta que de manera indubitable fue su primera huella, la cual se marcó en nuestras mentes y en una larga espera donde el parto de la Historia se detuvo, pero el tiempo hizo lo propio y se produjo el nacimiento y con él comenzamos a escribir un nuevo capítulo siguiendo sus huellas, firmes y profundas, que nos marcaron el camino largo y espinoso que debíamos transitar a su lado.
Nos hizo comprender la necesidad de estar unidos como el alfa y el omega, como Dios y hombre, o como el Yin y el Yan. Con él partimos la Historia en dos toletes, hablando pronto y mal, pero fue así. ¿Quién lo puede negar? Solo el que no ha nacido. Gracias a Chávez recuperamos el horizonte, la estima como pueblo, elevamos la moral, con la cual nos levantamos día a día y emprendemos la lucha para construir una sociedad más justa. A su lado vimos nacer la V República y, rompiendo los viejos esquemas e injusticias de la IV, abrazamos la doctrina bolivariana como guía para las luchas venideras y poder construir una sociedad de iguales.
Logramos aprobar nuestra nueva Constitución Bolivariana, cargada de un profundo respeto a los derechos humanos, y a la participación y protagonismo de nuestro hermoso pueblo. Con el Gigante al frente, fuimos a la Batalla de Santa Inés, venciendo al Diablo; enfrentamos la canalla en 2002 durante el golpe de Estado, y él nuevamente dio muestras de coherencia entre su pensamiento y acción. Se condujo con la magnanimidad que pocos hubiesen tenido en su misma situación. Por si fuera poco, vino el inhumano paro petrolero, mas ya era tarde para los apátridas, puesto que ya habíamos aprendido del Comandante a tener dignidad y aguante, necesarios para enfrentar la adversidad y crecernos ante ella.
Les demostramos una y otra vez de la pasta que estamos hechos. Y así, a su lado, fuimos aprendiendo de nuestros errores y aciertos. Nos hizo entender que el modelo económico capitalista, solo privilegia a los ricos; señalándonos que el primer pilar de la economía es la política social incluyente. Y como si fuera poco, logró la Integración Latinoamericana, para así poder avanzar hacia un nuevo orden geopolítico y plantarle cara al hegemónico Imperio Norteamericano. No en vano se refería a lo imperturbable que debía ser nuestra resolución de Independencia o Nada, dejándonos esta tarea permanente hasta que definitivamente la alcancemos. También nos habló del socialismo como el único modelo sustentable para la preservación de la vida en nuestro planeta.
Todo lo escrito en estas líneas solo pretende referir un poco de lo que nos legó nuestro Gigante; pero nada comparado con su testamento, como es el Plan de la Patria 2013-2019, que nos legó con su inconmensurable amor. Amor que lo hizo venir desde nuestra amada Cuba para ponernos en conocimiento de la realidad que enfrentaba en cuanto a su salud y darnos las directrices necesarias ante cualquier situación sobrevenida. ¡Qué razón tenía cuando nos dijo: “No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para (…) mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán. Ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares, es Unidad, Lucha, Batalla y Victoria”.
Me imagino cómo habrá sufrido el Comandante al tener que darnos ese mensaje y sus directrices. Hoy me convenzo una vez más de su grandeza y pido a todo aquél que se sienta un verdadero revolucionario, que no defraudemos a quien tanto nos dio y entregó su vida por nuestro pueblo. Estamos en deuda con él. Llegaron los tiempos difíciles de los que nos hablaba. Debemos cerrar filas y buscar la verdadera unidad de los patriotas y defender la Patria y el proyecto revolucionario que nos legó, respetando las diferencias que existen entre las fuerzas revolucionarias. Unidad en la diversidad. Hay que apoyar al camarada Nicolás Maduro y trabajar incansablemente a su lado para consolidar el proyecto socialista.
Pero eso pasa por la coherencia entre el pensamiento y la acción de todas y todos quienes le acompañan en el gobierno, porque a veces parece que de parte de algunos de ellos se les olvida que el pueblo está atento y expectante ante situaciones que se desvían del precepto revolucionario. Esto me recuerda que en varias ocasiones nuestro Comandante Eterno daba directrices claras y firmes a muchos de los que le acompañaban en su tren ejecutivo, quienes hacían oídos sordos a sus mandatos. Ojalá esto no se repita igual con el Camarada Nicolás, y si sucediera, esperamos que sepa actuar con la firmeza necesaria, como máximo líder de nuestra Revolución, y que al igual que el Comandante piense que si tuviera que elegir entre un principio y un amigo, pues él se habría quedado con el principio.
No tengo duda alguna que la escogencia del Camarada Nicolás Maduro fue acertada, ya que en él se reúnen un cúmulo de experiencias adquiridas al fragor de las luchas al lado de nuestro Gigante, lo cual nos debe dar la tranquilidad de saber que podrá enfrentar la situación política y económica de la cual estamos siendo víctimas todos los venezolanos. Ahora más que nunca debemos apoyar al Camarada, como si fuera Chávez, no es fácil estar en su posición.
Adelante, siga Ud. las huellas de nuestro Gigante Hugo Chávez y la Patria llegará a puerto firme. Termino parafraseando al Padre Libertador Simón Bolívar: “Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer, preparaos para el combate y contad con la Victoria”. ¡Hasta la Victoria Siempre camaradas! ¡Unidos Venceremos!
Zulika King.
Coordinadora del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza.
En Guatire, la Villa Heroica, a los 7 días del mes de junio de 2014