Leyendo las consideraciones que algunos lectores de mi último artículo en Aporrea.org me hicieron llegar a través de mi correo, entre insultos y malas palabras pude rescatar frases de verdadera angustia y desesperación entre los compañeros, pues ellos al defender la crítica revolucionaria y necesaria, la confunden con el desconocimiento a la inmensa labor que le ha tocado hacer al Compañero Presidente Nicolás Maduro y el equipo que le acompaña, para defender a esta revolución, garantizar el Estado Bolivariano y sobretodo continuar la construcción del socialismo que esta expresado en nuestra Constitución y el Plan de la Patria.
En ese sentido sin descalificar a los citados amigos por sus erradas posiciones dogmáticas y en el entendido que están preocupados por el proceso político que nos legó el Comandante Chávez, creo que es urgente abrir el debate, sin estridencias, ni disonancia, sin insultos, ni infamias, que en todo caso le corresponden al adversario, al enemigo, a la derecha y sus secuaces lame botas del imperio, para así consustanciarnos con el objetivo central: "El Socialismo del Siglo XXI".
En consecuencia, si coincidimos que este es un modelo de socialismo distinto, de origen electoral e institucional el cual ha venido demoliendo el viejo estado burgués y construyendo con sus errores incluidos el Estado Bolivariano, Comunal, Popular y Revolucionario, creo que el debate se centra en como a partir de él, podemos profundizar en el pueblo más allá de lo reivindicativo, el justo reparto de la renta petrolera y la inversión social, siempre oportuna y necesaria, para entrar a la elevación de la conciencia, la identificación de los hechos, el análisis de la coyuntura, en fin, para construir al hombre nuevo que demanda este momento histórico.
En lo personal no tengo dudas que las condiciones objetivas que nos presenta la realidad concreta: Guerra Económica, Intento de Golpe, Sabotaje Institucional dentro del Estado, Corrupción (Revisen la página de la contraloría general para que verifiquen cuantos han sido procesados), tentativas de dispersión en algunos revolucionarios (véase Marea Socialista entre otros), ha acelerado las respuestas de quienes dirigen el proceso y en algunos casos se ha obviado a sectores afectos y comprometidos con la lucha. Pero no creo que con la condena advenida en crítica malsana y descalificadora, se corrijan las omisiones o se enmienden los traspiés que al fragor del combate diario se pudieran haber cometido. Todo lo contrario, estoy más que convencido que la derecha analfabeta funciona, se regocija con los discursos de esos compañeros que asumen posturas de monjes custodios de un oráculo, con el que determinan los niveles de revolución alcanzados por todo aquel que tenga alguna responsabilidad en el gobierno.
El llamado es claro camaradas, sigamos en la lucha, no perdamos de vista que este Estado nos pertenece a todos, que su derrota es nuestra derrota y que sus aciertos son nuestra felicidad. Por ello, sigamos juntos, que de la dispersión solo queda el desengaño y la frustración. Somos ejemplo para el mundo, por nuestra fuerza, voluntad y sacrificio, estamos construyendo un socialismo distinto, no es una social democracia o un euro comunismo, es por el contrario una fuerza indómita que palpita en los cuarteles, en las universidades, en las escuelas, en las calles. No dejemos que los mensajes desesperanzadores y derrotistas de los viudos del fracaso del siglo XX nos contagien sus tristezas inmovilizadoras. Viva Chávez, Viva Nicolás Maduro, Diosdado y todos los revolucionarios.
