"Queremos que el gobierno imperialista termine de aceptar la realidad: ¡Venezuela se liberó, y se liberó para siempre! ¡Venezuela no es, ni será más nunca, una colonia norteamericana!" Hugo Chávez Frías
Mucha expectativa ha surgido en el escenario mundial por la realización de la VII Cumbre de las Américas a efectuarse entre los días 10 al 11 de abril del presente año, es decir durante este fin de semana en Panamá.
En el escenario mediático y en el cotidiano trajinar diplomático de los 35 países de la América (hemisferio occidental) todo pareciera indicar que ya somos una criatura mayor de los 9 meses y que por razones naturales hemos roto el cordón umbilical que nos mantenía atados a los Estados Unidos desde hace muchos años.
Sólo bastaría revisar la historia de la "Gran Nación Latinoamericana" (Jorge Abelardo Ramos) para encontrar nuestro origen y nuestras raíces que para bien o para mal, han marcado las relaciones y la coexistencia de los dos bloques que conforman el norte y el sur de este continente.
Visiones más que claras han sido analizadas a través del tiempo y los intereses a la luz de la historia, han mostrado el pensamiento preclaro de los hombres de América y su verdadero sentir: "Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad". Simón Bolívar
El panorama desde luego nos encuentra en este siglo XXI con nuevos protagonistas y nuevos actores. Querámoslo o no y aunque tengamos diferentes matices, los países latinoamericanos han girado alrededor de la órbita del gigante del norte; aunque su último y actual mandatario, Hussein Barack Obama diga lo contrario y termine por aprobar un reciente decreto, en el cual fija la política del Departamento de Estado al calificar abiertamente a Venezuela como "una amenaza" para los Estados Unidos.
Es precisamente bajo este ambiente que se desarrolla en este fin de semana la VII Cumbre de las Américas y por ello nos preguntamos: ¿para qué otra cumbre?
La realidad nos indica que tradicionalmente a través de la OEA, manejada por los Estados Unidos desde su nacimiento, se ha podido prolongar su subsistencia; aunque haya retrocedido en ocasiones a sus postulados y acallado un poco, su invocada aplicación de la "carta democrática", concebida a su imagen y semejanza.
Muy a pesar de la conquista por Latinoamérica, en la pasada cumbre de Cartagena de la incorporación de Cuba a la OEA y su actual participación en la cumbre de Panamá - de la cual había estado ausente - no deja de tener importancia el encuentro con o sin Obama (cosa última que sería un gran error político).
Para el Presidente venezolano Nicolás Maduro, quien en la pasada cumbre asistió como canciller de Venezuela, ahora no debería resultarle nada extraño el comportamiento que asuma con su acostumbrada arrogancia, el mandatario norteamericano con Latinoamérica.
El desconocimiento al justo reclamo de Venezuela por la derogación del decreto Obama, en el cual calificó a nuestro país como una "amenaza" para USA es desproporcionado e ilegal, sobre todo ante las leyes internacionales; este error ya es reconocido incluso por juristas e internacionalistas de los propios Estados Unidos.
La jornada de la VII Cumbre de las Américas ya cuenta con intrusos pagados por la CIA a través de la USAID y sus ONG para sabotear los foros y conferencias de la "Cumbre de los Pueblos". Esto no podrá acallar, ni interrumpir el rumbo asumido por América Latina a través de organizaciones como el ALBA, UNASUR o Petro-Caribe en su irreversible destino de caminar con sus propios pies en el mundo.
El patio trasero de los Estados Unidos quedó para la historia y en la mente de los lacayos, los retrógrados y halcones norteamericanos. El éxito o no de la cumbre de Panamá sólo podrá calibrase en el futuro y en un corto plazo, para algunos empresarios quienes hacen su agosto en el canal y lo han convertido en su centro o sucursal de sus operaciones y negocios bajo la sombra de Washington.
Ya el Comandante Hugo Chávez - con su ojo de águila - visualizaba el destino de las cumbres y nos señalaba: "No podemos esperar nada, sino de nosotros mismos. Ya basta para nosotros el imperialismo o aquella Organización de Estados Americanos (OEA). Estamos creando una nueva América Latina libre e independiente. Estamos en el camino"
Igualmente, nuestro Presidente Nicolás Maduro, como canciller y representante de Venezuela en la pasada cumbre de Cartagena nos adelantaba su visión también de las cumbres, la cual podría verse reflejada en este encuentro de Panamá, durante el fin de semana:
Maduro dijo: "Obama ignora la realidad de nuestro país, sus asesores lo mantienen ignorante de la realidad de América Latina y el Caribe, especialmente de Venezuela, y actúa con un gran cinismo y perversión".
Por ahora las cumbres continúan su curso y frente a ellas nos preguntamos: ¿valdrá la pena estos encuentros y para qué sirven las cumbres?
¡Amanecerá y veremos!