Fuimos testigos presenciales y autores de la más grande rebelión cívico militar en la historia del pensamiento de la raza humana, un sangriento golpe de estado patentado por el gobierno de Estados Unidos, caracterizado por una guerra psicológica que hasta logró generar dudas sobre el carácter democrático de Hugo Chávez, quién luego fue secuestrado poniendo en riesgo su integridad física y la paz y seguridad del país en general.
Mientras era movido bajo amenaza de muerte de un lugar a otro y mentían a la opinión pública sobre "su renuncia", la inteligencia social se activo y con ella, un conjunto de diversas formas de comunicación, movilización y agitación que, desde pequeños esfuerzos se fue acumulando una poderosa rebelión cívico militar de patriotas que salieron a la calle con la Constitución en sus manos para exigir el retorno del Comandante.
Cada uno de nosotros tiene una perspectiva distinta de cómo vivió ese momento histórico en el que la unión cívico militar, que no se pudo lograr el 27 de febrero de 1989, el 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992, "se hizo carne" para darle una nueva derrota al imperio y sus lacayos con el retorno del Comandante Hugo Chávez a Miraflores.
Son múltiples las razones que justifican declar está fecha como el Día del GPP, porque fue la expresión de la unidad en la diversidad la que permitió ganar la batalla que ya en la gran prensa daban por perdida.
El 13 de abril no es cualquier fecha en el calendario, por eso debemos reivindicarla como el recuerdo de lo que le espera a quiénes quieran ofender nuestro sagrado suelo, también viene a recordarnos esta fecha que tenemos que prepararnos cada día mejor para la defensa de nuestra soberanía Nacional y que nuestro aporte lo hacemos desde nuestro espacio natural, desde el barrio, nuestro lugar de trabajo y la escuela.
Desde lo micro hacia lo macro, haciendo vigilancia revolucionaria en la eficiencia y eficacia de bienes y servicios públicos.
Estudiar, trabajar, producir y luchar para preservar nuestra herencia chavista.