El escritor peruano Ciro Alegría (1909-1967) inicia su novela diciéndonos: "Por donde el Marañón rompe las cordilleras en un voluntarioso afán de avance, la sierra peruana tiene una bravura de puma acosado". En estas líneas podemos destacar la visión del autor en torno a la realidad peruana de la sierra. Es la imponente naturaleza la que predomina en toda la narración, a ella se subordina toda vida y acción de sus pobladores. "La serpiente de oro" (1), nos narra pues, la realidad indígena peruana, a través de la historia de un pueblo nombrado Calemar y de una familia de la sierra, la del viejo Matías, especie de patriarca de la zona.
La novela escrita en 1935, hace 80 años, escenifica el período final del siglo XIX. La narración es más que un canto y una valoración a las gentes sencillas que hacen su vida en tierras, hoy tan alejadas en espacio y tiempo de la ciudad moderna; es una narración que magistralmente se sitúa en la frontera entre el lirismo indianista y el realismo en tanto que documento agrio y sombrío. El autor nos va señalando la vida cotidiana de su gente y el trabajo para sobrevivir en condiciones tan adversas, como lo es la vida en la sierra peruana. Así mismo nos muestra los mitos y fantasmas de la gente (chola e india), las muestras de solidaridad entre los miembros de la comunidad para poder sobrevivir; sus fiestas, sus alegrías, sus intuiciones, como interpretación, frente al comportamiento de la naturaleza y sus fenómenos, así como del mundo en general. Su estilo narrativo no sublimiza la realidad y la naturaleza despersonalizándola o desfigurándola para convertirla en una otra realidad inexistente; es la descripción de una realidad dura, fuerte, implacable, como la vida misma, pero en un tono amable que nos hace sentir lo dulce y lo amargo de la vida y su contexto.
Considerado uno de los máximos exponentes de la narrativa indigenista; el sentido de su escritura va en la dirección de incidir en la conciencia del lector sobre la opresión ejercida contra el indígena y la denuncia de su situación. Hijo de hacendados ricos y blancos, se considera cholo serrano; nació en la sierra y en sus primeros años de formación convivió con cholos e indios, peones y empleados de los latifundios. Estudió en el colegio Nacional de San Juan de Trujillo; tuvo como uno de sus profesores al poeta Cesar Vallejo. El autor con su novela, "La serpiente de oro" ganó el concurso de la editorial "Nascimiento" de Chile en 1935. En 1939 obtuvo el segundo premio de novela de la editorial zigzag de chile con "Los perros hambrientos y en 1941, la editorial estadounidense Farrar & Rimehart convoca a un concurso continental y ganó el premio con la novela "El mundo es ancho y ajeno".
En la novela encontramos inmerso al autor, como un personaje más, que asume la narración, como un miembro más de la comunidad, con un papel muy secundario, en cuanto a la acción y desenvolvimiento de los acontecimientos. El título de la novela hace referencia al río Marañón, nombre que se debe a un ingeniero explorador de la zona, venido de Lima, que hace un estudio para concretar un proyecto de creación de una empresa que pudiera explotar alguno de los recursos de la sierra; al final decide explotar el oro del río, por tanto, el nombre de la compañía sería "La serpiente de oro", dada la similitud del río con una serpiente. El personaje principal de la novela está representado por el río, en torno al cual se alimenta la sierra, con sus pobladores que expresan su vida a través del trabajo , sus fiestas, sus alegrías, y sus intuiciones sobre la naturaleza y el mundo en general.
