¿Y el enemigo? latiendo en la cueva

Chávez y los mánagers de tribuna

Los managers de tribuna tienen un gran problema con Chávez. Cuando el manager de verdad pierde, las estrategias de estos managers de comiquita eventualmente suenan doctas y hasta juiciosas. Lo malo es hilvanarle la estrategia a un manager que ha ganado todos los juegos desde hace siete años. Con un equipo que gana, la crítica simplona sólo tiene un destino: el ridículo. ¡Hay gente que ha perdido este valioso sentido!.

Percibirlos día tras día señalando errores y haciendo propuestas sin haber dirigido jamás ni un equipito de colegio da pena. Verlos desgañitarse intentando señalar lo bien que le iría al equipo grande si lo dirigieran ellos los hace ver feo. Dan mala impresión.

Ahora, consagrarse a este bombardeo de excremento en momentos en que el equipo de verdad, -no el de Pentium ni el de comiquita- está jugando el juego del siglo y enfrente tiene un poderoso equipo, además de mala impresión, causa distracciones imperdonables. Parecieran ligar al contrario para luego gritar: ¡yo lo decía…yo lo decía…!

En momentos en los cuales -en términos reales no beisboleros-, la inmensa maquinaria del imperio más poderoso de la historia pone toda la carne en el asador para extirpar el proceso revolucionario venezolano, haciendo uso de todas las combinaciones posibles de sus libretos, ser causa de distracción es, al menos, tener alguna responsabilidad en las dolorosas consecuencias que tendría para todos el triunfo del imperio. No apelaré a la historia. En general todos conocemos lo que ha pasado. Ahí están reclamando atención los muertos y desaparecidos chilenos, guatemaltecos, dominicanos, haitianos, argentinos y uruguayos, entre tantos otros.

Mientras que en muchos casos se coincide -sospechosamente-, con los medios de desinformación en el señalamiento de cuanta verruga tenga en el rostro la revolución de TODOS, el pueblo, ese pueblo sabio y bueno, está en nuestros barrios organizando grupos de apoyo que permitan ponerle la mano a grupo de paramilitares llegados al centro del país para llevar adelante actos de secuestros, sicariato y terror. Mientras algunos se dedican al juego del “libre disentimiento”, el enemigo nos está latiendo en la cueva. Hace apenas unas horas, en el centro de Caracas, paramilitares contratados por la CIA y empresarios, protagonizaban un tiroteo. Han sembrado paramilitares en el corazón de la patria y eso no son juegos.

Mientras se nos pretende aplicar la fórmula Nicaragua para hundir al país en un clima de terror y violencia que presente como alternativa a la inseguridad y el horror: una paz sin Chávez; mientras se adelanta un ataque aún más feroz contra la imagen del Comandante en Jefe de esta revolución, con el objeto de erosionarla y demolerla; mientras desde adentro del proceso, burócratas y corruptos hacen zozobrar misiones y planes; mientras todo esto ocurre, la misión ineludible de todo patriota que lo sea, es meterle el hombro al proceso.

¿Cómo?

Empujando todos hacia el mismo lado, con orden y concierto, con sinergia, con voluntad férrea,

estando con el ojo pelao,

animando al pueblo,

combatiendo las campañas propagandísticas,

contribuyendo con palabras y acciones a la esperanza del pueblo,

olvidando objetivos personales,

ofreciendo lo mejor de nosotros mismos,

domeñando las vanidades,

quitándose de la mente galones, reales o supuestos,

sacrificándose por la Patria,

Esa es la tarea de todo revolucionario. La tarea no puede ser arrojar dudas sobre la sapiencia demostrada del líder. No puede serlo, así nos tengamos que tragar el orgullo.

¡CON CHÁVEZ TODO!
¡SIN CHÁVEZ NADA!


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Martín Guédez


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