Nicolás Maduro: Un hombre común

Entre la ilimitada cantidad de improperios y adjetivos que suele utilizar la derecha venezolana e internacional para descalificar a los representantes del gobierno socialista venezolano, existe un hilo conductor que expresado de diferentes formas, gira en torno a que "ellos no tienen categoría" o que el Presidente Nicolás Maduro no tiene la "majestad" de un presidente.

Su inconsciente excluyente se encuentra de tal manera fuera de control que no se dan cuenta que realeza y majestad son términos derivados del feudalismo y que el socialismo es el gobierno de la gente común y corriente que elige como Presidente a otro hombre común, por lo que no puede tener la presencia de un noble o un burgués, sino de lo que es, un hombre común, en este caso un obrero.

Igualmente el Presidente estará acompañado por la gente común que lo eligió, no en un intento burgués de legitimizarse a lo Jaime Lusinchi, con su slogan "Jaime es como tú", sino que ese acompañamiento es causa y efecto de su presencia en el poder.

Nicolás Maduro es por lo tanto un hombre común. Pero tiene un proyecto político no muy común.

Un hombre común que le viene a decir a los ricos más encumbrados del país que se presentan como una opción política y a toda la horda mundial que le secunda, que los pobres pueden gobernar y crear un país próspero, inclusive más próspero que los que ellos gobiernan; un hombre común que viene a decir, en estos momentos de crisis mundial económica e ideológica que el socialismo no es una aspiración mítica, que su momento no ha pasado, sino que es una realidad viviente y necesaria, que las aspiraciones de prosperidad y libertad de las masas de pobres del mundo solo pueden ser conquistadas con el socialismo, con un gobierno socialista como el que está estructurando, con la participación activa del pueblo.

Que la prosperidad y la libertad socialista es el único medio que nos llevará a la paz, no solo en nuestro país sino en todos los países que se decidan a construir un gobierno de los pobres, a crear organizaciones de trabajadores para echar a los capitalistas del poder, construir el socialismo y liberarse del dominio imperial.

Desde la Presidencia se han superado las pruebas que los ricos han puesto en el camino, desde las terroristas tomas de calles con su secuela de incendios, muertes y destrucción hasta las más refinadas como son los llamados al dialogo de esa derecha opulenta que se disfraza de "hombres buenos" o de "hombres de fe" para emplazar a un dialogo bajo el chantaje de que es "la última salida". ¿La última salida antes de un escenario a lo Irak, donde ellos actuarían como traidores para abrir las puertas al ejercito solo mata pobres de los Estados Unidos?.

Esa permanente disposición de superar las pruebas que pone el imperialismo norteamericano, debe abrir completamente los corazones y voluntad de los grandes sectores populares a entender aun más, que solo trabajando por el amor y la riqueza de Venezuela, por los pobres y el socialismo, se pueden materializar y convertir en una realidad palpable sus aspiraciones y anhelos y que esa tarea la puede emprender solo, un "hombre común".

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Oscar Rodríguez E.


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