Todos somos socialistas o más camarada será ud.?

El presidente Chávez hizo fuertes críticas al uso abusivo del término socialista, y a quienes creían que con colocarse franela roja y pintar todo de rojito eran más revolucionarios que el propio Chávez. Hasta hace pocos años eran contados los que en Venezuela hacían referencia al socialismo y mucho menos al comunismo. Después de la caída de la Unión Soviética, la crisis del socialismo real y el auge neoliberal pudimos ver como en oleada intelectuales y políticos de izquierda brincaban la talanquera y se sumaban a la socialdemocracia o simplemente simulaban su posición política con la de nuevos movimientos, como los ecologistas y feministas, entre otros. Otros simplemente se avergonzaban de su pasado político y era difícil escuchar hablar de categorías como imperialismo, clases sociales, plusvalía, totalidad, hegemonía cultural, alienación, entre otros. Así comenzaron los trabajos críticos sobre algunas experiencias de los movimientos y organizaciones populares, como las guerrillas de los años sesenta, sobre los cuales siempre se dijo no habían pasado de unas pocas centenas de hombres rebeldes, que por muchas razones se fueron a las armas sin tener éxito alguno, ya que la mayoría del pueblo los había repudiado. Se hacía alusión a la historia de las elecciones, donde toda la izquierda unidad no llegó a obtener ni el 10% de las votaciones.

Pues todo esto cambió desde el movimiento social de 1989, los golpes de estado, pero más aún con la llegada de Chávez al poder y concretamente a partir del 2005, cuando por primera vez Chávez asume el socialismo como proyecto, desde entonces hubo una especie de "pandemia política", donde millares se hacen "rojos rojitos", muchos de los cuales hasta ayer eran "blanco blanquitos" y "verdes verdecitos" y otros que no tienen ni la menor idea de lo que es socialismo, sino que por algún beneficio obtenido, o porque se ven presionado en las instituciones donde presta servicios, o simplemente por "moda", muchos se convirtieron en socialistas y hasta "guerrilleros" algunos de ellos, entonces ahora vemos millones de personas vestidas de rojo, instituciones de rojo, cachaperas, bodegas, caucheras, areperas socialistas.

El movimiento guerrillero compuesto por unos centenares de valientes hombres y mujeres, ahora consigue usted miles de personas que cuentan sus aventuras en las guerrillas y uno se pregunta: ¿si eran tantos miles los que estaban en las guerrillas por qué no triunfaron?, ¿por qué se ufanan de esto ahora y hace pocos años atrás ni lo nombraban?, pero más risible es aquellos que dicen haber participado en las guerrillas y no llegan a los 50 años, algunos responden que era que su mamá los llevaba en el vientre o les tocó en varias oportunidades llevarle comida a su padre, entonces por eso ahora son guerrilleros.

Quienes nos hemos formados en la izquierda y hemos asumido al socialismo desde temprana edad y no desde 1998, recordamos lo difícil que era asumir esta posición, más en el contexto de los años 80 y 90 de desenfreno neoliberal, cuántos fueron perseguidos, cuántos calificativos nos pusieron, entre esos por muchos de los que hoy hablan de socialismo y saludan de camarada, cuantas veces se nos dijo retrogradas, dinosaurios intelectuales, por seguir defendiendo unos ideales, fundamentalmente el marxismo, como base filosófica fundamental de cualquier sociedad socialista.

Nos preocupas como se ha venido prostituyendo el concepto de socialismo, desde empresas que siguen generando bienes al mercado capitalista, que nada tienen que ver con el socialismo. En muchos casos se confunde el socialismo con vender más barato o cuando mucho con un cierto tipo de cooperativismo, lo cual es una visión ingenua del socialismo criticada por Marx y Engels, cuando cuestionaron al socialismo utópico hace ya casi dos siglos.

El socialismo, lo hemos dicho en varias oportunidades, citando al Che Guevara, no se decreta, no es una Ley, aunque estas contribuyan, es un proceso de transformación no solo económico sino también político y fundamentalmente cultural, que como bien lo expresó Marx es lo más difícil de transformar en las sociedades y traspasar los valores propio del capitalismo a los valores de la ética socialista. Desconstruir el capitalismo no se soluciona ni a decretazos, ni a realazos, ni pintando todo de rojo, ni llamándonos todos ¡camaradas¡, en vez de compañeros o amigos, lo cual suena a cuarta república. Estos elementos propagandísticos crean una efervescencia, un sentimiento colectivo, pero si esto no va acompañado de la profunda discusión teórica y filosófica, que solo se logra con la formación política (no politiquera y panfletaria) donde las personas conozcan a profundidad los procesos históricos, las experiencias socialistas en otros países, las teorías y filosofías políticas existentes, nada se habrá hecho.

Hasta que no se traspase el discurso propagandístico y panfletario nuestra revolución socialista no traspasará de la fantasía y peor aún del populismo a la verdadera transformación de un mundo sin explotados, donde todos tengan los mismos derechos y sean tratados por iguales y donde se rompan definitivamente con las estructura culturales e intelectuales que no nos hacen tener conciencia de nuestras propias condiciones, no habrá socialismo alguno. Seguiremos teniendo fanáticos que por su ignorancia ven enemigos y odios por todos lados, que creen que son más revolucionarios entre más franelas rojas, calcomanías de Chávez y el Che Guevara tengan, entre más marchas asistan y entre más música de Ali Primera escuchen. Es igual de burdo que aquellos que creen que son más nacionalistas porque todo el día oyen música llanera, pero en su pensamiento y corazón añoran a Miami.

Así como existen un infantilismo cultural y antropológico, también Lenin no advertía del infantilismo de la izquierda, esa lucha entre fanáticos que desdibuja el proyecto político y al final le da "cuerda suelta" a los oportunistas y adulantes, de aquellos que como focas sin lectura y formación solo aplauden el discurso del presidente, aunque muchas veces ni lo entiendan y en realidad como sentenció el Che Guevara: " La revolución no se lleva en la boca para vivir de ella, se lleva en el corazón para morir por ella". Esperemos no llegue el día que cuando alguien nos salude con un ¡camarada¡ tengamos que responderle: más camarada será Ud.



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Pedro Rodríguez Rojas


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