Si algo es
evidente en nuestra
Venezuela es que no vivimos tiempos normales. No es una
oposición clásica la que adversa el proceso revolucionario. Es una oposición
teledirigida, nariceada, rabiosa, obcecada, torpe, inmoral y capaz de cualquier
cosa. Una oposición zombie dispuesta a ejecutar todos los mandatos del amo. Una
oposición que no es adversaria sino rabiosamente enemiga, para la cual, un gesto
de tolerancia es una muestra de debilidad. Una concesión, cualquiera, sólo una
oportunidad para dar una puñalada. Una oposición sin planes propios ni otro
objetivo que extirpar hasta el hueso la intolerable, insoportable y odiada
revolución bolivariana. Una oposición que reza todos los días por un desastre
natural, una agresión armada o un rayo de Dios para que al modo de Sodoma el
país entero arda hasta convertirse en cenizas con todo lo revolucionario dentro.
¡Cuánto evoca a la España fascista, que prefería, mil veces, antes una España
rota que roja!
Duele decir
esto. Duele, cuando se es radicalmente pacífico y es el amor el que guía todas
las luchas y pensamientos. Pero, ignorarlo no traería la paz. Sólo acrecentaría la
posibilidad de violencia. No es cierto que con el gobierno de los EE.UU., -alma
y corazón de la oposición venezolana- pueda haber paz. No descansan ni
descansarán jamás hasta barrernos. Toda la capacidad destructiva, todas las
artimañas y trampas, todas contra Venezuela. Todas están siendo utilizadas para
destruir un ejemplo de dignidad en el cual perciben, -con razón- un peligro real
para su imperio basado en la explotación, el robo, el atropello y
la violencia.
Los personeros criollos son sus piezas en este ajedrez
diabólico y nada más. No son compatriotas opositores, -me refiero al liderazgo-
son la quintaesencia del fascismo, dispuestos a vender a su madre por volver a
sus perdidos privilegios.
La
estrategia central está clara. No la esconden. Abierta
y descaradamente, -probablemente seguros de su éxito- la exhiben con pelos y
señales. No hay que ser un Fouché, ni siquiera el Dr. Miguel Peña de los días
del zarpazo a Bolívar, es suficiente no ser ciego y sordo para advertir por
donde vienen los tiros. Amén de que se les pueda dar otra vía, por criminal que
esta sea, todo este año irán construyendo el escenario para un diciembre que
desemboque en alguna forma de revolución colorida. Naranja, melón, piña o
aguacate, ¡poco importa!. Con recursos y tenacidad, libres de principios éticos,
montados sobre una enorme capacidad mediática, nacional e internacional, están
armando el lego de la deslegitimación para diciembre. No hay que adivinarles las
jugadas. Las cantan, las anuncian, con fanfarrias las proclaman.
Siendo así,
¡y lo es!, cuesta entender como se les hacen concesiones que no sólo no servirán
para atenuar el ataque, sino que lo arreciará desde mejores posiciones. ¿De que
le sirvió al Dr. Jorge Rodríguez hacerle la concesión de las capta-huellas, sino
para que literalmente volaran a los medios a gritar que las retiraban porque
habían descubierto la “trampa”? ¿Cumplieron con el compromiso de participar si
se eliminaban?. ¡¡¡No!!!. ¿De que sirvió entonces? Hoy es uno de sus más
socorridos argumentos de esta gentuza. ¿De que sirvió la presencia en el CNE de
esa rata, -con el perdón de las ratas- de Ezequiel Zamora, sino para confundir,
escandalizar, calumniar cada vez que, no bien concluido un Directorio, salía a
reunirse con los medios? ¿De que sirvió la presencia de Sobella Mejías?. No es
posible que la memoria sea tan leve. No es posible, pero pareciera serlo. Hoy la
revolución tiene toda la Asamblea Nacional. ¡Toda! Tener poder para no
ejercerlo es una tristeza, una desgracia infinita. El Libertador decía que:
“llamarse Jefe para no serlo es la peor de las desgracias!. ¿Cuántas concesiones
le hizo el viejo Congreso a la izquierda? ¿Cuántas?. ¡Si sirviera para algo,
pase! Pero…
Bien,
la Asamblea
Nacional acaba de elegir a los miembros del Comité de
Postulaciones. Una vez más se les hacen concesiones con la pretendida intención
de obtener algún gesto de tolerancia de esta oposición apátrida. Justo la mitad
de los 10 integrantes se les ha entregado a miembros de la oposición, sólo por
serlo. Los miembros han debido ser elegidos entre personas íntegras y nada más,
pero no, la mitad de los miembros se han entregado como una dádiva. ¿Resultado
de este gesto?, ¡por Dios!, esta misma mañana estaban algunos de los elegidos en
los programas de opinión atacando a la Asamblea. ¿Quién podía esperar lo
contrario?. ¿Qué harán y cómo actuarán en el seno del Comité?. ¡Ya va, que
últimamente le meto al adivino!. Una rueda de prensa, después de cada sesión,
-el mejor estilo del curdito Ezequiel- sembrando dudas, regando calumnias,
exaltando a la oposición con interpretaciones terribles, denunciando “los
atropellos del régimen” y más, mucho más. ¡Esperen y veremos¡ ¿O debí
decir…esperen y sufriremos? ¿Alguien lo pone en duda?.
Ojalá
nuestros diputados y diputadas no les tiemble el pulso ahora. En el CNE tienen
que estar los mejores. Los más probados hombres y mujeres, comprometidos con su
patria y no traidores. El CNE no puede ser una parcela para que desde allí se
construya, con las ventajas del medio, la traición a la patria, la agresión al
pueblo venezolano. La culpa no la tiene el ciego sino quien le da el palo.
¿Imaginan como será, -amplificado por los medios- el escándalo diario de una
rector o rectora amontonando mentiras, mostrando “documentos”, escandalizando y
redondeando el escenario para la agresión?. ¿Acaso no imaginan alguno de estos
rectores viajando a guashinton para denunciar al “régimen” ante la OEA?. ¿Qué
haremos? ¿Esperar que pase?. ¡No a la conspiración! ¡No al desmantelamiento del
CNE! ¡Sí a la patria…y punto! ¡No nos engañemos! ¡Lo único que pondrá a salvo la
patria son los 10 millones de votos por el buche en diciembre! ¡Vayan ellos o no
vayan y lo demás es cuento!.
martinguedez@gmail.com