Pues bien, ya ando totalmente reincorporado al frente de batalla, y vaya cualquier cantidad de compañeros que lo esperaban a uno, de tantos hermanos y hermanas, compañeras y compañeros, de cuadros y cuadras, y tomando nuevamente mi lugar en mi trinchera de combate.
Hace algunos días, celebrábamos el día del maestro, y Venezuela tuvo el maestro más grande, un maestro de la vida que nos enseño lecciones tan transcendentales de vida como: 1.- Ser humanista; 2.- Amar al prójimo como a nosotros mismos; 3.- Amar a nuestra Patria, aunque algunos se burlen de ello; 4.- Amar a Simón Bolívar y a los grandes próceres que ha parido nuestra Patria; 5.- A pensar en la Patria Grande y en nuestra hermandad de una América LatinoCaribeña; 6.- En un mundo multipolar sin imperios ni colonias; 7.- En un mundo de justicia y equidad sin explotados ni explotadores; 8.- A amar a los más débiles, a los excluidos, a los pobres, a los niños, a las niñas, a nuestros ancianos y ancianas, a nuestros indígenas; 9.- Por hablarme de feminismo, de socialismo y 10.- Por enseñarme a luchar por la paz.
Hugo Chávez nos enseño todo eso y mucho más, pero sobre todo, por proteger y promover la educación de mí Patria como nunca antes se hizo, logrando: 1.- 10 millones de estudiantes en aulas de clase; 2.- 2do país en matrícula universitaria en Latinoamérica y 3ero en el mundo; 3.- El impulso de la gratuidad de la enseñanza, dándole oportunidad a millones que antes nunca tuvieron oportunidad de formarse; 4.- Por la Misión Robinson que acabo con el analfabetismo en mi Patria, dándole luz a los que no la tenían; 5.- Por la Misión Ribas que masificó la Educación Secundaria; 6.- Por la Misión Sucre que lleno de aldeas universitarias para que nuestra Venezuela Adentro pudiera prepararse y ser útil; 7.- Por la creación de varias universidades, incluyendo la explosión positiva de la UNEFA y la irrupción de la Universidad Bolivariana de Venezuela; 8.- Por los 30 millones de libros que se entregan todos los años a nuestros niños y niñas; 9.- Por alimentar gratuitamente a 4 millones de niños y niñas para que puedan estudiar sin pasar hambre o tener que abandonar las aulas para trabajar en lugar de estudiar y 10.- Por mantener a más de 500.000 maestros en aulas para que formen y protejan al tesoro más preciado de una sociedad: La juventud de nuestros muchachos y muchachas, nuestro futuro.
Esas son conquistas de esta Revolución que no podemos dejarnos arrebatar de manera impávida. El primer gran logro de esta Revolución y de nuestro eterno Comandante Supremo y Presidente siempre invicto, es el de hacer una Revolución en el espíritu, de la conciencia del deber social. Que nos amemos los unos a los otros, que nos respetemos los unos a los otros, que nos sintamos parte de una comunidad, de un grupo y que nos sintamos responsables ante esos grupos, a diferencia del capitalismo, que nos pone a odiarnos los unos a los otros, a competir, el capitalismo nos coloca como en la selva, en la filosofía del “Sálvese quien pueda”. Por eso, Chávez siempre nos dijo que el principal nutriente de nuestro socialismo bolivariano es el amor; y ese amor hay que alimentarlo de muchas maneras. Así como nosotros le echamos agua a una matica, por ejemplo.
En medio de grandes contradicciones y retos, es que me reintegré a mis actividades y pude participar en la “Marcha de los Invictos”, para recordar y reivindicar las justas luchas del pueblo venezolano aquel 23 de enero de 1958, a honrar la memoria del verdadero padre de nuestra democracia: Fabricio Ojeda, y de ver un pueblo movilizado, en las calles, diciéndole al imperialismo que estamos dispuestos a defender con nuestras vidas si fuere necesario, nuestros logros, nuestras conquistas.