Dentro de los elementos contenidos en el discurso aparecen varias temáticas de carácter universal, abordadas desde el ámbito indígena, tales como: la muerte y su sentido; la experiencia del conocimiento ante los fenómenos naturales; el sentido religioso; etc. Temas que nuestro autor va develando en la medida que la narración se va adentrando en la vida y su cotidianidad entre los pobladores de Calamar bajo el dominio del Marañón. Una rebelión se ponen de manifiesto en la narración: el pueblo frente a un cura bebedor y "tracalero" que comercia con las misas, que quiere estafarlos (Págs. 99 y siguientes). Este tipo de denuncia, la encontramos en muchas de las narraciones de diversos autores, de distintos pueblos y países de la época: la iglesia como elemento de opresión y enajenación del indio y su realidad. Una segunda rebelión aparece como metáfora: la naturaleza contra las tecnologías que pretenden transformar el medio. En una especie de conjuro, después que el ingeniero ha decidido cuál es el recurso que explotará y que definirá el carácter de la compañía a implantar; nuestro elemento civilizador, el ingeniero explorador, muere picado por una serpiente (Pág.150), en una especie de acción de la naturaleza amenazada por el progreso y la tecnología.
Otros de los elementos que encontramos es la metáfora de aceptación de la vida y la convivencia con la naturaleza. Arturo, el hijo sobreviviente a las aguas del río, cuenta la historia en la que muere su hermano, después de despertar de las fiebres que lo cobijaron durante varios días. Todos están a su alrededor y escuchan atentamente. Dice uno de los oyentes, al terminar éste: - "Bravo el cholo – le dije a Matías. El viejo se volvió hacía mí clavándome una mirada de siglos: - El río también es bravo. De tanto guapiar morimos a veces. Pero no le juímos, porque semos hombres y tenemos que vivir comuesla vida. (Pág.90)
Nuestro autor nos señala en la narración como ese pueblo concibe el conocimiento, reflexión que se desarrolla a partir de la metáfora "a donde van a morir las aves". Los hombres se reúnen en el bohío para cobijarse de la lluvia y observan:
- "...dice don Matías "-, "cosita que quisiera saber es la muerte de los pajaritos... Nunca mei encontrao niuno muertopor su muerte mesma, nunca..."
Responde desde el rincón la vieja Melcha:
-Son cosas e Dios, cristianos... ¿Quién sepa? Único Él...
El dialogo continúa y van apareciendo las distintas perspectivas de enfocar el problema. Uno de los que interviene afirma:
- "-Yo digo que los señores, esos letrados quiay po los pueblos, esos nomá saben.
-Riposta Don Matías:
"-Esos dicen que saben, pero nues lo mesmo que saber e verdá, quiaberse dao cuenta con los meros ojos diuno... (Pás.104-105).
Ciro Alegría nos muestra en "La serpiente de oro" la vida de un pueblo remoto cuya dialéctica de vida está representada por la relación hombre-naturaleza. La hacienda como estructura de producción y explotación del hombre de una sociedad semifeudal no está presente. Este modelo de narración podemos situarlo en la frontera entre una visión lírica del hombre y la naturaleza y el más crudo realismo. La dinámica del trabajo, está regida por un equilibrio entre naturaleza y hombre; donde éste reconoce la otredad manifiesta en esa relación; es decir, no hay una relación de conquista. Ciro alegría lo expresa en boca de uno de sus personajes, el viejo Matías: "De tanto guapiar morimos a veces. Pero no le juímos, porque semos hombres y tenemos que vivir comuesla vida". Aceptación de la realidad, en una especie de relación marcada por un panteísmo que hace parte y regula los actos cotidianos de la vida. Ciro Alegría hace 80 años nos planteó esta perspectiva de relación hombre-naturaleza; perspectiva que tiene plena actualidad y cuyas banderas son esgrimidas por los movimientos sociales y grupos ecologistas, y por supuesto, los movimientos indigenistas. La narración nos muestra el devenir de un "pueblo haciéndose", y ese hacerse es actual, cotidiano. No es una visión del pasado, es presente y sus contenidos históricos los encontramos actualmente en la vida de los diferentes pueblos que constituyen ese espacio definido como nuestra América.
1 Ciro Alegría. La serpiente de oro. Biblioteca clásica y contemporánea. Editorial Lozada, S.A. Bs. As. 1968. Tercera edición 1974. Buenos Aires. Argentina.