Todo proceso revolucionario de verdad no teme a los cambios, al contrario los propicia para que su realización se corresponda con las razones que dieron origen a su implantación.
En el caso de Venezuela hemos vivido desde hace 15 años un proceso atípico iniciado con un acto histórico del comandante Chávez que tuvo la certeza de convertir una derrota en una victoria.
Para algunos estamos viviendo un proceso revolucionario democrático para otro se trata de una democracia formal que se rige por los mismos patrones que tocan las formas pero no el fondo de las cosas.
En el último proceso electoral siendo candidato el comandante Chávez definió el sentido ideológico de su campaña, para que nadie se llamara a engaño si ganaba las elecciones como en efecto ocurrió.
Fue enfático y reiterativo con su propuesta de profundizar la construcción del socialismo.
El pueblo mayoritariamente acogió su planteamiento y voto por su oferta, lamentablemente alcanzado por las garras del imperio para evitar que pudiera cumplir con su oferta de gobierno.
Todo el mundo recuerda el SACUDÓN . Anunciado por el comandante Chávez que a mi manera de entender significaba ir al fondo de los problemas que afectaban y afectan al país, tanto en el comportamiento de esta sociedad con profundo arraigo en la cultura capitalista y la transformación de sus instituciones muy marcadas por los mismos patrones que la condujeron durante la cuarta República.
De allí que los actuales responsables de llevar adelante la renovación del poder moral, tendrán que tomar en cuenta el mandato que nos dejo el comandante Chávez.
Cuyo mandato incluye el refrescamiento de las instancias del poder moral para adecuarlo a los nuevos tiempos.
No podemos negar que las actuales voceras de la fiscalía general, CNE, Defensoria del pueblo y los magistrados que serán objetos de sustitución dieron un importante aporte en estos años en consolidar la organización de esas instituciones.
Ahora vamos por su adecuación definitiva con las características que deben tener las instituciones en un proceso de transformación que no tienen vuelta atrás.
Tremendo compromiso el que tienen con este proceso los diputados que levantaran sus manos por los nuevos integrantes del poder moral y los magistrados del tribunal supremo de justicia.
Revisando la lista de los aspirantes a ocupar dichos cargos encontré el nombre de la Dra. Wendy Saez y el Dr. Juan Pablo Torres quienes sin restar méritos a los demás aspirantes tengo la seguridad que si llegaran a resultar seleccionados para fiscal general defensor del pueblo o magistrado tienen a su favor haber desempeñado con pulcritud decencia y eficacia profesional los cargos que han desempeñados.
La Dra. Wendy Saez es una destacada abogada competente e inteligente y con las condiciones para emprender un verdadero sacudón en la fiscalía general de la República, reúne las condiciones para introducir cambios profundos en la defensa del pueblo respetando los derechos constitucionales de los ciudadanos en el marco de los cambios revolucionarios que acompañarán el esperado sacudón que no pude realizar nuestro comandante eterno.
En cuanto al Dr. Juan Pablo Torres ampliamente conocido por su don de gente por su capacidad de trabajo su acentrado profesionalismo y lo mas importante de todos estos atributos es su condición social, un hombre del pueblo que se hizo profesional sin perder su humildad y su calidad humana, quien al igual que la Dra. Wendy Saez tiene las condiciones para profundizar las acciones dentro de la defensoria del pueblo en favor de los derechos constitucionales de los ciudadanos.
No pretendo marcar pautas pero sería interesante que los diputados conocieran la opinión del pueblo común antes de proceder a la designación de los nuevos o nuevas voceras del poder moral a los fines de establecer si el pueblo quiere caras nuevas al frente de esas instituciones en esta nueva etapa del proceso revolucionario.
El comandante Chávez siempre dijo "Creo mas en la opinión del pueblo que en los consejos del sabio".