Teniendo claro que en esta nueva etapa de la Revolución Bolivariana, la época de las movilizaciones multitudinarias de Hugo Chávez, y hasta de sectores de derecha, han quedado de alguna manera, relegadas, y pasarán muchos años para que eso se repita. Las multitudes se mudan ahora a los comicios, a las elecciones, donde ahí si se manifestaran de manera amplia y contundente, amparadas en el secreto del voto. Sin embargo, la movilización del día de ayer convocada por los factores que respaldamos la Revolución Bolivariana, y que arrancó desde la Plaza Fabricio Ojeda del 23 de enero en Caracas, hasta las escalinatas del parque “Ezequiel Zamora” en El Calvario, estuvo muy concurrida, fue masiva y muy entusiasta, como no las había visto luego de la partida física de Hugo Chávez, lo cual representa un augurio de esperanza desde mi punto de vista.
¿Será que el chavismo se esta repolarizando, repolitizando, rearmando? ¿Será que estamos saliendo de la modorra y hemos entrado en conciencia de lo que se pudiera perder si no hacemos presencia en las calles de Venezuela? ¿Por qué la derecha se quedo en silencio, y antes bien, nuevamente propagaron a través de las diferentes redes sociales toda clase de rumores para desestabilizar nuestra Patria, la Patria de Bolívar y Hugo Chávez?
Pero, en plena caminata, me impactó un cántico, el cual entoné junto a nuestro pueblo, y con el que titule mi artículo. Lo titulé tal y como lo escuché, puesto que el panita Alí Primera lo dijo claramente en su canto: “No hay peor grosería que esta misma sociedad”. Y ese cántico, es así: “Oye fascista no te lo decimos más, si nos joden a Maduro, los vamos a escoñetar”.
Maduro representa la continuidad del legado de Chávez. Con sus virtudes y defectos, con sus aciertos y errores. He sido uno de los primeros en criticarlo y fustigarlo en ello, porque considero que hay que imprimir más dinamismo y socialismo a nuestro proceso de hoy en día, pero también cuando ha tenido aciertos, se los reconozco y aplaudo, por eso, el pueblo que es sabio, le sacó este cántico, porque en estos momentos, y al no haber, por lo menos de manera visible, un dirigente chavista que pudiera ante cualquier contingencia que pudiera presentarse, de sustituir a Nicolás Maduro, debemos apostar todas nuestras energías y todos nuestros esfuerzos en apoyar al Presidente Obrero, al Hijo de Chávez.
Y ciertamente, la derecha nuevamente se equivoca al personalizar esta batalla como lo hicieron en vida con Hugo Chávez. El rollo no es con Maduro, el rollo es contra nosotros, contra los explotados, contra los excluidos, contra nuestros afrodescendientes, contra las personas con discapacidad, contra los sexo-diversos, contra los desarrapados, en fin, este rollo es contra el pueblo señores de la burguesía apátrida y cipaya y lo mismo le decimos a sus amos del norte.
Pese a todo el descontento, a las fallas, a los errores que dentro de nuestro Gobierno y de nuestro Estado podamos cometer, solo debemos tener claro que es por este camino y no por otro por el que podemos tener estabilidad y paz en este país. No se vuelvan locos, porque no olviden que somos un pueblo bravo, hijos de Simón Bolívar y Hugo Chávez.
Más bien, a ustedes les conviene que Maduro siga gobernando. Si desean sacarlo, pues ahí están los mecanismos constitucionales y legales para ello, y para dirimir nuestras diferencias en paz y en democracia, sin generar traumas que a la larga nos perjudican a todas y a todos.
Solo para ir culminando estas líneas. Debo expresarles al resto de mis hermanos y hermanas de lucha revolucionaria, que alimentemos la irreverencia, la lucha, la crítica y autocríticas revolucionarias, pero verdaderamente convencidos que, por muy molestos y molestas que podamos estar con algunas ejecutorias de la gestión de Nicolás Maduro, no es jalando la brasa para la derecha, sea esta endógena o exógena como saldremos de este laberinto. Esto debemos tenerlo suficientemente claro.
¡Bolívar y Chávez Viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!