Presidente ayúdenos a creer que un mundo mejor es posible. Acabemos con la corrupción y la Venezuela casino
Después de fructíferas discusiones colectivas sobre como revisar, rectificar y reimpulsar las políticas de transición al socialismo, especialmente en la actual coyuntura de severa guerra de cuarta generación manifiesta principalmente en la guerra psicológica, la guerra económica, guerra de política sucia nacional e internacional que intenta asfixiar al proceso revolucionario en el momento que busca reconstruir un nuevo liderazgo capaz de levantar las banderas de Chávez con brillo propio , todas las opciones requieren como base el desarrollo dos elementos fundamentales, la unidad revolucionaria alrededor del liderazgo del presidente Maduro y el ataque frontal a la corrupción.
No hay tercera vía posible entre la opción revolucionaria impulsada por el presidente Chávez y delegada con toda la autoridad moral del líder de este proceso en el presidente obrero Nicolás Maduro y el retorno del poder absoluto a las oligarquías de la derecha, cualquier otro intento, por más puro que intente ser terminará sucumbiendo en manos de la derecha. Una propuesta de tercera vía al estilo Tony Blair o al de María Machado y su capitalismo popular o el fulano "Progresismo" de Falson no sería más que un burdo intento de "perfumar la mierda" tratando de darle "rostro humano" al capitalismo, algo que resulta incoherente ante su naturaleza misma cuyo único principio es la "supervivencia del más apto" sin más valores morales que la protección de sus interese individuales por sobre todas las cosa. Controles estatales solo podrían "contener" la furia depredadora y salvaje mientras el gran capital no vea en riesgo su supremacía. Que más muestra que lo que ocurre en Europa donde el capitalismo convivió por muchos años disfrazado de "humanista" hasta que vio en riesgo su supremacía y comenzó a desmontar sin ningún límite toda reivindicación social con disminución del "gasto social", de sueldos y pensiones, aumento de desahucios y pare usted de contar, en donde como siempre desde el período del esclavismo el pueblo terminó sacrificado para que los ricos pudieran sostener su estilo de vida.
Una tercera vía como la propone Marea Socialista verdaderamente de "izquierda, revolucionaria y chavista" además de no tener opción electoral real pues quedaría irremediablemente confrontada con el liderazgo revolucionario actual lo que en todo caso le permitiría dividir el ya mermado piso político de la revolución, acabaría definitivamente con el inmenso legado del presidente Chávez de lograr amalgamar en un gran movimiento revolucionario socialista a movimientos de diferentes corrientes de pensamiento y a un pueblo en su mayoría sin conciencia de clases, logrando unirlos bajo un objetivo único. Esta vía divisionista es el camino más seguro para el retorno de la derecha.
En este sentido, la unidad revolucionaria es de vida o muerte para mantenernos en la vía de la construcción del socialismo, no se trata de una unidad boba, es ser crítico con lealtad y sentido de oportunidad. Es una muestra del profundo complejo de minoría que nos agobia a los movimientos de izquierda el hecho de que pretendamos rectificar el camino pegando la carrera a un colectivo "más selecto" en lugar de dar la batalla desde adentro de las propias entrañas del gran movimiento que nos legó el comandante supremo y que no me vengan a decir que no se puede porque las maquinarias se imponen en las UBCH, eso es verdad porque los críticos terminan abandonando esos escenarios. ¿Es que la oportunidad de elegir nuestros delegados al PSUV o los candidatos a diputados no nos permitirían cambiar el estado de las cosas en la orientación del partido? No podemos echarle la culpa de nuestra cobardía a otros huyéndole al único combate viable.
El otro elemento indispensable para emprender una verdadera rectificación es el ataque frontal a la corrupción flagelo sembrado en nuestras conciencias que ha utilizado la derecha para posibilitar toda la guerra de cuarta generación que está aplicando, y es que no habría contrabando si no hay corruptos que permiten su paso, no serían posible las ventas con sobreprecio si los funcionarios no sancionaran a los responsables con rigor, no habrían "raspa cupos" si a los que desfalcaron nuestras reservas internacionales privados y públicos a traves de Cadivi estuvieran presos.
Toda revolución tiene que ser cultural para extirpar los antivalores sembrados por más de 15 mil años de sometimiento de ricos a pobres, si no damos grandes pasos palpables sancionatorios a los corruptos especialmente los que supuestamente representan los cambios,, a los revolucionario "socializamos" la corrupción pues le sirve de excusas al raspa cupos, al bachaquero, al ladrón, al indiferente y a todos los que basando su accionar en el facilismo y la ambición personal están convirtiendo a Venezuela en un casino en el que nadie produce y todos apuestan a ganador buscando un chancecito para hacerse de dinero fácil.
Aunque nos sobren argumentos morales para criticar al eslabón más débil pero más popular de la corrupción el bachaquero, el raspa cupos, estos encontrarán una manera para echarle la culpa a la revolución por su incapacidad de castigar a los grandes corruptos, a los que se "robaron" nuestras reservas internacionales y todavía esperamos la fulana lista de "empresas fantasma" y de funcionarios de Cadivi que permitieron ese defalco, de acabar con los contrabandistas y las bandas Civico-Militares que gozan de impunidad. De esta manera en lugar de propiciar una revolución cultural alimentamos al germen que dejo sembrado el capitalismo para mantenernos sometido hasta la eternidad, el "viva la pepa", el "cuanto hay pa eso", el "ponganme donde hay", el "comiendo yo no falta nadie".
A pesar de este cuadro, no nos puede vencer el pesimismo, mucho menos rendirnos después de haber descubierto colectivamente que la única vía a la suprema felicidad del pueblo es construir una sociedad de igualdad, paz y justicia sin excluidos ni privilegiados, es acabar con la explotación del hombre por el hombre, después de conocer de la mano del gigante Chávez que tenemos las herramientas históricas para vencer, de comprender que por la promesa por un mundo mejor vale la pena vivir y sacrificar todo la que haya que sacrificar, que la historia no la escribieron los cobardes, los que sucumbieron a la tentación de una vida fácil, los que se rindieron ante la adversidad, los que perdieron la fe, la historia la escribieron hombres como Bolívar y Chávez que empujaron los cambios aunque el mundo los creía irrealizables.
Somos de esa estirpe, aprovechemos cualquier escenario para impulsar la transformación desde adentro del proceso revolucionario sin esperar a que otros tomen la iniciativa, hagamos parir la historia en y desde la revolución.
Presidente Maduro ayúdenos a seguir soñando con un mundo mejor