Y vienen las elecciones parlamentarias y con ella se agudizan los señalamientos irresponsables de aquellos que al no tener ni fuerza, ni moral, ni proyecto, ni apoyo en las mayorías, validos de su poder económico y mediático, vomitan sus odios, fabrican sus mentiras e intentan desprestigiar a la revolución y sus líderes.
Al parecer esa gente y sus complejos, no quiere ver y sentir los nuevos tiempos que corren, para ellos en el universo solo cabe los figurines y sus fingidos modales, los lindos, los modelo uniformados, los que por ropa usan marcas y por vida tienen la apariencia. Todo lo demás no existe, y si por casualidad se topa con los invisibilizado de ayer (un pobre por ejemplo), invocan a su mercantilista Dios y acuden a la limosna y el altruismo para negar la solidaridad, el compartir y el desprendimiento revolucionario y sincero.
Así ese grupúsculo de infames y sus presuntos medios de comunicación de pretendida cobertura nacional (pues sus ediciones diarias no alcanzan sino para dos o tres estados) genflexos ante el imperio, acusaron a Diosdado Cabello “de estar involucrado con el narcotráfico”, un hecho que en palabras del Dip. Roy Daza sentencia “la hora de enfrentar al periodismo basura”
En ese sentido valido de la razón absoluta, el compatriota Cabello demando al El Nacional, La Patilla y el diario Tal Cual e incluye a sus dueños, accionistas, directores y consejo editorial. Pues es importante recordar, que el pasado 18 de abril la denuncia de narcotráfico contra Cabello no prosperó y el abogado Jim Luers advirtió que las acusaciones del militar de la armada que pidió refugio en Estados Unidos “resultaron totalmente falsas”.
Situación, que delata la conjura mediático de esos indignos medios cuya actuación desconoce las reglas democráticas y el ejercicio de la libertad de expresión, que no es otra cosa que el respeto absoluto a la verdad, el apego al estado de derecho y la subordinación al derecho de ser informado verazmente que tenemos los venezolanos.
En consecuencia, ningún monopolio mediático está por encima de la Ley, así como ninguna mafia organizada, puede quedar impune pues lo que está en juego, más allá de la infamia contra el camarada Diosdado, es la confiabilidad de nuestras instituciones, del orden constitucional y del estado de derecho.
El llamado es a todos los que de oficio y/o afición nos expresamos por la prensa libre, a denunciar esta infamia para que nunca más se atente contra la honorabilidad de nadie. Viva la revolución.