No acordarse significaría no saber nada de Dios, de Jesús, de Venezuela y Simón Bolívar, del Quijote, el Che Guevara, Fidel Castro, Napoleón, Simón Rodríguez, Julio César, Pablo Picasso y mucho más, porque Hugo Rafael Chávez Frías sigue siendo un líder supremo, aún después de haber fallecido, haber sido asesinado, de lo cual hoy casi nadie duda.
El líder venezolano, sigue siendo único en el mundo y, muy recordado.
Un hombre sin miedo, capaz de decirle las verdades en la cara a cualquiera, sentirse emocionado con los seres humanos y muy en particular, sentirse impactado por quienes han sido apartados de la sociedad, por la ternura de los niños, ancianos y personas con incapacidades.
Nacido en pobres condiciones materiales pero millonariamente bendecido con el amor, Hugo Chávez quiso ser como su admirado beisbolista el “Látigo” Chávez, pero las paredes de la Academia Militar, la historia política del país y su Libertador Simón Bolívar se hicieron sus dueños y lo condujeron por las calles de la soberanía, la solidaridad, la justicia y los sueños de poder concederle bienestar a su país y a clamar por un mejor orden mundial en todos sus aspectos.
Muy pocos pueden olvidar al hombre de la palabra peregrina, del sentir llanero, del declamador y del lector apasionado. Un hombre que subrayó la importancia de las mujeres, los hombres y toda la familia venezolana, que muy poco dejó de lanzar sus palabras hacia Latinoamérica, el Caribe y el mundo.
Y acordarse de Hugo Chávez es otorgarle credibilidad al continente de los latinoamericanos, es sentir la fuerza que tiene cada una de nuestras naciones, es apreciar la intensidad cualitativa de su gente y capacidad para batallar frente a las adversidades, algo así como caerse una vez y levantarse diez veces. El hombre se canso de decir como son las cosas, cómo inventar para crear y no errar y menos ceder porque ello sería un lujo que no podemos darnos.
La gran población venezolana debería mirar hacia Hugo Chávez, un real Comandante de nuestra sociedad, el hombre que se disfrazaba para salir a la calle y ver de frente las realidades que tenía que combatir. El que con su ejemplo de deportista y lector educaba a sus paisanos, para luego reiterar esa lección con su consejera palabra.
El seguidor del Libertador también está siendo recordado por los latinoamericanos, hoy precisamente cuando la Derecha corporativa estadounidense, europea y local enfatizan su accionar contra las naciones progresistas de esta parte de mundo, cuando quieren arreciar contra los gobiernos honestos e intentar arrebatarle los bienes a los pueblos y convertirlos en indigentes y servidores a sus intereses. Por esas actitudes, es necesario recordar a Hugo Chávez, un hombre sin miedo, que habló claro y de frente.
