Lic. Lucio Segovia
Defensor del Lector del diario El Nacional
Estimado Defensor:
Reciba mi saludo en ocasión de referirme a su columna publicada en la edición del 10/03, la cual usted inicia aludiendo al planteamiento que le formulé a raíz de lo que califiqué en mi carta del 01/03 “de ardorosa defensa” que usted le hizo al editorial del diario El Nacional del día 21/02/06, luego de que el Ministerio de Comunicación e Información en su comunicado del 22/02 advirtiera a la opinión pública que eran muy graves las acusaciones que se le hacían al CNE en esa nota editorial y que el diario tenía la responsabilidad de formalizarlas, porque de lo contrario “…incurrirá en encubrimiento, simulación de hecho punible o difamación, delitos comunes contemplados en el Código Penal, sin relación alguna con la libertad de prensa o de opinión.”
Efectivamente, la nota editorial del diario de Puerto Escondido dice (copio): "los millones de votos electrónicos que ya tiene (el CNE) fabricados y empaquetados en los programas informáticos" (…) "hicieron de las suyas para disminuir electrónicamente la abstención" (…) "arreglar, maquillar y montar a todo trapo una elección."
En mi carta donde califico de ardorosa su defensa, yo le agregaba, mi distinguido Lucio, que usted no hizo ningún comentario ni sobre esa grave acusación que le lanzó el editorial al CNE y mucho menos a la parte medular del comunicado del MINCI, a aquella donde dicho ministerio conmina al diario a que acuda a las instancias que correspondan a interponer las pruebas que tiene sobre esas “fechorías” intolerables que ha cometido ese poder del Estado.
Le confieso que luego de leer su columna he quedado ingratamente sorprendido, pues sin ofenderlo, lo cual jamás lo haría, usted optó en esta nueva ocasión por echarle tierra a esas falsas acusaciones que hizo el editorial de su diario y que se constituyeron en la parte central y principalísima de mi carta, muy lejos del interés que usted ha querido otorgarle a lo que interpreta como mi cuestionamiento a que usted haya violentado las competencias que tiene como Defensor del Lector, al punto de que quiso sacarle tanto filo a ello que optó por titular la columna “Yo, el infractor”.
Mucho me gustaría que usted en alguna ocasión y si fuera pronto mucho mejor, que colocara este asunto en el contexto integral de mi planteamiento, pues al leerle esa su nueva columna, me ha quedado el claro convencimiento de que el mismo ha sido manejado en términos de ocultar lo sustantivo y privilegiar lo menos trascendente. Le confieso que siento que allí ha habido lo que pareciera ser una evidente manipulación.
No quiero concluir sin recordarle que mi carta donde, al parecer, lo acuso de “infractor” escribí en su parte final esto: “… usted se dedica a sustentar su defensa del editorial apuntalado en otros asuntos” muy importantes de seguro, pero que nada tienen que ver con el punto en discusión, como son: el libre acceso a la información, la libertad de información, la ética, la información como principio fundamental del periodismo, la independencia de los medios, etcétera, etcétera, “sobre los cuales se podría dar un debate a través de las páginas del diario, el cual lo creo imposible, pues tengo la experiencia sobre un tema quizás de mucha menor importancia, como fue el caso del ALCA y la señora Beatriz De Majo, en donde se me aplicó la censura, como usted bien lo sabe, simplemente porque esa dama es parte integrante del Consejo Editorial del diario.”
Con mi mayor deferencia y aprecio, amigo
Iván Oliver Rugeles